Respuesta:
Tiene razón cuando usted dice que hay más señoritas que hombres jóvenes en muchas iglesias evangélicas. Conozco muy pocas excepciones. ¡Yo tengo cinco hermanas, y simpatizo con su problema, señorita!
La Biblia, no obstante, dice que usted no debe casarse con un hombre que no conoce a Jesús como su Salvador.
"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos" dice IIa. Corintios capítulo 6 y "cásese con quien quiera, con tal que sea en el Señor" en Ia. Corintios capítulo 7.
Aparte de las leyes morales, ésta es la única ley negativa que Dios impone sobre el noviazgo y casamiento de sus hijos.
"En el Señor" quiere decir: Primero, que ambos pertenecen a Cristo. ¡Cuidado con la imitación!. Muchos sinceramente simulan convertirse por ganar el consentimiento de la novia y después de casados se apartan del Evangelio.
Segundo, quiere decir que están seguros que su casamiento es la voluntad de Dios y, tercero, "en el Señor" significa que tienen en El una base para un mutuo entendimiento y comunión.
Si Dios en sus planes tiene un esposo para usted, espere en El, y ¡observe atentamente! en algún lugar del mundo está ese hombre, y llegará. Si el matrimonio no es el plan de Dios para usted, no arruine su vida desobedeciendo Su Palabra. Dice el Salmo capítulo 37:
"Deléitate con el Señor, así El te dará lo que tu corazón anhela. Encomienda al Señor todo cuanto haces, confía en que El te ayudará a realizarlo, y El lo hará".
Conozco a muchos creyentes que desobedecieron. No recuerdo uno solo que haya escapado sin sufrir profundas consecuencias, dolor y arrepentimiento. Dios puede perdonar, pero las cicatrices inescapablemente quedan. Dice el libro de Gálatas capítulo 6:
"No se engañen ustedes, nadie puede desobedecer a Dios y quedar impune. El hombre siempre recogerá lo que siembre. Si siembra para satisfacer los apetitos de su naturaleza humana, estará plantando la semilla del mal y sin duda recogerá como fruto corrupción y muerte. Pero si planta lo que agrada al Espíritu, cosechará la vida eterna que el Espíritu Santo le da".
No señorita, no debe buscar un novio inconverso, porque la Biblia lo dice y la experiencia lo patentiza. Le ruego que no se case con un incrédulo, por más amable, cortés y culto que sea. Estudie la promesa de San Juan capítulo 14:
"El que me obedece, obedece porque me ama, y por cuanto me ama, el Padre lo amará y yo lo amaré también, y me revelaré a él".
¡Bien vale la pena!