Muchos asumen la actitud, “lo que no puedo ver o coger no cuenta”.
Cada vez más el valor y la importancia de lo invisible e impalpable se está afirmando, inclusive para el más ocupado de los profesionales.
Importantes publicaciones sobre negocios reconocen que espiritualidad tiene un lugar legítimo en el mercado de trabajo del siglo XXI. La revista “Business Week” presentó como reportaje de carátula, “La Religión en el Mercado de Trabajo”. Otra edición de “Fortune” tuvo como título, “Dios y los Negocios”.
Muchas otras publicaciones, incluyendo el “Wall Street Journal” y la revista “Forbes” también consideraron seriamente la relación entre espiritualidad y mercado de trabajo.
Existen varias explicaciones para este fenómeno relativamente “nuevo”, que puede envolver la comprensión de que no somos meramente seres físicos, intelectuales o emocionales, sino que tenemos también una dimensión espiritual innata. En medio del imprevisible mundo de negocios, muchos están buscando una fuente de estabilidad y significado, así como respuestas para cuestiones decisivas de la vida.
Una publicación médica que leí recientemente, declara que estudios científicos demostraron que la espiritualidad puede ayudar a promover salud física y mental, trayendo beneficios para la presión sanguínea, mejoría al sistema inmunológico, recuperación del consumo abusivo de diversas drogas y una recuperación más rápida de cirugías y enfermedades.
Esos artículos también ven la necesidad de distinguir entre religión – típicamente vista en términos de forma, ritual, tradiciones, dogma y exclusividad – y espiritualidad, que es intensamente personal, envolviendo relación con Dios, o “Ser superior”, con otras personas y con el mundo que nos rodea.
Como comentó un CEO en un artículo publicado por el “MIT Sloan Management Review”: “Yo creo firmemente que la religión no debe ser discutida en el mercado de trabajo. Por otro lado, creo que no solamente la espiritualidad debe ser discutida... y esta discusión es absolutamente indispensable para crear y mantener organizaciones éticas y verdaderamente responsables”.
La conexión entre espiritualidad y bienestar personal y vocacional, no es ningún descubrimiento reciente. Considere algunos criterios presentados en el libro de Proverbios:
· Espiritualidad ofrece principios dignos de ser seguidos. En un mundo donde tantas personas argumentan que no existe “verdad absoluta”, la espiritualidad proporciona padrones y directrices para la conducta del día a día. “El camino de los rectos es apartarse del mal: su alma guarda el que guarda su camino” (Proverbios 16:17)
· Espiritualidad proporciona sentido de seguridad y protección. Entender que nuestra preocupación sea el terrorismo global o las posibilidades de sobre vivencia de nuestra empresa a las presiones competitivas, pero aun ansiamos por algo, o Alguien, que nos sirva de fuente de esperanza y confianza delante de las dudas extremas. La verdadera espiritualidad puede ofrecer esto. "En el temor de Jehová está la fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos” (Proverbios 14:26).
· Espiritualidad proporciona actitud de paz y contentamiento. Los desafíos que enfrentamos diariamente en el mundo profesional y de negocios, crean un estado elevado de ansiedad. Ese estrés puede ser minimizado cuando se está anclado en profundas convicciones espirituales. “El temor de Jehová es para vida; y con él vivirá el hombre, lleno de reposo; no será visitado de mal” (Proverbios 19:23).
· Espiritualidad se constituye en fuente de sabiduría y orientación. En la búsqueda por dirección delante de las difíciles decisiones que enfrentamos todos los días, las verdades y principios que encontramos a través de la búsqueda espiritual pueden darnos las soluciones adecuadas. “El que confía en su corazón es necio; mas el que camina en sabiduría, será salvo” (Proverbios 28:26).
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Robert J. Tamasy es vicepresidente de comunicaciones de la Leaders Legacy, corporación benefíciente con base en Atlanta, Geórgia, USA. Veterano con mas de 30 años de trabajo en periodismo profesional, es coautor y editor de seis libros.Traducido por Alicia Gonzales Lemos.