Espartaco fue un hombre que tuvo su hora con el destino. Siendo gladiador formó un ejército de esclavos como él que, en el año 71 A.C., se levantó contra las autoridades del Imperio Romano en busca de libertad. Consiguió vencer dos veces a las legiones romanas hasta que, fue derrotado por el general Marco Craso.
Luego del triunfo, el general Craso se dirigió a los miles de soldados de Espartaco que fueron capturados: "Ustedes han sido esclavos y volverán a ser esclavos. Pero les perdonaremos lo que legalmente se han ganado: la muerte por crucifixión. La única condición es que me entreguen al esclavo Espartaco, ya que no lo conocemos de vista".
Luego de una larga pausa, Espartaco se puso de pie y declaró: "Yo soy Espartaco". En seguida un hombre a su lado también se puso de pie y gritó: "Yo soy Espartaco". El próximo hombre hizo lo mismo y un minuto más tarde todo el ejército estaba de pie. Con su actitud, todos los soldados eligieron la muerte.
Uno debe preguntarse: ¿Fue la personalidad de Espartaco la que obró de un modo tan poderoso sobre sus seguidores a tal punto que prefirieron la muerte antes que entregarlo? ¿Fue la visión de libertad que Espartaco encendió en sus corazones, lo que no estaban dispuestos a rendir? ¿Cómo logró semejante lealtad hacia su persona y hacia su visión? ¿Cuál fue el secreto de Espartaco?
Comenzaremos con la búsqueda del secreto de los hombres y mujeres que movieron poderosamente a sus seguidores a alcanzar una visión específica y fueron transformados dramáticamente ellos mismos y sus dirigidos.
¿Qué significa el término liderazgo?
Antes de ofrecer una definición de liderazgo, sin embargo, debemos comenzar limpiando el terreno, ya que si hay un tema sobre el cual abundan nociones erróneas es éste que vamos a tratar. Oímos decir: “Microsoft es líder entre las compañías de software para computadoras...” “Brasil es líder entre los países productores de café...” ¿Es el liderazgo algo tan abstracto? ¿Tiene algo que ver con producción de bienes materiales? Un elevadísimo porcentaje de personas, dependiendo de su trasfondo y experiencia personal, tienden a asociar liderazgo con modelos erróneos que han conocido a lo largo de los años.
En la mayoría de los casos, el perfil que delinean es el de un tirano, de un demagogo o de un déspota. Y, seguramente, les sobran razones para justificar su modo de pensar. Liderazgo, por lo tanto, si ha de ser comprendido cabalmente, no debe ser confundido con las cuatro siguientes distorsiones.
1. Liderazgo no es poder: La primera noción errónea que uno encuentra al hablar de este tema es aquella de que el jefe de la compañía, el capataz de la sección, es su líder. Que los mandatarios de turno de un país son sus "líderes políticos". Que los pastores son los "líderes espirituales" del rebaño de Dios. Liderazgo incluye poder; sin embargo, un individuo puede tener la suma del poder sin que eso signifique que sea poderoso.
Puede ser autoritario, pero esto no quiere decir que tiene autoridad. Todo líder cuenta con cierta medida de poder ejecutivo, derivado de su posición, del dinero que administra, del conocimiento que ha acumulado, o una combinación de todo esto. Pero, ¿son líderes? ¿A cuántos que conozco aspiraría a imitar, a modelar mi vida con el patrón de sus conductas? ¿Estos individuos "poderosos" le inspiran a la grandeza? Esto le dará una pauta somera de la diferencia que hay entre poder y liderazgo.
2. Liderazgo no es posición: Un individuo puede ser llamado a ocupar una posición jerárquica dentro de una empresa, de una institución educativa o de cualquier otra índole. Puede postularse para cierto cargo público y ser democráticamente elegido. Puede ostentar el honroso título de presidente, gobernador, gerente, pastor, anciano o diácono . Todo muy honorable y digno de respeto pero, "la etiqueta no hace al producto". Liderazgo va más allá de un título que alguien ostenta por ocupar una posición. Liderazgo siempre es una función, una tarea a cumplir.
Por esta razón el apóstol Pablo, cuando trata el tema del liderazgo dentro de la iglesia de Dios, dice: "Si alguno aspira a ser supervisor, a buena función aspira"(1 Ti 3:1 NVI). Numerosos individuos aspiran a una posición y, cuando finalmente la logran, pasan a ser el freno de la organización. Todo líder tiene posición, pero no todos los que ocupan una posición son necesariamente líderes.
3. Liderazgo no es personalidad: Los seres humanos somos proclives a crear estereotipos. En muchos círculos cristianos, por ejemplo, se piensa que "poder espiritual" es sinónimo de gritería. Y cuanto más grita un individuo el mensaje, tanto más "poderoso" se lo considera. De la misma manera, cuando de liderazgo se trata, con frecuencia muchos lo asocian con una personalidad extrovertida o con la habilidad de ser persuasivo, y hasta ser algo cómico. Uno de los escritores contemporáneos mas prolíficos sobre el tema, enseña en uno de sus libros que la clave para llegar a ser líder está en desarrollar una personalidad “carismática” o “personalidad plus”. ¿Es el liderazgo cuestión de personalidad?
