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Predicas, Sermones y Mensajes de Semana Santa

Encuentra una selección de Predicaciones sobre los padecimientos de Cristo, su agonía, la traición de Judas, la negación de Pedro, su Crucifixión, muerte y resurrección. El Significado de la Pascua, etc.

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Como Ver el Pecado

Reflexiones y Mensajes de Pascua y Semana Santa

Cuando alguien recibe a Cristo suceden dos cosas. Primero, el sacrificio de Jesús en la cruz paga toda la deuda de pecado de esa persona –los pecados pasados, presentes y futuros son perdonados y borrados. Puesto que el pecado era la barrera que separaba al hombre del Dios santo, el nuevo creyente es ahora recibido con agrado en Su presencia.





Pero también es posible que quienes han sido cristianos por mucho tiempo se pregunten si su salvación es segura – a menos que entiendan correctamente su relación con el Señor.

Cuando alguien recibe a Cristo suceden dos cosas. Primero, el sacrificio de Jesús en la cruz paga toda la deuda de pecado de esa persona –los pecados pasados, presentes y futuros son perdonados y borrados. Puesto que el pecado era la barrera que separaba al hombre del Dios santo, el nuevo creyente es ahora recibido con agrado en Su presencia.

Segundo, Dios liquida la naturaleza original rebelde de la persona y le envía Su Espíritu para que more en el nuevo creyente y le guíe.

Al poner nuestra fe en Jesús, todos nos convertimos en nuevas criaturas (2 Co. 5:17). Pero, como el cuerpo y la mente no cambian automáticamente, los hábitos egoístas desarrollados antes de la salvación siguen estando presentes y tentándonos.

Como humanos, cederemos a veces, pero no dejamos de ser salvos por haber pecado. Después que recibimos la gracia de Dios, ésta no puede ser quitada –la salvación no puede perderse ni tampoco invalidarse el poder del Espíritu Santo. Nuestra relación con Dios sigue intacta, aunque necesita ser mejorada por la confesión y el arrepentimiento.

Ser salvo no es ser perfecto. Si lo fuéramos no necesitaríamos de la gracia del Padre.

Él sabe que somos humanos e inclinados a tomar decisiones egoístas, contrarias a Su voluntad. Pero cuando lo hacemos, Cristo actúa como nuestro
Abogado, porque Su sacrificio es lo que hace posible nuestra relación con el Padre


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