Ser un hombre bienaventurado no significa solo recibir bendiciones, sino vivir conforme a la voluntad de Dios.
La verdadera bienaventuranza surge de un corazón íntegro, guiado por la sabiduría divina, la justicia y la fidelidad.
A través de la fe y la obediencia, el hombre bienaventurado encuentra paz, propósito y la recompensa eterna prometida por Dios.
El Hombre Bienaventurado
I. La causa de su bienaventuranza.
Él TEME AL SEÑOR (v. 1).
Tiene una CONFIANZA firme en el Señor (v. 7).
Su CARÁCTER es a imagen del de su Señor (v. 4).
II. La naturaleza de su bienaventuranza.
Se DELEITA en la Palabra de Dios (v. 1).
Sus HIJOS son honorables (v. 2).
Su CASA está bien equipada (v. 3).
Su JUSTICIA permanece para siempre (v. 3).
Tiene LUZ en medio de las tinieblas.
Es SALVADO de todo temor (vv. 7, 8).
Será EXALTADO (v. 9).
Sus ENEMIGOS serán humillados (v. 10).