Jesús camina sobre las aguas y nos recuerda que, aunque las tormentas de la vida sean fuertes, Él tiene el poder de sostenernos.
Jesús camina sobre las aguas para enseñarnos que la fe nos permite superar lo imposible. No importa cuán grande sea la tempestad que enfrentes, si confías en Él y das pasos en obediencia, experimentarás Su poder y fidelidad.
Cuando Pedro vio las olas y sintió el viento, comenzó a hundirse, pero al clamar a Jesús, fue rescatado. Así también, cuando nuestras fuerzas fallan y el miedo nos invade, debemos fijar nuestra mirada en Cristo, quien siempre extiende Su mano para salvarnos.
Simón se enfrenta a su mayor prueba mientras camina sobre las aguas tumultuosas. La tormenta en el mar refleja la lucha interna de Simón, agravada por la dolorosa pérdida que Edén, su esposa, enfrenta en silencio. La escena captura intensamente la complejidad de la fe y la resistencia en medio de la adversidad.