Esta oda quejumbrosa es una de las composiciones más encantadoras de todo el libro de los Salmos, por su poder poético. Si no fuera inspirada, ocuparía un lugar muy elevado en poesía, especialmente la primera parte de la misma, que es tierna y patriótica en alto grado.
Este Salmo está colocado en el lugar apropiado. Fuera quien fuera quien editó y ordenó estos poemas sagrados, tenía buena vista para notar la oposición y el contraste; porque si en el Salmo 137 vemos la necesidad de silencio ante los provocadores y burladores, aquí vemos la excelencia de una confesión valerosa.
Uno de los himnos sagrados más notable. Canta la omnisciencia y omnipresencia de Dios, infiriendo de ellas el derrocamiento de los poderes de maldad, puesto que El ve y oye los hechos y palabras abominables de los rebeldes y, sin duda, los tratará en conformidad con su justicia.
Este Salmo está en el lugar apropiado y a continuación del 139, de modo que casi puede leerse tras el anterior sin hallar una brecha entre los dos. El conjunto del Libro de los Salmos quedaría dañado seriamente si se interfiriera con el orden de los mismos, como algunos han propuesto. Es el grito del alma acorralada, la súplica de un creyente perseguido incesantemente y sitiado por enemigos astutos, que ansían su destrucción.
Título: «Salmo de David». Sí, David está bajo sospecha; tiene miedo de hablar para no inculparse él mismo, inadvertidamente, al tratar de defenderse; David, calumniado y sitiado por sus enemigos; David, censurado incluso por los santos, y tomándolo con paciencia; David, deplorando la condición del bando piadoso por el cual había sido reconocido como jefe; David, esperando en Dios con expectación confiada.
Título: «Masquil de David». Este «Masquil» está descrito para nuestra instrucción. Nos enseña principalmente por medio del ejemplo la forma de ordenar nuestra oración en tiempos de aflicción. Una instrucción así es una de las partes más necesarias, prácticas y efectivas de nuestra educación espiritual.
Título: «Salmo de David». Se parece tanto a otros Salmos davídicos que aceptamos el título sin la menor vacilación. La historia de David lo ilustra, y su espíritu respira en él. Por qué ha sido clasificado como uno de los siete Salmos Penitenciales no podemos decirlo; porque es más bien una reivindicación de su propia integridad, y una oración indignada contra sus calumniadores, que una confesión de falta.
Nos parece muy probable que el Salmista, recordando que había recorrido ya antes parte de este territorio, sintió que su mente se dirigía hacia nuevos pensamientos, y que el Espíritu Santo usó esta disposición de David para sus propios propósitos elevados.
Título: Ciertamente la alabanza de David es la mejor alabanza, porque es la de un hombre de experiencia, de sinceridad, de calma y de intenso fervor en el corazón.
División: Nos hallamos ahora en los «Aleluyas». El resto de nuestro camino transcurre por 105 montes deleitosos. Todo es alabanza al final del libro. La clave es aguda; la música son címbalos que retiñen. ¡Oh si tuviéramos el corazón lleno de gratitud gozosa, para poder correr, saltar y glorificar a Dios como hacen estos Salmos! C. H. S.
Suscríbete a nuestro Canal de Youtube para ver más mensajes!
VER PAGINA