Para este modo de pensar, John W. Gardner, uno de los escritores mas prolíficos sobre liderazgo, tiene algo significativo que decir: “Los líderes vienen de muchas formas, con diferentes estilos y diversas cualidades. Hay líderes quietos y otros tan ruidosos que uno los puede oír desde la provincia de al lado. Algunos hallan su fortaleza en la elocuencia, otros en la capacidad de emitir juicios acertados, otros en el valor”. Esta verdad también puede ser profusamente ilustrada con ejemplos provenientes de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Moisés lleva al pueblo de Israel hasta la frontera de la tierra prometida; Josué es el que finalmente la conquista e introduce al pueblo en ella. ¿Eran idénticos el uno al otro? Los resultados positivos de sus respectivas gestiones, ¿fueron fruto de sus personalidades carismáticas? Si se analizaran los jueces y los profetas se vería emerger el mismo principio: que cada uno de ellos sirvió efectivamente a su generación no obstante tener personalidades básicas totalmente diferentes. Lo mismo puede afirmarse aún con mayor claridad al observar a los apóstoles que Jesucristo escogió.
Cada uno de ellos tenía caracteres diametralmente opuestos y, sin embargo, cumplieron en forma cabal la misión que les fue encomendada. Pedro entre los judíos, Pablo entre los gentiles, Juan cruzando los límites culturales y alcanzando probablemente a todos. ¿Fue esto el resultado de personalidades carismáticas, de modos de actuar adquiridos en alguna academia? De ninguna manera. Por el contrario, las personalidades carismáticas han sido históricamente, más bien causa de destrucción de muchos individuos porque, con el tiempo, convencidos de su propia infalibilidad, se tornan inflexibles y cerrados al cambio.
Si hay principios que surgen del estudio de la historia bíblica y secular, ellos son: Que los verdaderos líderes no se fabrican en serie. Que nadie puede forjar un líder y que para llegar a serlo, Dios y el individuo deben trabajar unidos en un proceso de desarrollo personal que dura toda la vida.
Cada líder comenzó su carrera con una personalidad básica distintiva: Algunos eran extrovertidos, audaces y seguros de sí mismos; otros introvertidos, inseguros y tímidos. Sin embargo, cada persona que impactó a su organización o a su generación, debió aprender a ser eficaz en el contexto en que fue llamado a servir. Liderazgo no es, pues, sinónimo de cierta personalidad estereotipada.
4. Liderazgo no es una carrera: Ser líder es ser siervo de una misión o causa poderosa. El liderazgo no está diseñado para satisfacer la ambición personal de ningún individuo. Muchos aspiran a ser líderes pero, en realidad, su motivación apunta a las recompensas que conlleva el obrar efectivamente. Les gustaría alcanzar el estilo de vida o "status" de los triunfadores. A diferencia de una carrera vocacional, en la que el individuo hace un esfuerzo por satisfacer su sed de logros y realizaciones, el liderazgo es una misión que lleva por fin ayudar a que los seguidores desarrollen su propio potencial.
La mejor ilustración de todo lo que estamos diciendo, la ofrece la historia del primer rey de Israel. Cuando Saúl fue investido como monarca de la nación judía probablemente no había ningún individuo que en potencia reuniese mayor número de cualidades notables para llegar a ser un estadista destacado. Dotado de capacidades intelectuales y actitudes formidables, cualquiera habría imaginado que al asumir la función de rey, su marcha continuaría siendo ascendente hasta el final.
No obstante, nada pudo estar más alejado de la realidad. Cuando su vida termina, nos asombramos ante el suicidio del rey y la ruina en que se encuentra la nación como consecuencia de su accionar. De la misma manera, hombres y mujeres hoy cuentan con los mismos elementos y oportunidades; no obstante, cuando sus vidas son analizadas desde la perspectiva de la eternidad y con los patrones de la verdadera grandeza, son hallados faltos a pesar de haber tenido oportunidades formidables para hacer un impacto significativo.
Entonces, ¿cómo definir un liderazgo?
Presentamos algunas de las definiciones que ofrecen distintos especialistas sobre el tema:
-Paul Hersey y Kenneth Blanchard: “Liderazgo es el proceso de influenciar las actividades de un individuo o grupo, en un esfuerzo destinado a alcanzar metas en una situación dada”.
-John Gardner: “Liderazgo es el proceso de persuasión mediante el ejemplo, por el cual un individuo (o equipo de individuos) induce a un grupo a alcanzar los objetivos del líder o aquello que comparte con sus seguidores”.
-General Bernard Montgomery: “Liderazgo es la capacidad y la voluntad de reunir a hombres y mujeres para un propósito común y poseer un carácter que inspire confianza”.
-Fred Smith: “Liderazgo es influencia”.
Todos los autores que han estudiado el tema coinciden en afirmar lo siguiente: “El liderazgo está íntimamente ligado con capacidad, actividad, metas e influencia. Y todo esto está sustentado por ciertas cualidades morales que proveen el fundamento para que el liderazgo sea posible”. Por lo tanto, una definición básica de liderazgo sea en el ámbito de lo secular o lo espiritual, sería: La capacidad y actividad de influenciar a individuos para que alcancen metas prefijadas.
¿Hay diferencias entre liderazgo secular y liderazgo cristiano?
Teóricamente, tanto el uno como el otro operan sobre los mismos principios universales, y comparten el elemento más significativo: el individuo. La gran diferencia entre ambos, sin embargo, radica en la misión, las motivaciones y las prioridades.
-Un líder cristiano aspira a que sus seguidores alcancen las metas establecidas por Dios.
-Un líder secular, a que alcancen las metas establecidas por la organización.
-Un líder cristiano motiva a sus seguidores apelando a su amor a Dios.
-Un líder secular establece una relación con sus seguidores basada en un contrato por ganancias materiales.
-La prioridad del líder cristiano es ayudar a los individuos personalmente a fin de que desarrollen su potencial, para que éstos a su vez lo ayuden a cumplir la tarea que Dios le ha encomendado.
-Un líder secular tiene una tarea que cumplir, y el individuo vale en tanto ayude a lograrla; si no lo hiciera, el líder incluso tiene el derecho de despedirlo.
Tomado del libro: El líder del siglo 21
Editorial: Unilit