La Oración Sacerdotal

Bosquejo bíblico para predicar de Números 6:22-27. Dios siempre tiene abundancia para dar y Su bendición es la que enriquece, pero Él no nos puede bendecir hasta que hayamos sido reconciliados mediante la muerte de su Hijo




LA ORACIÓN SACERDOTAL
Números 6:22-27

Así como el azul del cielo es mayor que las nubes de la tierra, de la misma manera las riquezas de su bendición son mayores que nuestras necesidades. Pero una nube muy pequeña puede ocultar el azul. Las nubes se levantan de la tierra, y son cambiantes y pasajeras. El azul es eterno. Su bendición es la que enriquece.

I. El otorgamiento de la bendición. Dios siempre tiene abundancia para dar. Y se daba:


1 POR MEDIO DE UN MEDIADOR. «Jehová habló a Moisés, diciendo» (v. 22). Moisés era al pueblo lo que Cristo es para nosotros, el mediador de la bendición divina. No hay otro Nombre bajo el cielo.

2 DESPUÉS DE HABERSE HECHO LA EXPIACIÓN (véase Lv. 9). Él no nos puede bendecir hasta que hayamos sido reconciliados mediante la muerte de su Hijo. Tenemos que nacer de Dios antes que podamos recibir la porción de hijos Primero la Sangre, luego la bendición.

3 RICAMENTE. El nombre Jehová se repite tres veces, indicando que era la bendición del Dios trino y uno. Esta triple bendición aparece en la bendición apostólica:

1) La gracia del Señor Jesucristo.
2) El amor de Dios.
3) La comunión del Espíritu Santo.
Dios el Padre la fuente de ella, Dios el Hijo el canal de ella, Dios el Espíritu el transmisor de ella. ¡Oh, alma mía, bendice a Jehová!

II. La naturaleza de la bendición. Es infinitamente profunda y plena.


Implica:

1 INTIMIDAD. «Jehová te bendiga.» Era muy personal, y sugiere el conocimiento de la necesidad individual. Él manda esta bendición, la vida eterna (Sal. 133:3). Él conoce tu necesidad.

2 PROTECCIÓN. «Te guarde.» ¡Qué bendición, ser preservados del pecado, del temor del hombre y del dominio del diablo. Guardado cerca de Él mismo y en el poder de su Espíritu. El Señor es tu Guardador (Sal. 121:3-5). Recuerda la oración del Redentor (Jn. 17:11).

3 LUZ. «Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti.» La luz de su rostro es una luz gloriosa, la vemos en el rostro de Jesús. David oró: «Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo» (Sal. 31:16). En su luz vemos claramente la luz (2 Co. 4:4).

4 FAVOR. «Tenga de ti misericordia.» Si tenemos la gracia de Dios, tenemos a nuestro alcance las riquezas de Dios. Habiéndonos dado a su Hijo, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién ha usado jamás del todo el favor que nos es ofrecido en Cristo Jesús?

5 COMUNIÓN. «Jehová alce sobre ti su rostro.» Su propio rostro sobre ti significa el goce consciente de su propia presencia personal. Bienaventurados son, oh Señor, los que caminan a la luz de tu rostro. Oh, tener la faz de Dios siempre resplandeciendo sobre nosotros: ¡Cómo cegaría nuestros ojos a las atracciones y seducciones de la tierra!

6 PAZ. «Y ponga en ti paz.» No solo la paz con Dios; esto lo tenemos por medio de la Sangre expiatoria, sino la paz de Dios. La propia paz de Dios gobernando y montando guardia en nuestros corazones, la paz de Dios que sobrepuja a todo entendimiento (Fil. 4:6, 7). «Mi paz os dejo, no se turbe vuestro corazón.»

7 SEMEJANZA. «Pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel» (v. 27). Poner su Nombre sobre nosotros significa poner su naturaleza en nosotros. El nombre de Cristo, el ungido, es puesto sobre nosotros cuando recibimos la unción del Espíritu Santo. El llenado del Espíritu es la puerta a la plenitud de la bendición. «Pondré mi nombre sobre ellos, y los bendeciré.» Bendecidos con todas las bendiciones espirituales en Cristo Jesús (Ef. 1:3-5; Lc. 24:50).

1) Jehová el Padre te bendiga y te guarde.
2) Jehová el Hijo haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia.
3) Jehová el Espíritu alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.






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