Un valle cubierto de huesos secos se transforma en un desafío a la fe para el profeta. Ezequiel 37:1-10
La historia del profeta Ezequiel es sin duda una de las historias más asombrosas de la manifestación del poder de Dios.
Ningun poder creado puede restaurar los huesos humanos y darles vida. Solo Dios puede hacerlos vivir. La piel y la carne los cubrieron y, entonces, al viento se le dijo que soplara sobre estos cuerpos; y volvieron a la vida.
El viento es figura del Espiritu de Dios y representa su poder vivificante.
La vision era para alentar a los judios desfallecientes; para anunciar su restauracion despues del cautiverio, y la recuperacion de su dispersion al presente tan prolongada. —Tambien era una clara alusion a la resurreccion de los muertos; y representa el poder y la gracia de Dios en la conversion a El de los pecadores mas desesperanzados.
Miremos a Aquel que, al final, abrira nuestras tumbas y nos sacara para juicio, para que nos libre del pecado, ponga su Espiritu dentro de nosotros, y nos guarde para salvacion por su poder por medio de la fe.
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