La Fuente de Poder
Salmo 62:11
Hace años, unos obreros estaban construyendo un puente que salvaba una parte del puerto de Nueva York. Mientras buscaban una base para una de las torres de sustentación, dieron con una barcaza llena de piedras que se había hundido profundamente dentro del cieno y sedimentos del fondo de la bahía. Unos buzos fijaron unas pesadas cadenas a la garraba, pero ninguna grúa fue suficientemente fuerte para levantarla.
Al final llamaron a un ingeniero especializado para que ayudase a resolver el problema. Este ordenó que trajesen dos barcazas al lugar. Fijaron cables a las mismas, y se fijaron también firmemente a la barcaza hundida durante la marea baja.
Al ir subiendo la marea, comenzó a levantar a las dos barcaza con su inmenso poder. La barcaza hundida se agitó, y luego respondió, desprendiéndose del fango del fondo oceánico. ¡Había quedado liberada por el poder del océano Atlántico!
De igual modo es como vidas hundidas en el fango del pecado son levantadas de su desesperanza por el empuje celestial del Espíritu Santo. Cuando son capacitadas por su poder, quedan liberadas de los debilitadores hábitos pecaminosos que las han mantenido hundidas.
La capacidad de deshacerse del pecado y de vivir de la manera que debiéramos no se encuentra en nuestra propia energía o fuerza de voluntad. La fuente de nuestra fortaleza es nuestro Creador y Redentor. Junto con el salmista, podemos decir triunfantes: "De Dios es el poder".
Pensamiento: Ejercer nuestra fuerza de voluntad no puede tomar el lugar de rendir nuestra voluntad al poder de Dios.