Celebrando 500 años de reforma
En 1517, en la ciudad de Wittenburg, Alemania, un monje dedicado a la enseñanza de la teología desafió algunas de las creencias fundamentales de la iglesia católica de su tiempo. Según relatos populares de su actividad, publicó una lista de 95 tesis, o temas para debate y discusión, en la puerta de la capilla de la universidad.
Esperaba animar a la iglesia a abolir la venta de indulgencias ofrecidas como un medio para reducir el castigo por el pecado después de la muerte. Terminó no solo cambiando la iglesia sino cambiando el mundo. Su nombre era Martin Luther.
El 31 de Octubre de 2017 observamos el 500 aniversario del inicio de la Reforma Protestante y el comienzo del trabajo de Martín Lutero para lograr un cambio en la iglesia. La predicación dominical se centrará en importantes temas teológicos de la Reforma, y ??tendremos varias sesiones de Educación de Adultos enfocadas en la historia del período y las ideas motivadoras que impulsaron a los reformadores.
Por supuesto, la Reforma no fue obra de una persona. Reyes y príncipes, pastores y teólogos, y gente común, todos se conmovieron con las ideas propuestas por los reformadores. Tampoco fue la Reforma un evento de una sola vez. El trabajo de atender al Espíritu de Dios en la transformación de la iglesia continúa hasta el día de hoy.
La Reforma continúa formando nuestra práctica de la fe cristiana y cómo dice el lema de la tradición presbiteriana "Reformado y siempre reformado según la Palabra de Dios".
¿Quien es Martín Lutero?
Martín Lutero fue un teólogo y fraile católico agustino que comenzó e impulsó la reforma religiosa en Alemania, y en cuyas enseñanzas se inspiró la Reforma Protestante y la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo. Hijo de Hans y Margarethe Luder, Martín nació el 10 de noviembre de 1483.
Lutero se caracterizó por exhortar a que la Iglesia cristiana regresara a las enseñanzas originales de la Biblia, impulsando con ello una reestructuración de las iglesias cristianas en Europa. La reacción de la Iglesia católica ante la reforma protestante fue la Contrarreforma.
Sus contribuciones a la civilización occidental se llegan a considerar más allá del ámbito religioso, ya que sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una versión estándar de la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la traducción. Su matrimonio con Catalina de Bora el 13 de junio de 1525 inició un movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas.
Martín Lutero se opuso entre otras cosas a las "Indulgencias Papales", Una indulgencia es la remisión (parcial o total) del castigo temporal que aún se mantiene por los pecados después de que la culpa ha sido eliminada por absolución. En aquella época, cualquier persona podía comprar una indulgencia, ya fuera para sí misma o para sus parientes muertos que permanecían en el Purgatorio.
Las 95 Tesis de Lutero
La historia dice que Lutero clavó sus 95 tesis escritas en alemán para que todos, incluso el menos culto, en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517.
Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
- Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: “Haced penitencia...”, ha querido decir que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
- Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.
- Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obran exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
- En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.
- El papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
- El papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
- De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
- Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.
- Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.
- Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.
- Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.
- Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.
- Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.
- Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.
- Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.
- Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la causa desesperación y la seguridad de la salvación.
- Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.
- Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
- Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
- Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, no significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
- En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
- De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
- Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
- Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
- El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
- Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
- Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
- Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, mas la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
- ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
- Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
- Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
- Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
- Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.
- Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
- Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
- Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
- Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
- No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
- Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo la prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
- La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
- Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
- Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
- Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
- Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo más, liberado de la pena.
- Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
- Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
- Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
- Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
- Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
- Debe enseñarse a los cristianos que si el papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
- Debe enseñarse a los cristianos que el papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.
- Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
- Son enemigos de Cristo y del papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
- Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
- Ha de ser la intención del papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.
- Los tesoros de la iglesia, de donde el papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
- Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
- Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
- San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
- No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
- Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del papa.
- El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
- Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.
- En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
- Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
- Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
- Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
- No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
- Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
- Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
- Quien habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
- Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
- Así como el papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo con cualquier artimaña de venta, en perjuicio de las indulgencias.
- Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
- Es un disparate pensar que las indulgencias del papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
- Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en lo que concierne a la culpa.
- Afirmar que si San Pedro fuese papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el papa.
- Sostenemos, por el contrario, que el actual papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 1
- Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales, llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
- Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
- Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
- Por ejemplo: ¿Por qué el papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
- Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
- Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por qué no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
- Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
- Del mismo modo: ¿Por qué el papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
- Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
- Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
- Dado que el papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
- Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la iglesia y al papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
- Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
- Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.
- Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.
- Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
- Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
Wittenberg, 31 de octubre de 1517.
Teología de Martín Lutero
Las ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín Lutero a estudiar las Escrituras en profundidad. Influido por la vocación humanista de ir ad fontes («a las fuentes»), se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto, términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Lutero, convencido ahora de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de ellas la doctrina de la justificación solo por la fe. Lutero empezó a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe. En resumen la teología de Lutero puede definirse así:
- Sola Scriptura - SOLO LA ESCRITURA
- Sola Fide - SOLO POR FE
- Sola Gratia - SOLO POR GRACIA
- Solus Christus - SOLO CRISTO
- Soli Deo Gloria - SOLO A DIOS LA GLORIA
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Principales Diferencias entre la iglesia Católica y la iglesia Reformada
Aquí están las ocho principales diferencias:
1. Comprensión de la Biblia
El catolicismo y el protestantismo tienen puntos de vista distintos sobre el significado y la autoridad de la Biblia. Para los cristianos protestantes, Lutero dejó en claro que la Biblia es el "Sola Skriptura", el único libro de Dios, en el que proporcionó sus revelaciones a las personas y les permitió entrar en comunión con él.
