El siervo israelita

El siervo israelita lo era siempre por pobreza; en un momento dado se veía obligado a venderse (Levítico 25:39Amós 1:68:6), quizás por la deuda de un par de zapatos, o para rescatar al padre o esposo entregado a un prestamista como prenda viviente (2 Reyes 4:1Nehemías 5:5Isaías 50:1Job 24:9).

En ocasiones se trataba de un ladrón que no tenía con qué hacer completa restitución (Éxodo 22:3). La ley prescribía que ningún israelita debía ser humillado por ser esclavo (Levítico 25:39–43); y cada siete años los siervos israelitas debían ser liberados y recuperar sus bienes (Éxodo 21:2Deuteronomio 15:13ss).

Si alguien quería renunciar voluntariamente a su emancipación, por amor de su esposa o los hijos, podía optar por la servidumbre perpetua (Éxodo 21:5). La sierva casada con el patrón no podía ser enajenada (Éxodo 21:7–11Deuteronomio 21:14).

Contra la esclavitud causada por la desigualdad económica protestó el profeta Amós (1:68:6) y se indignó el gobernador Nehemías (5:5). El rescate del siervo por uno de sus hermanos (Levítico 25:48) llegó a ser expresión de la acción redentora del Dios de Israel (Éxodo 6:62 Samuel 7:23; cf. Gálatas 4:4-5).

En los tiempos de Jesús todavía subsistía la institución israelita de la esclavitud, independientemente del sistema romano. Se menciona al siervo (griego, dúloi, de una raíz que significa, atados) del sumo sacerdote (Mateo 26:51Juan 18:18), del centurión de Capernaum (Mateo 8:9) y de un oficial del rey (Juan 4:51).

Jesús se refiere a menudo a los siervos, mayormente en sus parábolas: proclama la identificación del siervo con su patrón (Mateo 10:24), advierte contra servicios inconsiderados (Mateo 13:28), compara el perdón de los pecados con la condonación de la deuda de un siervo (Mateo 18:23, 34), elogia la lealtad y prudencia de un siervo que administra sabiamente (Mateo 24:45–51), señala la responsabilidad por los bienes recibidos en custodia (Mateo 25:14–30) y destaca el valor de prestar servicios desinteresados (Lucas 17:7–10).

Efectivamente Jesús no desprecia ninguna persona por su condición social o económica.

Afirma que quien desee ser el primero deberá estar al servicio de todos (Marcos 10:44), porque aun el Hijo del Hombre da su vida en rescate por muchos, como precio por la redención y la libertad (Marcos 10:45). Decide no llamar siervos a sus discípulos, porque el siervo no sabe lo que hace su patrón; los llama amigos porque les ha comunicado todo lo que el Padre le ha dicho (Juan 15:15).

Los apóstoles se consideran «esclavos de Dios y de Jesucristo» (Gálatas 1:10Filipenses 1:1Santiago 1:1Apocalipsis 1:1), y aúnan en un servicio espontáneo (Gálatas 5:131 Pedro 2:16) la libertad cristiana y la obediencia a Dios.

En las primeras iglesias había muchísimos siervos creyentes e incluso siervos de patronos cristianos (1 Timoteo 6:2).

Pablo predica sobre la base de la igualdad espiritual de siervos y libres (1 Corintios 12:13Colosenses 3:11), pero notablemente no piensa en un cambio de la estructura social (1 Corintios 7:22ss).

Sin embargo, en Filemón 16, el apóstol recomienda ante su patrón a un siervo que se había fugado y le ruega que lo trate «no ya tan solo como siervo sino como más que siervo, como hermano amado».

Muchos ven esto como una exhortación indirecta a concederle la libertad a Onésimo (→ Filemón). En otros pasajes neotestamentarios se exhorta a los siervos a servir lealmente a sus amos (Efesios 6:51 Timoteo 6:1Tito 2:91 Pedro 2:18), para dar un testimonio de laboriosidad por Cristo; pero también se exhorta a los patronos a ser responsables en su tratamiento de los siervos (Efesios 6:9).

La explotación del hombre por el ser humano es superada por el ejemplo servicial de Cristo mismo (Filipenses 2:7) y por la igualdad de todos en Cristo (1 Corintios 12:13Gálatas 3:28Colosenses 3:11Filemón 16).

El hombre no es una cosa ni un instrumento simple de trabajo privado de su humanidad. Y el creyente es un hijo de Dios, en espera de la redención de su cuerpo (Romanos 8:21ss). No es ya esclavo sino → diácono (Juan 12:26).

El término griego diákonos, que se traduce también «siervo» o «ministro», presenta un enfoque muy distinto.

El esclavo es una persona dependiente, mientras el diácono es una persona que hace un trabajo, sea libre o dependiente, y presta especialmente un servicio social: sirve mesas, atiende al prójimo, da de comer y beber, hospeda, viste, cuida enfermos, hace algo por los más pequeños (Mateo 23:1125:42ssMarcos 9:35Lucas 12:37Juan 12:26Hechos 6:2).

La insistencia de Jesús en el servicio voluntario y abnegado inspira a la iglesia primitiva. En Jerusalén se eligen siete griegos para la distribución diaria (Hechos 6:5), y Tabita en Jope y → Febe en Cencreas viven para servir a otros (Hechos 9:36Romanos 16:1); en Filipos y en Asia Menor los hermanos prestan ayuda (Filipenses 1:11 Timoteo 3:8–132 Timoteo 1:18).

La diakonı́a era un ministerio carismático, y no meramente una institución (Romanos 12:7-81 Corintios 12:281 Timoteo 4:61 Pedro 4:11). Arquipo había recibido un don para ayudar en Colosas (Colosenses 4:17), y Tíquico es recomendado a los efesios (Efesios 6:21) porque como fiel ayudante consuela sus corazones.

Pablo describe su propia vida y labor apostólica de reconciliación como un servicio prestado a Dios voluntariamente (2 Corintios 6:4Colosenses 1:23); va a Jerusalén para entregar una colecta de solidaridad a los necesitados (Romanos 15:25).

Está tan interesado en el concepto de servicio que lo extiende a los magistrados y considera la aplicación de las leyes una real diakonı́a (Romanos 13:4). El espíritu de esclavitud y temor ha sido desplazado por el espíritu de adopción; se ha manifestado la gloriosa libertad de los hijos de Dios (Romanos 8:15, 21Gálatas 4:5ss) y ellos son emancipados del pecado y hechos siervos de Dios (Romanos 6:22).

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