Prioridades y Elecciones

Nuestras vidas son determinadas por las elecciones que hacemos y nuestras elecciones son determinadas por nuestras prioridades.

Recuerdo mi primera crisis de prioridades. El viaje de nuestra clase de octava serie para Topeka, Kansas, fue marcada para el mismo fin de semana que el evento regional de los “Días 4-H” (4-H era un club para jóvenes interesados en agricultura y cuestiones culturales).

Yo había ganado una competición oral en nuestro evento local, lo que me daba la oportunidad de participar del concurso regional. Pero el viaje de nuestra clase para Topeka era el mismo día y era la oportunidad de pasar algún tiempo por última vez, con compañeros que convivieron conmigo los últimos 8 años. Esperaba también ir a la capital y tener oportunidad de estar con el Gobernado del Estado.

Fue la decisión más difícil que ya tuve que hacer, hasta aquella altura de mi joven vida. Hoy, adulto, me doy cuenta de que decisiones difíciles son constantes. Aprendí que colocar cada prioridad predeterminada en su debido lugar, ayuda a tomar decisiones con mas facilidad.

Dicen que para identificar nuestras verdaderas prioridades, basta dar una mirada en el calendario y en nuestra libreta de cheques. La forma como gastamos nuestro tiempo y nuestro dinero son un buen indicador de lo que verdaderamente es importante para nosotros.

Dios nos concede diferentes cantidades de dinero, pero todos tenemos igualmente veinticuatro horas en un día. La administración del tiempo, por tanto, se transforma en una cuestión de determinar lo que es importante para cada uno de nosotros, establecer nuestras prioridades y administrar nuestro tiempo de acuerdo con esto.

Por ejemplo, un club musical de nuestra ciudad, nacionalmente conocido, cerró recientemente, no porque no estuviera siendo exitoso, sino porque su propietario decidió que ya era tiempo de comenzar a pasar las noches en casa con su familia. Ya que su familia era prioridad absoluta, cerrar un negocio próspero se tornó una decisión relativamente fácil.

Por tanto, el desafío de establecerse, y mantener, prioridades es un ejercicio continuo, que dura toda la vida. Constantemente evalúo lo que estoy haciendo a fin de decidir si estas cosas todavía son importantes. Descubrí que algunas que parecían muy importantes hace algunos años, hoy no las son, mientas que otras se tornaron mucho más importantes.

Yo no cazo, pesco, juego golf o veo TV. Ninguna de estas cosas son malas, pero decidí que prefiero hacer otras, como gastar tiempo de calidad con mi esposa, estar con amigos y tocar música. Una vez que mis prioridades ya están establecidas, decidir si voy a tocar mi guitarra o ver algo de televisión es fácil.

Y si la decisión estuviera entre tocar o quedarme con mi esposa, yo escojo estar con mi esposa, porque aunque ame la música, yo amo a Louise mucho más.

Somos diferentes unos de los otros. Por tanto, nadie puede determinar nuestras prioridades por nosotros. Mis padres me hicieron decidir entre viajar con mi clase de la Octava serie o participar de la competición oral de los “Días 4-H”. Ellos sabían que la vida presentaría muchas elecciones difíciles para mí y así, cuanto más pronto yo aprendiese a decidir, especialmente delante de dos opciones buenas, mejor sería para mí a lo largo de la vida.

Para los seguidores de Jesucristo, hay algo más a considerar. La Biblia dice que Dios debe ser nuestra primerísima prioridad, ya sea en nuestros hogares, en el trabajo o en la diversión. En Mateo 6:33, Jesús enseñó: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Diciendo “estas cosas”, Jesús se refería a nuestras necesidades y preocupaciones diarias, aquellas que pueden fácilmente consumir nuestro tiempo y energía.

Él estaba diciendo dos cosas: Debemos hacer de Dios nuestra absoluta prioridad; todo lo demás debe ser secundario. Y cuando determinamos hacer de Él lo primero en nuestras vidas, Él promete cuidar de nuestras necesidades y preocupaciones.

¿Usted ya confrontó a Dios con relación a esta promesa?

Jim Mathis
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