El Nuevo Testamento nos narra que había muchas mujeres entre el gran número de discípulos que servían y seguían a Jesucristo. Es lamentable que sólo conozcamos los nombres y las historias de unas cuantas.
Lo que sí sabemos es que en el momento de la crucifixión ellas fueron más leales a Jesús que sus discípulos masculinos. A pesar de la sociedad patriarcal existente en esos días, en la genealogía de Jesús –en el capítulo uno del evangelio de Mateo- se nombraron a cuatro mujeres, de las cuales dos eran extranjeras gentiles.
Es significativo que Jesús incluyera a las mujeres en sus enseñanzas, poniéndolas a la par de los hombres. A ambos sexos les exigió el mismo nivel moral y ético y a ambos les ofreció el mismo camino de salvación. A través de toda la Biblia las mujeres desempeñaron papeles importantes, desde el liderazgo de Débora hasta la maternidad única de María. Lo mismo ocurrió con la iglesia sufriente.
Se dice que Corrie ten Boom fue quien dijo la notable frase: “Cuando Dios quiere que se haga una tarea, llama a un hombre... para una tarea difícil, ¡llama a una mujer!”
Recientemente un pastor me dijo en Cuba: “Lenin dijo que sin mujeres no habría revolución”. Yo digo que: “sin mujeres ¡no habría iglesia!”.
En China, al grupo grande de mujeres cristianas que tienen un papel importante en el avivamiento y el crecimiento de la iglesia, es raro que les llamen localmente “Pastoras” o “Evangelístas”, a menudo las llaman “Mujeres de la Biblia”.
Este término se originó en la época de las misiones extranjeras del siglo diecinueve, debido al interés por el evangelio, y por lo tanto surgieron más obreras entre las mujeres (por lo menos sesenta por ciento) que entre los hombres.
Después de la era comunista (internamente llamada “liberación”) bajo el dominio de Mao Tse-tung. Que comenzó a fines de 1949, encarcelaron a un gran número de pastores acusándolos de ser “contrarrevolucionarios”. En muchos casos esto hizo que el cuidado del rebaño quedase en mano de las mujeres, especialmente entre el fenómeno de rápido crecimiento que son las iglesias caseras.
Durante el período más oscuro de la historia china de este siglo, las mujeres cristianas del liderazgo de la iglesia sufrieron tan severamente como los hombres. Pero de las cenizas de este fuego purificador surgió una iglesia que modela para el mundo la realidad y el poder de nuestro Salvador resucitado.
No es exagerado declarar que sin el testimonio de las mujeres, la iglesia en China hubiera muerto durante esos años terribles. Hoy, esas mujeres ya ancianas siguen siendo una inspiración. Al referirse a China, el jefe Mao decía a menudo: “Las mujeres sostienen la mitad del cielo”. Ahora se estima que casi el setenta por ciento de los obreros cristianos activos en China son mujeres.
Por desgracia, una gran mayoría de ellas pagan un precio muy grande para unirse a la iglesia. Se estima que por lo menos el cuarenta por ciento de estas mujeres son golpeadas por sus esposos cuando declaran su fe en Cristo, y un cincuenta por ciento recibe golpes tan severos que sufren secuelas permanentes.
En la provincia de Henan, un esposo inconverso azotó severamente a la esposa, con un pedazo de madera, por ser cristiana. En la provincia de Heilongjianga golpearon con una caña de bambú a una esposa creyente, la ataron a un carro y la llevaron por toda la aldea.
La mujer de la Biblia, Ding Xianggao, es un ejemplo increíble. Es una evangelista itinirante muy joven de China. Muy consciente del precio, ella dice: “En mi país hay muchos hermanos y hermanas que sufren por Cristo. Algunos de mis colaboradores han pasado treinta años en prisión por causa del evangelio” Martirizaron a dos de sus compañeros.
Como es una mujer perseguida, a menudo duerme en cuevas y en el campo para evitar que la capturen. Define su compromiso de la siguiente manera: “Jesús murió por mí. Lo menos que puedo hacer es morir por Él. Sufrir o ir a la cárcel por Él, es mi honor y lo anhelo”.
Terminó yendo a una cárcel muy grande con más de 800 internadas involucradas en prostitución, asesinatos y secuestros. Pero Ding creía que Dios la llevaba allí por alguna razón. Después de tres años la liberaron. ¡Pero para ese entonces setenta y ocho personas ya se habían entregado a Cristo!
Tener mujeres en el liderazgo no ha sido una gran controversia para la iglesia en China, la cual está creciendo con rapidez.
“Grandes mujeres de la Biblia de China” presenta a cinco de los muchos miles de mujeres chinas de la Biblia. Cinco de las cuales tuve el gozo de entrevistar y conocer como amigas. Ahora estas personas son ancianas, que tuvieron una larga vida de servicio fructífero y, sin embargo, no se detienen.
Me recuerdan la descripción del salmo 92:12-15: “El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia”.
Hasta el día de hoy, estas mujeres están involucradas en un ministerio vibrante y es por eso que les hemos dado seudónimos:
- La hermana Alice - La fiel
- Tía Esther - Insensata para Cristo
- La Tía Mary - Una testigo intrépida
- La hermana Lucy - Amante de la libertad
- La hermana Ruth - Una líder fructífera
Este artículo ha sido tomado del libro:
Perseguidos
por Varios Autores
Editorial Unilit