Sin dinero no se puede vivir dicen algunos, otros piensan cuanto más dinero tengo, más importante soy.
De una o de otra manera, la verdad es que todos deseamos y necesitamos tener, es decir, administrar, una cantidad equis de dinero. Ahora, ¿quién me provee el dinero? Es decir, ¿de donde yo obtengo ese dinero? ¿De Dios o del diablo? De algunas de estas dos fuentes vienen las riquezas.
Estimado lector, seguro que usted desearía que fuera de otra manera, pero es imposible; si usted tiene o tendrá dinero algún día, será porque lo habrá obtenido de Dios o del diablo.
1. Cuando el diablo da las riquezas
Verdad Práctica.
No te afanes por hacerte rico: Sé prudente. Y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ninguna? Porque se harán alas como alas de águila y volarán al cielo. Proverbios 23:4-5
Leemos en Lucas 12:15-21: “y le dijo: Mirad y guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.
También les refirió una parábola diciendo: “La heredad de un hombre rico había producido mucho, y él pensaba dentro de sí diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo:
Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años: repósate, come, bebe, regocíjate.
Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma: y los que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios”.
El hombre del cual nos habló Cristo en esta parábola es un hombre que había obtenido sus riquezas del Diablo. ¿Por qué? Porque solo pensaba en él y no había tenido a Dios en sus noticias, es decir, no se había acordado de Dios. El calificativo que Dios le dijo fue: NECIO.
Las riquezas que vienen del Diablo no las obtenemos con honradez. Todas aquellas personas a quienes el diablo les ha dado riquezas, saben que para adquirirlas han tenido que mentir, engañar, defraudar ya sea el jornal del obrero, la venta menos del kilo, negocios hechos con mala intención, etc.
Parece que todo marcha bien, tarde o temprano, el diablo viene y se cobra lo que él le ha dado. Y allí comienza la odisea, o mejor dicho, el martirio de la vida.
Estas personas que poseen riquezas, se dan cuenta que poseen pero no pueden disfrutarlas; algunos por enfermedades físicas, otros por temor al fracaso, otros por la avaricia que los gobierna, y otros por otros males que el diablo trae sobre sus vidas. Lo cierto es que se cumple la Escritura que dice: “No hay paz para los impíos, dijo Dios”.
Leemos en 1 Timoteo 6:17: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”.
Cuando Jesús anduvo en la tierra y fue llevado al monte de la tentación, el diablo le ofreció todo, y Jesús podía obtener todo por un camino más fácil, pero Jesús sabía que si el diablo se lo daba, algún día se lo quitaría, y lo haría vivir toda la vida triste, frustrado y amargado.
Pero Jesús escogió la Cruz, es decir, el camino No Fácil. Por este camino Jesús obtuvo la prosperidad sobre su ser completo y la obtuvo para siempre. Dicen las Escrituras que Dios “Lo exaltó hasta lo sumo, le dio un nombre que es sobre todo nombre”.
Estimado lector: si usted no ha aceptado a Cristo como su único Salvador personal, y reconoce que todo lo que posee se lo ha dado el diablo, porque no lo ha adquirido en una manera limpia.
Antes de seguir leyendo, pídale a Jesús que le perdone todos sus pecados, y que le dé fuerza para no engañar y defraudar más a nadie y poder vivir una vida agradable ante los ojos del Señor, en la gracia y el poder de Jesucristo.
Dice la Biblia que debemos tener siempre en nuestra mente, bien claro, la verdad de que las riquezas, vienen de Dios. Leemos en Deuteronomio 8:17-19: “…y digas en tu corazón mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza:
Si no acuérdate de Jehová tu Dios, porque El te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si legares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros que de cierto pereceréis.
El dinero mal adquirido es uno de los dioses a quienes miles de personas están adorando. Si usted es uno de ellos, deje ahora mismo de adorar a ese Dios.
2. Cuando Dios da las riquezas.
Verdad Práctica.
La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella. El hacer maldad es como una diversión al insensato; mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento. Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean. Proverbios 10:22-24.
Es maravilloso que cuando Dios nos da las riquezas, juntamente con ellas nos da paz.
Leemos en Eclesiastés 5:19-20: “Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios. Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios llenará de alegría el corazón”.
Cuando Dios da las riquezas todo es tan diferente. Debemos tener siempre fresca en nuestra mente la verdad que Dios nos da el poder para hacer las riquezas.
Este poder del cual habla la Biblia, es un activo, que se mueve constantemente dentro de nosotros, y destruye en nuestra vida todo temor, frustración, amargura, y toda inseguridad de que la bendición y prosperidad vienen de Dios.
Cuando las riquezas vienen de Dios, junto con ellas Dios nos da dos cosas sumamente maravillosas:
A. Dominio sobre ellas
Junto con las riquezas, Dios nos da el poder o la facultad de disfrutarlas, es decir, nos da las riquezas y el dominio sobre ellas.
Es maravilloso ser una persona que posee mucho dinero, y tiene dominio sobre el; sabiendo qué hacer con él, lo emplea no solo para suplir sus necesidades personales, sino que acepta los principios de Cristo que dijo: “Mejor es dar que recibir”, y dar para suplir la necesidad de otros.
Comprender que Dios da la bendición de poseer para ayudar, es realmente maravilloso; y no para usarlo con ese espíritu de egoísmo y avaricia, que solo le llevará a un fin muy triste.
Pero cuando reconocemos que es Dios quien nos da las riquezas y la facultad para usarla, Dios nos da la segunda cosa que es muy deseada y muy necesaria.
B. Un corazón alegre
Es decir, Dios le llenará el corazón de alegría. ¿Verdad que esto es más importante y necesario? Siempre lo fue, pero en estos días de tanta opresión, no hay nada más precioso que un corazón alegre.
Podemos alegrarnos del amor con que Dios nos ama, de la protección y la bendición que Dios nos da, al permitirnos ser partícipes de su obra aquí en la tierra.
Leemos en Lucas 8:1-3. “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con El, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades:
María, que se llamaba Magdalena de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes y Susana, y otras muchas que le servían con sus bienes”.
Estas personas poseían riquezas y sabían qué hacer con ellas. ¿Por qué? Porque iban con Cristo y le ayudaban a propagar las verdades gloriosas que Cristo trajo a la tierra. Servían a Jesús con sus bienes, y le estaban agradecidos por lo que El había hecho a favor de sus vidas.
Y usted ¿reconoce que Jesús le ha dado poder para hacer las riquezas? ¡Que menos puede hacer que servirle con sus bienes!
El servir a Cristo con nuestros bienes materiales, produce en nosotros tres cosas importantes:
1. El gozo de servir a Cristo
2. La satisfacción de saber que tengo parte en la extensión del reino de Dios sobre la tierra.
3. El reconocimiento de lo que dijo Cristo, que mejor es dar que recibir y también dijo: Dad y se os dará”. San Pablo dice que Cristo Bendice y Multiplica al dador alegre.
Tomado del Libro: Prosperidad Económica