Jesús y los Supersónicos
Pastor Tony Hancock
¿Qué será del futuro de la raza humana? Existen muchas opiniones. Algunos, por ejemplo, piensan que las fuerzas deshumanizadoras de la industrialización y el control gubernamental resultarán en una cultura autocrática donde se pierde toda semblanza de dignidad y voluntad propia.
La película Metrópolis, creada en los años 20 por Fritz Lang, es un buen ejemplo de esta visión del futuro, como lo es la novela 1984. Aunque son deprimentes, estas ideas no parecen ser tan imposibles. Con el anuncio reciente de los planes que tiene el Pentágono de construir una base de datos llamada TIA con información sobre cada transacción electrónica que toma lugar en los Estados Unidos, no parecemos estar tan lejos de ese mundo.
Por el otro lado, existe la opinión de que el futuro será un paraíso en el que cada familia tendrá su jet privado, las ciudades podrán elevarse para escaparse de las nubes, y no existirá la enfermedad. Esta posibilidad se ha representado de una manera humorística en la serie televisiva Los Supersónicos, y más recientemente en la película del mismo nombre.
¿Cuál será la verdad? Bueno, en cuanto a lo que sucede aquí en esta tierra, quizás una combinación de las dos cosas. La Biblia habla de tiempos de gran sufrimiento que vendrán sobre la tierra, y a la vez habla del gran potencial que tiene el ser humano a causa de su creación a la imagen de Dios. Es seguro que habrá más descubrimientos científicos increíbles, y que también habrá más guerras y más control gubernamental.
Pero detrás de estas imaginaciones acerca del futuro de la humanidad hay una pregunta más profunda y más significativa: ¿Hacia dónde vamos? La cultura actual cree que el hombre es producto de un largo proceso de evolución; algunos creen que hemos llegado al final del camino, y otros creen que el hombre seguirá evolucionando.
Los que conocemos la revelación bíblica sabemos que la evolución no es la explicación de nuestro origen, aunque nadie puede negar las adaptaciones pequeñas que son parte de la creación de Dios. Pero más allá de eso, sabemos que el hombre no es producto de la evolución, ni seguirá por sí solo en un proceso de evolución y mejoría. Más bien, el hombre está en un proceso de devolución, de retroceso.
Somos incapaces de progresar solos. Pero hay una potencialidad para la humanidad que supera aun los sueños de los Supersónicos. Hay un futuro glorioso para el remanente de la humanidad que se vale de la oportunidad para disfrutar de un glorioso destino.
Lectura: Hebreos 2:5-18