La "Pasión de Cristo" opaca a la ceremonia de los Oscar
mié, 25 de feb de 2004 - 14:01

 

(AFP) - Con acusaciones de violencia y antisemitismo, la expectativa por la película "La Pasión de Cristo" -estrenada este miércoles en Estados Unidos- superó ampliamente a la que generan los Oscar, a sólo cuatro días de que se celebre la máxima ceremonia del cine.

Dirigida por Mel Gibson, la película -que narra las últimas doce horas de Jesucristo- se estrena este miércoles de ceniza en 4.000 salas cinematográficas estadounidenses -cerca del doble de las 2.500 previstas en un inicio- y su éxito de taquilla está más que asegurado.

Los expertos coinciden en que Gibson, un católico fundamentalista, tardará pocas horas en recuperar los 25 millones de dólares que desembolsó de su bolsillo para dirigir, producir y escribir el filme que se ha convertido en uno de los blancos del más acalorado debate en la prensa y televisión de Estados Unidos.

Bastante extraordinario para una película, rodada enteramente en hebreo, arameo y latín, con actores prácticamente desconocidos, que tardó meses en encontrar una distribuidora.

"En este momento a la gente le interesa la controversia desatada en torno al filme "La Pasión".

La prensa está concentrada en la película (de Gibson) y dejó de lado a los Oscar", dijo Anthony Mora, autor del libro "Spin to Win" (Producirse para ganar).

La mayoría de las críticas publicadas este miércoles por los medios se centraron en la brutal descripción de la tortura de Cristo a manos de los romanos y de la crucifixión.

"El problema de la violencia en "La Pasión" no sólo es que es difícil de tolerar, sino que la intensidad de la misma opaca todo el resto de la película", indicó el diario Los Angeles Times.

The Washington Post relató que el filme es "casi pornográfico" en su brutalidad, mientras la revista Newsweek lo calificó de "resueltamente salvaje".

En tanto, el New York Times indicó que ver la película es una experiencia dolorosa y deprimente.

Está previsto que el revuelo aumente con la acumulación de público, que en un principio estará dominado por cristianos de todas las edades, muchos de ellos con una Biblia en mano.

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