La única manera en que no desperdiciamos la vida es encontrando la visión de Dios para cada uno de nosotros. Dios tiene un propósito y una visión para usted, si actúa de acuerdo a esta visión, entonces estará sacando provecho a su propia vida.
“más esto es lo dicho por el profeta Joel: Yen los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (Hech. 1:16-18).
Dios dice que los jóvenes verán visiones y los ancianos soñarán sueños, y de esta manera cada quien sabrá lo que Dios tiene para él, y podrá realizarse como persona, dándose cuenta que es de importancia para los demás, para la iglesia y para el mundo. Si está dispuesto a invertir su vida en la visión divina, considere los siguientes aspectos:
Aceptar que Dios tiene algo bueno para su vida. Si vamos a invertir la vida en una visión, que sea la de Dios por que el diablo también tiene una visión para nosotros y es “robar, destruir y matar”, mientras que la de Dioses para que tengamos vida, “y vida en abundancia”. Cuando usted encuentra esa visión y la acepta, entonces el Señor empieza a fluir a través suyo.
La Biblia enseña que muchos hombres no buscan la visión de Dios por que son malos. El Salmo 104 dice el hombre impío no tiene nada de Dios en sus pensamientos. Los únicos que no están interesados en la visión divina son los que no conocen a Jesucristo.
Usted debe aceptar que Dios es bueno y que quiere algo excelente para su vida. El se comprometió en mostrarnos y darnos mucho más de lo que pudiéramos entender o pedir.
Estoy seguro que lo que el Señor tiene para su vida es más grande de lo que usted se pueda imaginar. En una oportunidad estuve en Puerto Rico y, estando en una conferencia le oraba al Señor: “danos la capacidad de llenar el coliseo, respáldanos”.
Mientras oraba de esta manera, un hombre empezó a predicar y explicaba que Abraham había ido delante de Dios a pedirle un hijo, pues consideraba que ésta era su mayor bendición, pero el Señor le dio a entender: “Abraham tu quieres un hijo cuando yo estoy pensando en multitudes”.
Sentí que el Espíritu Santo me decía: “César, tú estás pensando en un coliseo, mientras yo pienso en una nación rendida a mis pis”. En ese momento lloré, diciendo: “Señor ¿Por qué nosotros no podemos creer a tu palabra?”, y él mismo me decía: “porque tú mismo te reduces creyendo que mi visión es pequeña”.
Quiero motivarle querido amigo para que no reduzca su visión, no le dé miedo soñar, no tema confiar en la visión de Dios para su vida porque ésta es grande. Si va a invertir su vida en algo, que desea algo grande y glorifique el nombre de Jesús que cambie su vida, la d otros y, sobre todo, que haga temblar el poder de las tinieblas porque usted soñará que será un problema para l diablo y traerá salvación a miles de personas.
Entender la visión. “porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová Como son más altos los cielos que la tierra , así son mis caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. (Isaías 55:8-9). Muchas personas reciben la visión de Dios y aún dicen: “Yo sé que Dios tiene algo grande para mí”, pero nunca lo comprenden, y como fruto de ello, desconocen que hay un tiempo y circunstancias que deben presentarse para que las cosas se den, empezando a andar a ciegas y desconociendo que Dios quiere darles algo mejor.
Todos hemos recibido promesas d Dios, pero rara vez se entiende que esas promesas equivalen a la visión de Dios para nuestras vidas y, por lo tanto, no invertimos el tiempo para comprenderlas. He conocido a personas que llegan a nuestra iglesia, observan algunos de nuestros procedimientos y luego se van a otros países a dictar seminarios, sin entender que sólo han visto lo externo, el resultado de algo que pudimos entender y luego pusimos en práctica.
Usted tiene que convertirse en un estudioso de la visión, invertir tiempo en meditarla, analizarla. No basta con hacer escuelas de líderes y tener células, se hace necesario comprender ¿por qué?, ¿cómo?, ¿en qué momento?, ¿dónde encajan estas actividades?. Cada persona que tenga una promesa de Dios, para su vida y su familia, tiene que pasar tiempo en oración con esa visión, porque de esta manera comprenderá claramente el propósito.
