Sanando el Pasado

Sanando el pasado es un proceso que comienza con el poder de la gracia de Dios.

Sanando el pasado implica aprender a perdonar, tanto a los demás como a nosotros mismos.Las heridas emocionales, los errores cometidos y los recuerdos dolorosos pueden ser una carga difícil de llevar, pero en Cristo encontramos restauración.

Olvidar, sepultar y sanar el pasado para avanzar

Lo llamamos “Pelufo”, pero realmente es Carlos Olmos. Le pregunté cuál es el objetivo de la reunión, y me dijo: “Yo quiero que los hombres avancen. Pero para avanzar, tenemos que olvidar, sepultar y sanar nuestro pasado”.

El versículo que compartió es Filipenses 3:13, donde Pablo dice: “Olvido lo que queda atrás y me esfuerzo por alcanzar lo que está delante, avanzo hacia la meta para ganar el premio que Dios nos llama a recibir en Cristo Jesús”.

Carlos mencionó que no se extendería más de 10 minutos, porque lo más importante es la oración. Aquí escuchamos las historias de algunos, pero cada uno de nosotros tiene su propia historia y su propia prueba.

A veces, cuando pasamos por una prueba, pensamos que somos los únicos atravesando algo tan difícil, o que nuestra prueba es la peor de todas. Veo las caras de algunos, y es como si estuvieran muriendo, pero la verdad es que todos enfrentamos pruebas.

Las pruebas son comunes, pero Dios tiene un propósito en ellas

La Biblia lo dice claramente en 1 Pedro 4:12: “Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están soportando, como si fuera algo insólito”. Y en 1 Corintios 10:13 añade: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación o prueba que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que sean probados más allá de lo que puedan aguantar”.

Lo que quiero resaltar es que ninguna prueba que enfrentamos es única. Todos estamos pasando por algo. Cuando comenzó la pandemia, hace ya 20 meses, para muchos parecía el fin del mundo. Lo que habíamos construido durante años parecía derrumbarse en pocos meses.

Pero, aunque no entendamos muchas cosas, Dios ha permitido esta prueba para revelar aspectos en nosotros que no sabíamos que existían. Cosas en las que teníamos que trabajar, no solo en nosotros mismos, sino también en nuestras familias, en nuestros hijos, en nuestras esposas.

Perdonar para sanar el pasado

Dios quiere que perdonemos, que renovemos nuestra mente, que olvidemos el pasado, que echemos fuera los demonios que se aprovecharon de esta situación y que volvamos a construir los muros.

Hoy, mientras ministrábamos, vi el cuadro de lo que le pasó a Israel cuando estuvieron en Babilonia. Todo fue destruido, pero cuando regresaron a Jerusalén, su misión fue reconstruirla. Eso es lo que tenemos que hacer: reconstruir.

Pero para olvidar nuestro pasado, primero tenemos que recordarlo. Suena contradictorio, pero es así. No podemos sanar lo que no conocemos. Por eso, quiero compartir algunos puntos que nos pueden ayudar en este tiempo de oración.

Reconstruir lo que se ha derrumbado

Durante la pandemia, encerrados en casa, nos dimos cuenta de muchas cosas. En primer lugar, de nuestros temores.

Temores como: ¿Qué pasa si me despiden del trabajo? ¿Qué pasa si la empresa que construí en 20 años se derrumba? ¿Qué pasa si mi matrimonio no resiste? ¿Qué pasa si mi esposa se da cuenta de que no soy gran cosa? Algunos perdieron sus trabajos y comenzaron a sentirse como perdedores, pensando que no podrían volver a construir lo que tenían antes.

También nos dimos cuenta de que somos vasijas de barro. Durante la pandemia, muchos pasamos demasiado tiempo sin hacer nada. Al principio, pensamos que sería solo un mes o dos, y nos dimos el lujo de ver series, pero luego nos dimos cuenta de que podríamos pasar el resto de nuestras vidas frente al televisor o al celular, haciendo nada.

Algunos descubrieron que estaban atados al alcohol, a la pornografía, o a las redes sociales. Nos dimos cuenta de que, aunque en la iglesia mostramos una fachada de adoración, en casa, frente al televisor, quizás no amábamos a Dios como creíamos.

Reconocer nuestras debilidades: También nos dimos cuenta de que estamos siendo gobernados por nuestros sentimientos. Alguien compartió un mensaje poderoso sobre esto, y hoy mismo lo puse en práctica. Mientras montaba mi bicicleta, un carro casi me atropella, y mi reacción fue de enojo. Recordé que no debemos dejar que las cosas externas nos gobiernen, pero en ese momento, mis emociones me controlaron.

Renovar nuestras disciplinas espirituales: Además, muchos perdieron sus disciplinas espirituales: orar, leer la Biblia, asistir a cultos. Algunos incluso dejaron de conectarse a las reuniones virtuales. Yo, personalmente, no me perdí ni una oración ni un culto, pero sé que muchos lo hicieron. Y a aquellos que se fueron de la iglesia durante este tiempo, les aseguro que no se conectaban regularmente.

Reconstruir relaciones: También nos dimos cuenta de cuánto nuestras esposas nos necesitan. Algunos hombres se sintieron abrumados al ver que sus esposas dependían tanto de ellos, mientras que otros se dieron cuenta de que sus esposas no los necesitaban tanto como creían. Esto nos llevó a reflexionar sobre nuestra independencia y nuestra necesidad de espacio, pero también sobre la importancia de estar presentes para nuestras familias.

Oración:

Señor, hoy te entregamos todo lo que hemos tenido que soportar en este tiempo de pandemia. Te entregamos nuestros temores, nuestro desempleo, nuestra frustración y la sensación de que no somos gran cosa. Te entregamos nuestras luchas, nuestras faltas y las mentiras que el enemigo ha puesto en nuestras mentes.

Queremos olvidar todo eso y volver a construir, como lo hicieron los israelitas al regresar a Jerusalén. Ayúdanos a avanzar, a sanar y a encontrar nuestro propósito en Ti. Amén.

Andres Corson
Latest posts by Andres Corson (see all)