La Oveja Perdida

El camino de salvación para esta oveja perdida era bien sencillo: «Permanecer». La oveja no tenía que hacer absolutamente nada más que reposar en Aquel que es capaz y con voluntad de salvar.




LA OVEJA PERDIDA. Bosquejos Biblicos para Predicar Lucas 15:1-7

La murmuración de los pretenciosos escribas y fariseos, con sus aires de justicia propia, llevaron al Señor a relatar tres parábolas favoritas que han dado sanidad bajo sus alas a muchas almas cargadas por el pecado. Decían ellos, escarnecedoramente:

«Éste a los pecadores recibe», y con pies inmisericordes trataban de pisotear la gracia de Cristo. Pero tanto más emitió esta «planta de renombre» su fragancia celestial. El sentido evidente de este parábola es revelar el interés personal de Cristo en la salvación de los pecadores. Pone delante de nosotros:

I. Un penoso descubrimiento. «Se pierde una de ellas» (v. 4). Sea que esto represente un mundo, una nación o un individuo, el pensamiento subyacente es que ha quedado perturbado el reposo del corazón del Pastor por el descubrimiento de que ha perdido una. La perdida suscita de inmediato las simpatías y anhelos de su alma. Es difícil decir cuándo fue hecho este descubrimiento por parte de Cristo (Ef. 1:4), pero así sucedió.

II. Un propósito alterado. «Deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió» (v. 4). Contó noventa y nueve, pero no contó la perdida. No estar dentro de su cuenta es estar perdido. Los noventa y nueve dejados en el desierto pueden representar la nación judía, que sigue estando en el desierto, sin Pastor y sin hogar, un pueblo separado, sin rey ni país, y orgullosos de su justicia.

Pero el Pastor de Israel va en humillación, agonía y muerte para buscar y salvar lo que se había perdido. No busca a los perdidos simplemente por su valor, sino por su amor. Los ángeles caídos puede que hayan sido de más valor que el hombre caído, pero de tal manera amó Dios al mundo…

III. Una paciente búsqueda. «Va tras la que se perdió hasta encontrarla » (v. 4). No hay regreso para Él hasta lograr plenamente su propósito. «Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho ». La determinación de Cristo es encontrar a los perdidos, y a cada uno de los perdidos los encontrará, si no en su misericordia salvadora, sí desde luego en su justo juicio.


¿No ha dicho Él: «Y Yo, si soy levantado de la tierra, a todos atraeré a Mí mismo»? (Jn. 12:32). Si los pecadores no son atraídos a Él por la gracia de su Cruz, serán atraídos por el poder de su trono. Cada alma humana será encontrada por el propiciador Hijo de Dios, bien como Salvador, bien como Juez. ¿No oyes los gentiles pasos de su bendita presencia en su Palabra incluso ahora?

IV. Un gozoso hallazgo. «Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso» (v. 5). Hallar a los perdidos mientras que es todavía un Salvador buscando, da alegría a su corazón lleno de gracia. ¡Oh, la infinita ternura de este abnegado Pastor! No hay palabra de reproche ni de reprensión.

¡Qué maravilloso momento es cuando el pecador cansado y molido por su pecado se encuentra solo con el gentil Pastor, y siente sus gentiles aunque poderosas manos levantándole al gran regazo de su amor! En esta bendita crisis la oveja es todo para el Pastor, y el Pastor todo para la oveja. Cada uno gozándose en el otro, y nada más importando. ¡Qué imagen de la gran salvación! Hasta que los perdidos se encuentran con el Salvador, están viviendo vidas solitarias, egoístas y carentes de esperanza.

V. Un viaje reposado. «La pone sobre sus hombros» (v. 5). La oveja errante y perdida ha encontrado ahora un lugar de reposo en los hombros de Aquel que vino para buscar y salvar. El Señor ni empuja ni arrastra a aquellos a los que salva, sino que emprende llevarlos todo el camino hasta el hogar más allá.

El camino de salvación para esta oveja perdida era bien sencillo: «Permanecer». La oveja no tenía que hacer absolutamente nada más que reposar en Aquel que es capaz y con voluntad de salvar. Sus hombros son el lugar de fortaleza y seguridad; el gobierno del universo reposa sobre ellos, y desde luego son suficientemente fuertes y anchos para el alma cansada.

VI. Un hogar feliz. «Al llegar a casa, reune a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo» (v. 6). Tan cierto como que el Pastor llega al hogar, igualmente llevará consigo a su confiada oveja consigo. «Para que donde Yo estoy, vosotros también estéis» (v. 14:3).

Mientras en el desierto, tratando de salvar a los perdidos, el Hijo del Hombre estaba lejos del hogar. Pero vuelve con regocijo, trayendo consigo sus gavillas. Los «amigos y vecinos» pueden representar a los redimidos, y a los ángeles en gloria, que deben estar eternamente interesados en todo lo que glorifica al Señor Jesucristo como el Salvador de los hombres. ¿Compartimos en el gozo del cielo ahora regocijándonos con Él por pecadores que se arrepienten?





BOSQUEJOS BIBLICOS PARA PREDICAR BOSQUEJOS ORDENADOS POR LIBROS DE LA BIBLIA PREDICACIONES CRISTIANAS PREDICACIONES POR TEMAS