Al parecer la recomendación es “probar y tirar” hasta que encuentre un esposo a su medida.
Nada más absurdo que un pensamiento como el anterior, sin embargo en la mente de muchas personas este es “normal, bueno y muy recomendable”, pues sucede que asumen que el matrimonio válido delante de Dios es el que se lleva al cabo mediante una ceremonia religiosa.
“Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. (Marcos 10:6-9)
Es un craso error, pensar que un ministro religioso puede unir a la pareja, pues la Biblia muy claramente dice “lo que DIOS UNIÓ”, es decir que solo Dios puede hacer válido un matrimonio. Así que la pregunta es, ¿Cuál es el matrimonio que Dios bendice, para asumir que es una unión que procede de Él?
Son dos las condiciones básicas para que Dios una a la pareja en matrimonio. La primera es que la motivación entre el hombre y la mujer para casarse sea única y exclusivamente el amor.
Cuando la pareja decide unir sus vidas para siempre, no hay otro requisito valido mas que el amor, por lo tanto cuando la motivación es cualquier otra que no sea el amor, entonces no hay bendición.
El amor al que se refiere es el que enseña Dios en 1 Corintios 13:4-8 “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser….”. Por lo tanto conviene hacer un análisis del sentimiento que les une a la luz del pasaje anterior.
Cuando ambos novios, buscan la felicidad y el bien del otro por encima de la suya propia, es muy probable que se trate del amor Bíblico.
El segundo aspecto que forma parte del requisito Divino es que la unión sea validada por las Leyes Locales “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.” (Romanos 13:1-2)
En muchos países, la facultad legal para certificar un matrimonio, lo tiene el Juez Civil, algunos otros países como los Estados Unidos de Norte América y otros, esta facultad le ha sido conferida a los ministros religiosos. Por lo anterior, en los países donde esta autoridad es para los Jueces de lo Civil, el matrimonio debe llevarse al cabo ante estos, y es absolutamente válido, acepto y bendecido por Dios.
La ceremonia religiosa es más bien una acción de gracias delante de Dios, además de ser una forma de testimonio público, pero de ninguna manera es valida ni acepta ante Dios, si no ha cumplido con los requerimientos básicos ya mencionados.
¿Lo anterior, garantiza la felicidad matrimonial?... De ninguna manera, ¡lo que si garantiza es la aceptación y bendición de Dios, pero no así la felicidad!, para esto es imprescindible que Cristo more y gobierne la vida de los consortes “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). La Palabra de Dios a todo lo largo y ancho de la Escritura, enseña al hombre a amar, respetar y cuidar, a su esposa, a ella le enseña a amar a su esposo, respetarlo, apoyarlo, y muchas cosas más. A ambos les enseña a caminar juntos sujetándose el uno al otro, complaciéndose uno al otro y a gozarse en su mutuo amor.
Cuando el esposo y la esposa aman a Dios por sobre todo, oran día a día, meditan en la Palabra de Dios (Biblia), y hacen del Cristianismo una forma de vida, congregándose en una Iglesia donde se alaba a Dios y se aprende de su Palabra la sana doctrina, serán un matrimonio fortalecido y bendecido por Dios, experimentando la verdadera felicidad matrimonial.
Nunca es tarde para corregir el rumbo, se que hay quienes permanecen unidos en matrimonio en un ambiente hostil, falto de amor y de respeto entre los cónyuges, probablemente algunos reconocen haberse equivocado, sin embargo para Dios no hay imposibles, en el libro de los Proverbios 3:5-8 el Espíritu Santo nos enseña: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.”
En este pasaje, hay una promesa muy interesante, y mucho muy poderosa, pues Dios promete que si confiamos en Él, aun nuestros errores, Él los puede corregir cuando dice, “Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas”, así que todo aquello que hayamos hecho mal, cuya consecuencia estemos pagando, incluida una mala elección matrimonial o el haber caminado fuera de los caminos de Dios, el Señor es capaz de resolverlo a nuestro favor.
Hoy puede ser el inicio de una vida mejor en los matrimonios que sufren si depositan su confianza en Dios, y para quienes estén en camino del matrimonio, es nuestro más sincero deseo que consagren su matrimonio, haciendo todo de la manera correcta, ¡la establecida por Dios!.
Dios te sea propicio en bendiciones