¿Qué Harás con la Cruz? ¿Seguirás viviendo como esclavo de tus errores, o abrazarás la libertad que Cristo compró para ti con su sangre?
¿Qué harás con la cruz? La pregunta no es si la cruz es importante, sino si tú estás dispuesto a vivir bajo su sombra redentora y dejar que transforme cada área de tu vida.
“Dios pagó un alto precio por ustedes, así que no se dejen esclavizar por el mundo” (1 Corintios 7:23, NTV).
El Mercado de Esclavos y el Amor Incomprensible
Contexto bíblico: La historia de Oseas y Gomer (Oseas 3:1-3) es un drama de las escrituras. Dios ordena al profeta casarse con una mujer infiel, Gomer, quien lo abandona y termina vendida como esclava. Entonces, Dios le dice: “Ve otra vez, y ama a una mujer amada por su compañero, pero adúltera… como el Señor ama a los israelitas” (Oseas 3:1).
Oseas va al mercado, paga “quince monedas de plata y un homer y medio de cebada” (Oseas 3:2) —todo lo que tenía— para rescatar a quien, humanamente, no lo merecía. Esta escena es un espejo del corazón de Dios: Él nos compra en nuestro peor momento.
1. La Cruz: El Mercado de Nuestra Esclavitud
a) Nuestra condición sin Cristo
Gomer representa a la humanidad:
- Adicta al pecado (prostitución espiritual).
- Esclavizada (vendida a las pasiones, al mundo, al diablo).
- Sin poder para auto-rescatarse.
Así éramos nosotros: “Todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios” (Romanos 3:23).
Ilustración: Imagina un mercado de esclavos espiritual. Estás en la subasta, y los postores son:
- El mundo (ofreciendo placeres vacíos).
- El diablo (ofreciendo mentiras que destruyen).
- Y entonces, entra Jesús.
b) La transacción divina
En la cruz, Dios hizo lo que Oseas: pagó el precio más alto. Pero no con plata o cebada, sino con “la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto” (1 Pedro 1:19).
Tres verdades de esta compra:
- El castigo cayó sobre Él: “Cristo sufrió por nuestros pecados… el justo por los injustos” (1 Pedro 3:18).
- Jesús llevó nuestra maldición (Gálatas 3:13): pobreza espiritual, culpa, condenación.
- Nos redimió de la esclavitud: “Ustedes no son esclavos; son hijos” (Gálatas 4:7).
- Gomer fue llevada de vuelta al hogar. ¡Nosotros también!
- Nos dio identidad nueva: “Ahora son pueblo de Dios… sacerdotes reales” (1 Pedro 2:9-10).
Contraste: El mundo dice: “Eres lo que logres”. La cruz dice: “Eres lo que Yo pagué por ti”.
2. ¿Cómo Aplicar Esta Redención?
a) Reconocer que necesitamos ser rescatados
El joven predicador del sermón confesó: “Yo no sentía que fuera pecador… hasta que entendí que mi rebelión interna también me separaba de Dios”.
Pregunta: ¿Has admitido que, como Gomer, necesitas un Redentor? No por tus “crímenes”, sino por tu naturaleza pecaminosa (Romanos 7:18).
b) Creer que el precio fue suficiente
Algunos viven como si Cristo hubiera pagado “a plazos”. Pero Romanos 3:24 dice: “Somos declarados justos… gratuitamente”.
Ilustración: Si alguien paga tu deuda, no sigues pagando. ¡La cruz fue un pago completo! (Juan 19:30).
c) Vivir como redimidos, no como esclavos
1 Corintios 7:23 advierte: “No se dejen esclavizar”.
- El pecado ya no es tu dueño (Romanos 6:14).
- Eres templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20).
Ejemplo: Gomer no volvió al mercado. Nosotros tampoco debemos volver a lo que nos esclavizaba.
3. La Respuesta que la Cruz Exige
a) Fe personal
No basta saber sobre la cruz; hay que creer en ella. “Lo que Jesús hizo no surte efecto hasta que tú lo aceptas”.
Invitación: Si hoy entiendes que necesitas ser redimido, ora:
“Señor Jesús, te recibo como mi Redentor. Creo que tu sangre paga mi pecado. Hazme tu hijo/hija hoy”.
b) Gratitud y santidad
“Ustedes no son de ustedes… fueron comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios” (1 Corintios 6:19-20).
Aplicación práctica:
- Rompe cadenas: ¿Qué adicción, amargura o hábito pecaminoso necesitas soltar?
- Camina en libertad: Usa tu nueva identidad para servir a Dios (Oseas 3:3).
¿Qué Harás con la Cruz?
La historia de Oseas y Gomer termina con restauración. Pero la nuestra no termina: ¡Cristo vive, y su redención es eterna!
¿Qué harás con la cruz? Puedes mirarla como un simple símbolo religioso, un adorno más en tu vida, o puedes verla como el lugar donde el amor más radical de la historia se estrelló contra el pecado más oscuro. Hoy esa cruz te interpela: ¿seguirás viviendo como esclavo de tus errores, o abrazarás la libertad que Cristo compró para ti con su sangre?
Oración final:
“Padre, gracias por pagar el precio más alto. Ayúdanos a vivir como redimidos, no como esclavos. En el nombre de Jesús, amén”.