Hay un refrán que dice: «Tal padre, tal hijo.» Podemos pasarlo a la situación eclesiástica y decir: Normalmente, una iglesia es lo que el pastor es.
Si el pastor tiene a Dios en serio, la iglesia tendrá a Dios en serio. Si el pastor está consagrado, la iglesia estará consagrada. Si el pastor lleva una vida de santidad, la iglesia llevará una vida de santidad también. Si el pastor tiene visión misionera, la iglesia tendrá visión misionera.
Uno de los fallos es que el pastor no está preparado. Nuestros seminarios están entregando pastores sin visión misionera. En la mayoría de los seminarios, misiones es apenas una materia entre otras, dada en apenas un semestre, solamente con el objetivo de cumplir el curriculum. ¡Qué pecado! ¡Qué vergüenza! Necesitamos un cambio radical en el estudio teológico. Si misiones es la razón de la iglesia, debería haber por lo menos un departamento de misiones en cada seminario, como materia prioritaria, básica y obligatoria en toda enseñanza. Los pastores deberían de salir de los seminarios conscientes de su papel y de la razón por la cual la iglesia existe. Oremos para que Dios haga un cambio radical en nuestras vidas, seminarios e iglesias.
1. LAS RESPONSABILIDADES DEL PASTOR
a) Conducir a la iglesia a la madurez
En Colosenses'1:27b-29 se nos dice: «... Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de Él, la cual actúa en mi.»
Después de ese texto, las cartas de Pablo a Timoteo y Tito dejan bien claro que el papel del pastor es llevar a la iglesia a la madurez.
La madurez ocurre cuando el creyente se va amoldando a la Palabra de Dios y tiene el carácter de Cristo reflejado en su vida. Un cristiano maduro sabe cual es su responsabilidad; por lo tanto, se vuelve un misionero en la ciudad donde vive o en otro lugar.
b) Llevar a la iglesia a experimentar la voluntad de Dios.
«Así que, hermanos os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad 'de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:1-2).
Observa que el apóstol Pablo está desafiando a la iglesia a una entrega total a la santidad y a la renovación de la mente por la Palabra de Dios, todo para que pueda experimentar la voluntad de Dios.
Una de las tareas del pastor es llevar a la iglesia a experimentar la voluntad de Dios; por lo tanto los creyentes maduros, conscientes de su responsabilidad, para poder ser útiles en la obra, deben estar viviendo en el centro de la voluntad de Dios. ¡Cuántos creyentes están interesados en saber la voluntad de Dios para servirlo mejor! Puede, entonces, el pastor ayudarlos a entregar todo, para que puedan experimentar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
c) llevar a la iglesia al servicio de edificación del cuerpo.
«Y esto mismo constituyó a unos profetas; apóstoles, a otros; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» (Efesios 4:11-12). Aquí, Pablo está hablando de los dones ministeriales.
Son distribuidos a los líderes de la iglesia, con el propósito de capacitar a los creyentes para el desempeño de su servicio. Quien tiene el servicio que se ejecuta solo a creyentes, debe tener como objetivo final el cumplimiento de los propósitos de la Iglesia, que es la evangelización del mundo. ¡Cuánto necesitamos de pastores según el corazón de Dios, hombres que sirvan de modelo al rebaño!
II LAS RESPONSABILIDADES DEL PASTOR
a) Predicar y enseñar
A través de la predicación y de la enseñanza de la Palabra, el pastor puede llevar a la iglesia a la madurez, experimentar la voluntad de Dios y a desempeñar su servicio; consecuentemente, a hacer misiones mundiales.
La predicación y la enseñanza son los dos instrumentos más poderosos en las manos del pastor en la dirección de la iglesia.
Hay un poder extraordinario en la Palabra. Principalmente si ella está ungida por el Espíritu Santo, muchos resultados habrá. Por lo tanto a través de la predicación, el pastor debe de llevar a su iglesia a cumplir su tarea de evangelizar el mundo. ¡Predica la Palabra! ¡Predica con la autoridad del Espíritu Santo! ¡Haz llamados misioneros! ¡Desafía a tu iglesia!
b) Ministrar a los líderes de la iglesia.
Una iglesia no será misionera si sus líderes no tienen visión misionera. Por esto, el pastor deberá entrenar a sus líderes en la iglesia, ofrecerles cursos misioneros, estudiar libros de misiones con ellos, hacer encuentros misioneros y darles tareas con esos fines. La ventaja de esto es el hecho de que, si el pastor sale de la iglesia, ella continuará en la obra misionera, pues los líderes tienen esa visión.
c) Entrenar.
El pastor debe de preparar un curriculum para el entrenamiento de su iglesia en misiones. Podrá hacer cursos de desafío misionero, cursos prácticos de misiones, promoverla lectura de libros misioneros, entrenar a la iglesia en un programa especial de misiones, etc.
El pastor es la clave. ¡Tal pastor, tal iglesia! Tal vez, tu, como pastor, estés ahora dispuesto a hacer un examen de tu vida y ministerio, para comprobar si ambos están siendo fructíferos, si los miembros de tu iglesia tienen madurez espiritual y visión misionera. Un día yo tomé una decisión: pedí perdón a Dios por mi motivación equivocada y decidí comenzar todo de nuevo, bajo la dirección del Espíritu Santo, y asumí personalmente la evangelización del mundo a través de mi iglesia.
Dios es fiel y ha bendecido mucho a la iglesia, y ya estamos recogiendo muchos frutos para su gloria. Haz también tu lo mismo. Coloca tu vida y ministerios en las manos de Dios. Él va a honrar tu decisión. Tu vida e iglesia madurará. Cristo va a ser glorificado.