La decisión está en sus manos
Decidió no volver a la iglesia. Estaba avergonzado. El escándalo que protagonizó el fin de semana, no tenía parangón en la historia de aquél conjunto residencial. Él mismo no comprendía el por qué.
Riñó con uno de sus hijos; intervino Laura, su esposa. Estalló la diferencia. Ella insistía en que era inconsciente. Se sintió herido. Reaccionó. Elevó la voz. En cuestión de segundos estaba gritando. No comprendía la razón. Ahora estaba avergonzado.
"¿A qué vuelvo a la iglesia si soy un fracaso?", se preguntaba una y otra vez.
Su esposa, más calmada, le insistía en que regresara. Roberto no sabía qué decisión tomar. Es cierto, Dios le hacía falta en su vida; no obstante, tenía hasta vergüenza se salir del apartamento, pensando en el qué dirían sus vecinos.
¿Qué final escoge usted?
Uno de los ganadores de un importante de los realitys más famosos de Europa, el cantautor, David Bisbal, tiene un tema: "Dígale usted" que tiene dos finales en el video original. Cada quien puede escoger el de su preferencia. Uno es feliz, como si fuera en telenovela, el otro, nostálgico y triste. Pero no es el único caso. Hay muchos. Incluso hay filmes que tienen dos finales que son opcionales para el cineasta.
Pienso en estas posibilidades cuando vuelvo la mirada a lo que es mi vida y la de millares de personas. Hay dos finales y cada quien determina cuál. Uno es el final a la manera de Dios, y el otro, el que escogemos y que es producto de todo cuanto hacemos a lo largo de nuestra existencia.
Voy a ilustrar una respuesta a su interrogante, partiendo de cuatro capítulos del libro de Jueces: desde el 13 hasta el 16. Sin duda ya habrá descubierto que se trata de la historia de Sansón. Él pudo haber tenido un final de victoria, pero fue trágico, porque se distancio de su Creador y adoptó decisiones desacertadas.
Desde antes de la fundación del mundo, Dios tiene planes maravillosos para usted y para mi. Le invito a considerar la historia de Sansón: "Pero los israelitas volvieron a hacer lo malo a los ojos del Señor, y el Señor los entregó al poder de los filisteos durante cuarenta años. En Sorá, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril.