Esperanza para los Grandes Pecadores
Una mujer escocesa miraba detenidamente a Rowland Hill, el gran predicador de antaño. Después de un rato, Hill le dijo: -Bien, buena
Una mujer escocesa miraba detenidamente a Rowland Hill, el gran predicador de antaño. Después de un rato, Hill le dijo: -Bien, buena