Jeremías 31:3 dice: “Con amor eterno te he amado.” Eso es lo que dice la Biblia – ¿Usted lo cree? Me costaron muchos años – años caminando con Dios –para creerlo.
Esta creencia cambió mi vida. Pasé mi niñez y juventud pensando que mis papás (¡y Dios!) me amarían si yo hacía cosas buenas, buenas obras. Por eso – ¡las hice! Tanto quise ser la amada.
Pero dentro de mi ser no me quedaba la certidumbre que era yo amada, tal y como era…tal y como soy. Las palabras y acciones de mi querido esposo más las palabras y acciones de mi querido Señor me cambiaron.
Después de leer el Salmo 139 diario, por muchos meses (¡años!), me di cuenta de que es cierto – ¡soy una hija amada!! ¡Tengo mucho valor! ¿Cuánto vale usted? Cuando ve al espejo, o cuando piensa en si misma, ¿ve a una persona de gran valor? Es cierto… usted es muy importante.