Los católicos, por otro lado, no basan sus creencias únicamente en la Biblia. Junto con las Sagradas Escrituras, están además vinculadas por las tradiciones de la Iglesia Católica Romana.
2. Comprender la iglesia
Los católicos y los protestantes tienen una opinión diferente sobre la naturaleza de la iglesia. La palabra "católico" significa "abrazar todo", y la Iglesia Católica se ve a sí misma como la única iglesia verdadera en todo el mundo, bajo el liderazgo del Papa.
En contraste, las iglesias protestantes que surgieron de la Reforma, también llamadas "evangélicas", que significa "según el Evangelio", no forman una sola Iglesia unida. Existen varias decenas de miles de denominaciones diferentes en todo el mundo. Oficialmente, todas estas muchas iglesias se consideran iguales.
3. El Papa
Los protestantes no están abiertos en absoluto a la primacía papal. Según la visión evangélica, este dogma contradice las declaraciones en la Biblia.
Los católicos ven en el Papa al sucesor del apóstol Pedro, el primer jefe de su Iglesia, que fue nombrado por Jesús. La oficina papal está justificada por una cadena de consagraciones supuestamente ininterrumpida, que abarca desde el primer siglo hasta el presente.
4. Comprensión de la Sucesión Apostólica
Esta cadena continua, conocida como la sucesión apostólica, es en general significativa para diferentes oficios espirituales en la Iglesia Católica. Con el sacramento de las Sagradas Órdenes, los obispos, sacerdotes y diáconos reciben un sello de por vida de Dios que les otorga autoridad sacramental sobre los laicos católicos. Esta consagración solo puede darse a los hombres.
Los protestantes no consagran a personas específicas en el cargo, sino que aceptan el principio de que el sacerdocio se puede transferir a cada creyente, incluso a las mujeres.
5. Eucaristía o la Cena del Señor
Los puntos de vista de los católicos sobre el oficio espiritual se reflejan en la Eucaristía, o Sagrada Comunión, un rito que conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos antes de su crucifixión. Una vez consagrado por un sacerdote en el nombre de Jesús, el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Los no católicos no pueden participar en la Comunión.
En la iglesia de protesta, se invita a cada persona bautizada a compartir y se le permite conducir la cena del Señor. Este enfoque no es aceptado por los católicos.
Además, la Eucaristía tiene un significado diferente para católicos y protestantes. El pan, conocido como el Anfitrión, encarna a Jesús y, por lo tanto, se puede orar a él. Para los protestantes, el ritual solo sirve para conmemorar la muerte y la resurrección de Jesús.
6. Sacramentos
En la Iglesia Católica Romana, hay siete ritos solemnes, llamados sacramentos: el bautismo, la confirmación, la Eucaristía, el matrimonio, la penitencia, las órdenes sagradas y la extremaunción. La iglesia cree que estos sacramentos fueron instituidos por Jesús y que confieren la gracia de Dios.
La mayoría de las iglesias protestantes solo practican dos de estos sacramentos: el bautismo y la Eucaristía (llamada la Cena del Señor). Se perciben como rituales simbólicos a través de los cuales Dios entrega el Evangelio. Ellos son aceptados a través de la fe.
7. Los dogmas marianos y el culto a los santos
La Iglesia Católica Romana venera a María, la madre de Jesús, como "Reina del Cielo". Sin embargo, hay pocas referencias bíblicas para apoyar los dogmas marianos católicos, que incluyen la Inmaculada Concepción, su virginidad perpetua y su Asunción al cielo. Es por eso que son rechazados por los protestantes.
La Iglesia Católica también practica la veneración de los santos. Los modelos de fe muertos, reconocidos como "santos" por la iglesia a través de la canonización, pueden ser orados para pedir ayuda para mantener la fe en Dios. Hay más de 4,000 santos. Sus restos son considerados reliquias sagradas que son veneradas.
Esta veneración es también categóricamente por la Iglesia Protestante como no bíblica. Según las opiniones de la Reforma, cada persona puede y debe orar directamente a Dios.
8. El Celibato
Todas las principales religiones del mundo integran de alguna manera el concepto de celibato, el voto de abstenerse del matrimonio y las relaciones sexuales, y las iglesias católica y protestante no son una excepción. En la Iglesia Católica, el celibato es obligatorio para los sacerdotes. Se ve como un símbolo de la sucesión indivisa de Cristo.
La Iglesia Protestante rechaza esta obligación para los sacerdotes. Martin Luther ya exigió su abolición ya en 1520. Hizo una contribución personal decisiva para este fin en 1525: el ex monje se casó con la ex monja Katharina von Bora. Inicialmente, sin saber si debería casarse, Luther finalmente determinó que "su matrimonio complacería a su padre, irritaría al Papa, provocaría la risa de los ángeles y el llanto de los demonios".
Fuentes:
- http://www.dw.com/en/top-stories/500-years-of-the-reformation/s-30092
- https://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Lutero
- https://es.wikipedia.org/wiki/Las_95_tesis_de_Mart%C3%ADn_Lutero