«pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Isaías 40:31).
Los que esperan en el Señor obtienen una adición maravillosa a sus recursos: tendrán alas. Son dotados con poder para sobreponerse a las cosas. Los hombres que no se remontan siempre tienen una perspectiva muy pequeña de las cosas.
Se requieren alas para ampliar la visión. La vida del que tiene alas se caracteriza por un sentido de proporción. Para ver las cosas correctamente, debemos alejarnos de ellas.
Una aflicción que se mira desde las tierras bajas puede parecer tremenda; si se mira desde las alturas, puede parecer pequeña e insignificante. «Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento». ¡Qué perspectiva tan amplia!
Y he aquí otra gran cita: «En nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros». Esta es una vista a vuelo de pájaro. Ve la vida como un todo. Qué poderosa es el ave de la cual se toma la figura. «Como las águilas». Qué fuerte son sus alas.
Esa fuerza será nuestra si esperamos en el Señor. Seremos capaces de remontarnos por encima de las desilusiones, sin importar lo grandes que sean y volar hasta la misma presencia de Dios. Vivamos la vida con alas.
El poder de las alas nos da el don de remontarnos y ver cómo las cosas se relacionan unas con otras.
Volar extensamente nos permite ver extensamente.
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