Señor: que mis palabras sean tiernas y dulces ¡pues quizás el día de mañana deba tragármelas!
Muchos padres y sus hijos adultos están atrapados en la misma trampa. Tienen deseos de acercarse el uno al otro, pero los separa un profundo abismo de antagonismos, sentimientos heridos o resentimientos. Intentan atravesarlo y se envían palabras el uno al otro, pero muy a menudo las palabras no llegan, o si llegan, trasmiten un mensaje erróneo y el abismo se ensancha aún más.
La reedificación de una relación requiere de esfuerzo
Me llega mucha correspondencia de padres que tratan de recuperar la relación con sus hijos. Una vez que superamos el estado de shock que nos provoca el hecho de que nuestros hijos tomen un desvío en la vida, una de las cosas que más nos preocupa es saber cómo relacionarnos con nuestro hijo o hija
No deseamos perdonar lo que ellos hacen, pero tampoco queremos condenarlos o juzgarlos. Después de todo, somos llamados a ser testigos, no jueces.
Cartas como las que presento a continuación son típicas de personas que se esfuerzan por relacionarse con sus hijos:
“Nuestra hija, que cursa su penúltimo año en una universidad cristiana, cree en el Señor y es de.tierno corazón, pero se ha autoconvencido de que la Biblia no la condena por el estilo de vida que ha elegido. Le hemos dicho que la amamos y que siempre estaremos dispuestos para ayudarla, pero que no estamos de acuerdo con ella con respecto a ese asunto. Ella parece estar cada vez más metida en esa manera de vivir y necesitamos saber cómo tratar con todo esto”.
“Este año para el Día de la Madre, nuestro hijo de 25 años, que ha estado entrando y saliendo de drogas estupefacientes y alcohol, nos dijo que pensaba que era homosexual... Nuestros corazones están quebrantados y la primera reacción fue: «Si eliges ese estilo de vida, ya no eres miembro de la familia». Desde entonces, han habido conversaciones, súplicas y estoy segura que ya sabrás el resto.”
Al responder a estas cartas, intento expresar algunos de los principios que aprendí durante los once años que Larry estuvo separado de nosotros, así como también los años que han transcurrido desde que abandonó su anterior estilo de vida y quedó limpio delante de Dios.
1. Métete una media en la boca
Cuando el estado de shock, la ira y la furia te ataquen, métete primero una media en la boca y déjala allí durante seis meses por lo menos. A pesar del deseo irrefrenable que tengas de lanzar un ataque de versículos de las Escrituras, sermones, acusaciones o cosas peores, solo cállate, cállate. No será de ningún beneficio que des rienda suelta a tu enojo.
Ten cuidado con el uso de palabras que cortan y acuchillan, porque puede llegar el día que debas tragártelas.
2. Cuando arrecien las pruebas, usa amor firme
Cuando un hijo elige un estilo de vida que es autodestructivo, necesita de tu amor más que nunca, pero lo que se necesita es amor firme, no un sentimentalismo almibarado. Con esto no quiero decir que los padres debieran volverse malos o desinteresados. El amor firme es diferente y por lo general es lo más difícil que pueda intentar demostrar un padre. Hagas lo que hicieres, debes aprender a no permitir que este ser querido te manipule. Puede usar la mentira, el robo, las amenazas, la adulación... lo que sea, con tal de forzarte a entrar en su juego y de este modo controlarte. Para que eso no suceda, ten en mente los siguientes puntos:
* No debes sentirte responsable por la adicción de tu hijo. Esto solo te hace sentir enojado, deprimido, culpable y hasta físicamente enfermo.
* No intentes rescatar a tu ser querido. Deja que tu ser querido sufra como resultado de sus propias decisiones y acciones. Los padres deberían recordar que no pueden tapizar de piel el chiquero para sus hijos pródigos. Acepta el hecho de que este será un tiempo muy difícil para él, en especial si puedes ver a diario la adicción autodestructiva de tu ser querido. Haz lo posible por tratarte con el mayor amor y cuidado que puedas. Realiza cosas que sean divertidas y enriquecedoras para ti.
* Encuentra un grupo que pueda brindarte apoyo y la confianza de que es necesario que te desprendas del problema. Mantén tu compasión a cierta distancia. Tú no puedes salvar a esta persona, aunque quieras hacerlo.
* Tu ser querido es una persona que depende mucho, no solo de su área vulnerable en particular, sino de ti. Esta persona te necesita más de lo que tú la necesitas a ella. Es un ser negativo y no reconocerá su dependencia. Sin embargo, deberás enfrentarte a la realidad, aunque él no lo haga, y modificar tu propia vida para fortalecerte y no permitir que te dé un tirón hacia abajo.
* Si tu hijo amenaza con irse para nunca volver a verte, recuerda que lo que te ataca es la rebelión. En realidad, te necesita más de lo que jamás pueda admitir. Tu felicidad realmente no depende de él. Puedes sobrevivir, aun cuando cumpla con lo amenazado. Aunque no sepas dónde ni cómo está, se lo has entregado a Dios y ahora Él tiene su mano sobre tu hijo. Puedes estar seguro de que el hijo adulto seguirá negando la verdad mientras esté decidido a permanecer fuera de comunión. Recuerda que muy en sus adentros conoce la verdad, a pesar de lo que diga o de cómo racionalice su conducta cuando se sienta «atacado injustamente».
* ¡El amor firme es difícil para todos! ¡Duele tanto como la cirugía! Pero es igualmente necesario. Deja de decirte: “sufre tanto... debo ayudarlo”. Si sigues haciéndolo, lo ayudarás a tomar las decisiones que no le convienen. El amor firme implica permitirle que sufra lo que sea necesario para que busque la ayuda apropiada.