Título: Es un canto del soldado, así como un himno de viajeros. Hay un ascenso en el mismo Salmo, que se levanta a la mayor elevación de confianza sosegada. C. H. S.
Título y tema: David lo escribió para que lo cantara el pueblo cuando ascendía a las fiestas santas en Jerusalén. Cuando se hallaban dentro de las tres murallas, todas las cosas alrededor de los peregrinos contribuían a explicar las palabras que cantaban dentro de estas murallas seguras. Una voz dirigía el Salmo con su personal «Yo», pero diez mil hermanos y compañeros se unían al primer músico y entonaban el coro del refrán. C. H. S.
Titulo: Cántico gradual. Se ha conjeturado que este breve cántico, o mejor, suspiro, puede haberse oído por primera vez en los días de Nehemías, o bien bajo las persecuciones de Antioco.
El Salmo: En el año 1582, este Salmo fue cantado en una notable ocasión en Edinburgo. Un ministro encarcelado, John Durie, había sido puesto en libertad y fue recibido al entrar en la ciudad por doscientos de sus amigos. El número creció hasta que se halló en medio de una compañía de dos mil, que empezaron a cantar a medida que avanzaban por la Calle Alta: «Que lo diga Israel», etc.
La fe ha alabado a Jehová por liberaciones pasadas, y aquí se eleva a un gozo confiado en la seguridad presente y futura de los creyentes. Afirma que estarán seguros para siempre los que confían en el Señor. Podemos imaginamos a los peregrinos entonando este cántico cuando deambulaban por los muros de la ciudad.
Éste es el séptimo paso o peldaño y, por tanto, podemos encontrar alguna perfección especial de gozo en él; no buscaremos en vano. Vernos aquí no sólo que Sión permanece, sino que su gozo vuelve después de la aflicción. El permanecer no es todo, se añade el ser fructífero.
El título probablemente indica que David escribió esto para su hijo Salomón, en quien tanto se regocijaba, y cuyo nombre, Jedidiah, o «amado del Señor», es introducido en el segundo versículo. El espíritu de su nombre, «Salomón, o pacífico», respira en todo este Salmo encantador.
Hay aquí un progreso en la edad, porque vamos de los hijos a los nietos: y también un progreso en felicidad, porque los hijos que en el Salmo anterior eran saetas, aquí son renuevos de olivo, y en vez de hablar de «los enemigos en la puerta», cerramos con «Paz sobre Israel!» Así pues, paso a paso, estamos ascendiendo. C. H. S.
Título: «Cántico gradual». No me es posible ver que este Salmo esté un paso más allá del anterior; y, con todo, es claramente el canto de un individuo anciano y muy probado, que mira hacia atrás a una vida de aflicción en la cual ha sufrido constantemente, incluso desde su juventud. En cuanto la paciencia es una gracia más elevada, o por lo menos más difícil, que el amor conyugal, el ascenso o progreso quizá pueda verse en esta dirección.
Llamamos a este Salmo De profundis: «desde lo profundo», que son sus primeras palabras. Desde estas profundidades clamo, gimo, velo, espero. En este Salmo oímos acerca de la perla de la rendición (vers. 7 y 8); quizás el dulce cantor no habría hallado esta joya si no hubiera sido lanzado a lo profundo. «Las perlas se hallan muy hondo». C. H. S.
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