Plenitud de Bendicion

El Señor conoce todos los pensamientos y las intenciones del corazón. Su tesoro especial es la Iglesia, redimida con su propia Sangre.




PLENITUD DE BENDICIÓN. Bosquejos Biblicos para Predicar Malaquías 3:7-17

Malaquías fue el último de los profetas. Los tiempos en que vivió, alrededor de 400 años antes de Cristo, fueron típicos de cualquier comunidad actual (véase vv. 13, 14).

I. La condición de la bendición. Tenemos:

1. El RETO DIVINO. «Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde» (v. 10). ¡Qué promesa es ésta, y qué reto para nuestra fe! «Probadme». «Ponedme a prueba, y ved si no haré esto por vosotros». No permitas que la grandeza de la bendición haga vacilar tu fe. Recuerda que Aquel que ha prometido es el Todopoderoso e Inmutable Señor (v. 6). Lo que Él ha prometido puede bien cumplirlo.

2. LAS CONDICIONES ESPECIFICADAS. «Traed todos los diezmos al alfolí para que haya alimento en mi casa» (v. 10). El diezmo era sobre las ganancias, y se daba a los sacerdotes que servían en la casa del Señor. Se consideraba como perteneciente a Dios. Tenían que dar «a Dios lo que es de Dios». Pero a nosotros los cristianos no se nos promete plenitud de bendición por darle a Él una décima de nuestras ganancias, aunque incluso esto dará bendición al alma.

Somos llamados a darle a Dios aquello que le pertenece a Él. «No sois vuestros... porque habéis sido comprados por precio» (1 Co. 6:20). Dios no se queda satisfecho con que le demos solo parte de lo que es suyo (Hch. 5:2). Si queremos tener las «ventanas abiertas del cielo» y la «bendición derramada», tenemos que presentarnos a nosotros mismos a Dios. Éste es nuestro servicio racional (Ro. 12:1). «Presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia» (Ro. 6:13). Solo podemos probarlo cuando hayamos cumplido sus condiciones.


II. Las evidencias de ser bendecido.

1. «LOS QUE TEMEN A JEHOVÁ, Y… PIENSAN EN SU NOMBRE » (v. 16). El temor reverencial es un estado bendito de mente, porque conduce a una meditación más profunda acerca de la maravilla de su Santo Nombre, aquel Nombre que está por encima de todo otro nombre. ¡Oh santos suyos, temed al Señor!

2. «HABLARON CADA UNO A SU COMPAÑERO». No se nos dice lo que dijeron, pero si estaban pensando en el maravilloso Nombre del Señor, ciertamente que estuvieron hablando acerca de Él. Aquí reside el secreto y el gozo de la comunión cristiana. Tenían una causa común.

3. GOZABAN DE LA PRESENCIA DEL SEÑOR. «Jehová escuchó y oyó» (v. 16). Su promesa se cumplió: «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos» (Mt. 18:20). Para el mero espectador, nada sucedía, pero el Señor estaba «escuchando». Nosotros abrimos los oídos cuando oímos hablar a otros acerca de nosotros, y mencionando nuestro nombre. Así el Señor nos escucha cuando hablamos de Él. Pero el Señor no es un oidor ocioso. Fue escrito un «libro de recuerdo», una memoria de aquello. Porque una cosa tan preciosa para Él no será nunca olvidada. Puede que esto sea anotado en aquel otro libro mencionado en Apocalipsis 20:12. Todos los valores espirituales se asocian con su Nombre.

4. TENÍAN LA CERTIDUMBRE CONSOLADORA DE DIOS. «Serán Míos… mi propiedad personal» (v. 17). «Ellos pensaron en mí cuando estaban en medio de una gente perversa que decían: ¿de qué vale servir al Señor?» (cf. v. 14). «Pensaré en ellos aquel día en que recoja todo lo que valga la pena salvar de un mundo naufragado y hundido». ¡Qué aliento hay aquí para la reunión de oración y comunión, para tiempos callados de meditación! El Señor conoce todos los pensamientos y las intenciones del corazón. Su tesoro especial es la Iglesia, redimida con su propia Sangre. «Serán Míos».





BOSQUEJOS BIBLICOS PARA PREDICAR BOSQUEJOS ORDENADOS POR LIBROS DE LA BIBLIA PREDICACIONES CRISTIANAS PREDICACIONES POR TEMAS