En la vida, el significado que le damos a nuestro trabajo puede transformar por completo nuestra experiencia. Esta historia nos muestra cómo tres hombres, realizando una tarea similar, tienen perspectivas radicalmente distintas sobre su labor.
Construyendo una catedral
- El primer hombre golpeaba fuertemente una roca, con rostro duro, sudando. Alguien le preguntó:
—¿Cuál es su trabajo?
Y contestó con pesadumbre:
—¿No lo ve? Picar piedra. - El segundo hombre golpeaba fuertemente otra roca, con rostro duro, sudando. Alguien le preguntó:
—¿Cuál es su trabajo?
Y contestó con pesadumbre:
—¿No lo ve? Tallar un peldaño. - El tercer hombre golpeaba fuertemente una roca, transpirado, pero con rostro alegre y distendido. Alguien le preguntó:
—¿Cuál es su trabajo?
Y contestó ilusionado:
—Estoy construyendo una catedral.
Moraleja:
La grandeza de nuestro esfuerzo no está en la tarea en sí, sino en el propósito que le damos. Quienes ven más allá de lo inmediato y comprenden el impacto de su trabajo, encuentran motivación y alegría incluso en las labores más duras. No solo picamos piedras, construimos catedrales.
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