Entrar en acción. Dice el Señor Jesús: “aquel sirvo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes”. (Lucas 12:47). No se goce usted diciendo que tiene la visión de Dios, el llamado, algo que motiva su corazón, porque puede recibir muchos azotes si no se dispone para prepararse y cumplir genuinamente con la voluntad del Padre.
Muchos hablan de la visión de manera continua pensando que con simplemente tenerla ya se hace realidad, pero este es sólo el primer paso, luego se hace necesario entrar a trabajar la estrategia; cada quien debe preguntarse: ¿qué tengo que hacer para que la visión se convierta en realidad?.
En el mundo encontramos muchos soñadores, personas que visualizan cosas, pero que no tienen la capacidad de lanzarse para hacerlas realidad. Pienso que el problema de fondo radica en que no creen en esa visión y por ello nunca la realizan. La visión debe ser recibida, entenderla y empezar a trabajar para hacerla realidad.
Disposición para prepararse. Todo el que aspire alcanzar la visión de Dios para su vida debe estar dispuesto a prepararse. Muchas palabras proféticas no se hacen realidad, no porque Dios no cumpla, sino por que no nos preparamos para que se hagan realidad y recibirlas.
Si usted cree que Dios va a darle crecimiento; si cree que Dios le va a prosperar, prepárese para recibir esa prosperidad; si cree que Dios le va usar en determinado campo, también prepárese para eso. Porque cuando no nos preparamos, corremos el riesgos de quedar fuera de la visión de Dios.
Formación de un equipo. Moisés nunca hubiera hecho realidad el sueño de Dios del tabernáculo, si no hubiera formado un equipo de artesanos alrededor suyo; tampoco Josué hubiera logrado el sueño de Dios de conquistar a Jericó. David también entendió que hacer de su reino una potencia mundial en su época, le exigía formar un equipo junto a él y así lo hizo.
Algo que tenemos como principio es que Dios da un sueño a un hombre, pero este se acompaña de un equipo que contribuye a que el sueño se haga realidad. El señor Jesús tuvo el sueño de salvar el mundo y levantar su iglesia, y para esto formó un equipo de doce hombres alrededor suyo.
La mayor influencia que tenemos la recibimos de las personas con las cuales nos juntamos. Usted debe cuidarse de aquellos que puedan influir en contra de la visión porque un mal consejero, con pensamientos negativos, va a perjudicar el sueño de Dios en usted.
Los líderes no son confiables solamente por lo que son, sino también por el equipo de personas que lo rodean.
Si va a invertir su vida en la visión de Dios, motive a su equipo a progresar con usted. Algunas personas no pueden trabajar con otras porque hay un espíritu de inseguridad, o de egoísmo en ellas, y esto frena el alcance de la visión.
Si quiere tener un equipo que lo respalde integralmente, debe empezar deshaciéndose de todo egoísmo y de toda inseguridad, reconociendo que no puede crecer solo, es necesario darle a otros la oportunidad de disfrutar de las bendiciones de la visión.
Transmitir la visión al equipo. Muchas personas tienen la visión, pero no la saben transmitir y por eso el equipo no trabaja en la misma dirección; de ahí que sea importante aceptar la visión, entenderla bien, tener la estrategia para realizarla, porque solo así puede comunicarle a su gente cómo actuar para alcanzarla.
Moisés tuvo éxito en la elaboración del tabernáculo porque había entendido claramente la visión de Dios y por esto el pueblo se involucró en ella y pudieron hacer juntos el trabajo. Nosotros tenemos el privilegio de contar con una iglesia en la que no sólo trabaja un hombre, si no que toda la congregación está comprometida porque la visión les ha sido transmitida fielmente.
Todo aquello a lo que Dios nos quiere llevar es muy grande. Disponga para que su vida para que EL le revele la visión, acéptela, compréndala y prepárese juntamente con su equipo para verla convertida en realidad tanto en su vida como en su nación.