¿Es Dios Tu Padre?

La doctrina de la Paternidad universal de Dios es una contradicción a las enseñanzas de Jesucristo. Si Dios fuera vuestro Padre, dice Cristo, me amaríais. Bosquejo Bíblico




¿ES DIOS TU PADRE?
Es mucho lo que se enseña en estos días acerca de la Paternidad de Dios. Es una verdad sumamente preciosa, pero según la declaración del Hijo de Dios sólo aquellos que le aman muestran evidencias en absoluto de que Dios sea el Padre de ellos. Dios el Padre estaba en Cristo, y nos es revelado a nosotros en Él.

Negar al Hijo es negar al Padre. Somos hechos hijos de Dios por medio de la fe. «Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios» (1 Jn. 5:1).

La doctrina de la Paternidad universal de Dios es una contradicción a las enseñanzas de Jesucristo. Si Dios fuera vuestro Padre, dice Cristo, me amaríais. El amor hacia el Hijo de Dios es la evidencia de que estamos bajo la paternidad de Dios. ¿Cómo se muestra este amor?

I. Confiando en Él. No podemos decir que le amamos si no hemos creído en nuestros corazones en Él como Aquel que vino de Dios para poner su vida por nosotros.

II. Recibiendo sus palabras. La verdad nos ha sido revelada, en y por medio de Él (v. 45). Allí donde haya amor habrá una gozosa recepción de sus palabras en el corazón. Si Dios es nuestro Padre, nunca tendremos ni una sombra de duda acerca de los dichos de su Hijo (Jn. 8:47).

III. Deleitándonos en su compañía. No podemos dejar de allegarnos y de mantenernos en la compañía de aquellos a los que amamos sinceramente.

La posesión del espíritu de oración es otra prueba de que somos hijos de Dios. Si no nos deleita allegarnos a Dios no tenemos evidencia de que Dios sea nuestro Padre. Él es el Dios de todos, pero sólo Padre de los que creen (Ro. 8:15, 16).

IV. Hablando acerca de Él. El amor encontrará alguna forma de manifestar su tierna consideración. Aquellos que aman al Señor tienen gozo en hablarles a otros de Él. No podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído.

«Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres» (Jn. 8:36).

Hay muchos como estos judíos, que dicen: «Jamás hemos sido esclavos de nadie», mientras que a cada paso que dan se puede oír el ruido de sus cadenas. En tanto que estos jactanciosos judíos hablaban de su libertad, estaban:

V. Sufriendo de buena gana por Él. Sufrir de buena gana por causa de Cristo es otra prenda de que Dios es nuestro Padre, por cuanto revela nuestro amor al Hijo. Si no recibís disciplina, de la que todos han sido hechos partícipes, entonces sois bastardos, y no hijos.

VI. Anhelando ser semejantes a Él. Cada verdadero hijo desea parecerse a su noble y piadoso padre. Es una certidumbre de la condición de hijos que nuestras almas anhelan y desean ser amoldados a la semejanza de nuestro Padre celestial.

VII. Deseando agradarle. «Uno es vuestro Maestro, el Cristo.» «El hacer tu voluntad, oh Dios, me ha agradado»: Éste era el lenguaje del Hijo. Será también el lenguaje de cada uno que ame al Hijo. «El que me honra, también honra al Padre.» «Yo y el Padre uno somos.»






BOSQUEJOS BIBLICOS PARA PREDICAR BOSQUEJOS ORDENADOS POR LIBROS DE LA BIBLIA PREDICACIONES CRISTIANAS PREDICACIONES POR TEMAS