Basado
en las señales proféticas que vemos a diario,
parece ser que la venida de Jesús está cerca.
Y es por esta razón que siento la urgencia de que
cada miembro del cuerpo de Cristo encuentre su debido
lugar y permanezca fiel, para que podamos ser productivos
en el reino de Dios. Creo que esta es la hora de la iglesia
local.
La
iglesia es el centro desde el cual deben funcionar todos
los dones ministeriales, y de donde deben fluir. En la
iglesia local encontramos todo lo necesario para edificar
el carácter de Cristo en nosotros. Cada miembro
del cuerpo de Cristo debe descubrir su don y llamado y
luego conectarse plenamente a una iglesia local, sometiéndose
los unos a los otros y sometiéndose a los pastores
y líderes que Dios llamó para dicha iglesia.
Cuando en mi oficina llegan personas que desean formar
parte de nuestro cuerpo local –la iglesia- la primera
pregunta que siempre les hago es: “¿De qué
iglesia vienen y quién era su pastor?”
Uno puede aprender mucho de acuerdo
con la respuesta que se obtenga, acerca del tipo de cristiano
que es la persona con la cual se está tratando.
Millones de cristianos asisten a los servicios de la iglesia
solo los domingos por la mañana, y no están
comprometidos física ni espiritualmente con su
iglesia. Sus razones para asistir varían desde
la tradición, el deber religioso, hasta la aceptación
social en la comunidad donde residen. Asistir a la iglesia
una vez por semana calma sus conciencias ante las obligaciones
religiosas.
¡Deténgase a pensar qué sucedería
en su país si estas personas se llenaran del fuego
de Dios y comenzaran a desencadenar y usar sus dones y
talentos en la iglesia! Como resultado se alcanzaría
al mundo con el evangelio. El llamado de la iglesia local
es impactar su comunidad, pueblo o ciudad en el nombre
de Dios. Al lector le hago las siguientes preguntas:
• ¿Cuál es el papel que te corresponde?
• ¿Dónde puedes involucrarte?
• ¿Qué recursos tienes disponibles?
• ¿Qué oportunidades se presentan
ante ti?
• ¿Qué necesitan de ti los líderes
de la iglesia?
• ¿Cuántas veces te solicitaron ayuda?
• ¿Cuántas veces te ofreciste como
voluntario?
Examina qué tienes en tus
manos para ofrecerle a tu iglesia local. Quizás
sientas que no tienes nada que ofrecer, pero eso no es
cierto de ningún creyente. Cada creyente nacido
de nuevo tiene algo que ofrecer. Cada creyente ha recibido
un llamado, el cual se hará evidente una vez que
se involucre en su iglesia local.
“Cada uno ponga al servicio de los demás
el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia
de Dios en sus diversas formas”. 1ª. Pedro
4:10
Principios exitosos
para florecer donde Dios te plantó
A mi entender los de mayor importancia son cuatro:
1. Longevidad
2. Compromiso
3. Actitud
4. Trabajo en equipo
Al examinarlas brevemente, las estaré presentando
desde la perspectiva de florecer en la iglesia local.
Estas son las cosas que vas a necesitar para ser fiel
y estar allí donde Dios desea que estés.
El primer principio para
lograr la longevidad en el ministerio es entender el llamado
de Dios. Mateo 13:37-38 dice: “Respondiendo él,
les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del
Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los
hijos del reino”.Aquí podemos ver que en
las manos de Dios somos “semilla”, y que el
mundo es su campo. Él desea que pongamos nuestras
vidas en sus manos y que le permitamos plantarnos en el
mundo.
Si examinas con detenimiento cómo es que una semilla
produce, podrás adquirir cierta intuición
espiritual. Una semilla se planta en la tierra para que
atraviese un proceso de muerte. Luego una raíz
comenzará a brotar y abrirse paso a través
de la tierra mientras que la lluvia y el sol le van dando
vida. Alguna vez esa semilla piensa: “¿Podré
abrirme paso por toda esta tierra que está encima
de mí, que es tan dura y me siento tan impotente?”.
Pero un día lo logra. La semilla se deja ver, y
el brote se abre ante la luz del sol.
Muchos miembros del cuerpo de Cristo son como esta semilla,
lo único que ven es la tierra acumulada encima
de ellos. Incluso los miembros del personal ministerial
a veces se sienten maltratados y olvidados. Al ver toda
la tierra que los cubre, quizás llegaron a pensar
que Dios se olvidó de ellos.
Si solo permanecieran allí donde Dios los plantó
y decidieran ser fieles durante las temporadas difíciles,
brotarían a su debido tiempo. Una semilla está
destinada a brotar si es que se plantó en buena
tierra. Si reconoces que estás en la voluntad de
Dios y que te encuentras donde debes estar, entonces llegará
el momento en que brotarás porque es el destino
de Dios quien está obrando en ti.
Dios desea que sus hijos crezcan y se conviertan en árboles
plantados junto a corrientes de aguas ¿Alguna vez
notaste algo que es peculiar en un árbol? ¡Nunca
se mueve!
Sin embargo, en el cuerpo de Cristo, la primera vez que
alguien se siente ofendido arranca sus raíces y
se traslada a otro lugar, y entonces se pregunta por qué
razón no hay fruto en su vida. Si un árbol
se desarraiga y replanta continuamente, finalmente las
raíces se morirán.
Dios tiene un propósito para ti. Dios tiene un
propósito en tu vida que debes cumplir. No estás
aquí por casualidad. En Dios tienes un destino
que cumplir y debes buscarle para identificar cuál
es ese propósito. Entonces te conviertes en el
factor decisivo del cumplimiento de dicho propósito.