Los hermanos de Jesús no creyeron en Él durante su ministerio terrenal (cf. Marcos 3.21,31-35; Jn. 7.3-9; sin embargo, después de ascensión los encontramos reunidos con el grupo de discípulos en Jerusalén (Hechos 1.14).
Pablo menciona la aparición del Señor resucitado a Jacobo (1 Corintios 15.7), el cual se convirtió en uno de los lideres de la Iglesia de Jerusalén (Hechos 12.17;15.13;21.18;Gálatas 1.19;2.9,12).
No se encuentra en la carta información personal respecto al autor, excepto que se califica a sí mismo de maestro (3.1). En esta carta anuncia sus consejos con autoridad y se dirige a sus lectores como “hermanos” (4.11; 5.7,9,19),”hermanos míos” (1.2; 2.1,14; 3.1,10,12; 5.10,12), y “amados hermanos míos” (1.16,19;2.5).
Tampoco es posible establecer con certeza la fecha de la carta. Si la identificación tradicional del autor es correcta, tiene que haberse escrito antes del 62d. C., fecha del martirio de Jacobo. Algunos sostienen que fue el primer libro del N.T. que se escribió, alrededor del 45d.C.
Aquellos que no concuerdan con la autoría de Jacobo, la fechan mucho más tarde, hacía el final del siglo I o incluso a comienzos del II.
El nombre castellano de “Santiago” surge de la contracción producida a través de los siglos de latín “sanctus Icobus”, que la perder las terminaciones se convirtió algo así como “sanct. Iacob.” Hasta derivar en el nombre actual.
Se identifica a los destinatarios sencillamente como a “las doce tribus que están en la dispersión” (1.1), lo que se puede indicar cristianos con trasfondo judío, aunque la frase también se usa para todos los cristianos (1 Pedro 1.1) en todo lugar. En la epístola no hay referencias que identifiquen a los lectores con alguna localidad en particular, y el tenor general de la carta justifica plenamente su nombre de “epístola universal”.
CARACTERÍSTICAS:
Esta carta se ocupa de los aspectos prácticos de la fe cristiana y su contenido son máximas y consejos para la conducta cotidiana que la ubican dentro de la literatura Bíblica conocida como sapiencial (como el libro de Proverbios en el A.T.). Hay escasas referencias a cualquiera de las doctrinas principales de la fe cristiana y sólo se menciona al Señor Jesucristo en dos pasajes(1.1; 2.1)
Nos dice el autor que la fe cristiana se manifiesta por medio de las obras y que no debe definirse en términos de creencia(2.18,19)Se nos presenta una fe que se nos demuestra viva y activa por las obras que realiza, Quienquiera que alegue tener fe sin demostrarla en obras yerra, pues sin las obras la fe es infructuosa y muerta, y no es verdad fe salvadora (2.14-26).
No hay contradicción entre esta enseñanza y la de Pablo en cuanto a la fe y las obras. Pablo muestra que sólo por la fe puede obtenerse la salvación y no por las obras de ley. Santiago que la fe que salva se manifiesta en obras, de modo que, si no hay obras no hay fe.
La enseñanza acerca del control de la ira (1.19-21), la caridad y la castidad (1.26,27), el dominio de la lengua (3.1-12), la abstención de efectuar juicios de censura sobre las aciones de otros(4.11,12), la vanidad de riquezas materiales (5.1-3), la prohibición de jurar livianamente (5.12), contiene un eco de las enseñanzas de Jesús, en particular del Sermón del Monte.
Aveces destellos de indignación, como las severas críticas del escritor a la actitud de las preferencias de los ricos dentro de la Iglesia(2.1-8); en su condena del habla injuriosa (3.6-12), su objeción a la amistad con el mundo (4.1-4), y sus advertencias quienes se fían de sus riquezas (5.1-6).
No se trata aquí de una filosofía elaborada en la torre de marfil, sino de consejos prácticos dados por alguien que conocía todas las tentaciones a que están sujetos todos los cristianos, y que se preocupaba intensamente porque en palabra, acción y pensamiento esos creyentes fueran hacedores de la palabra de Dios y no meramente oidores (1.22), resistiendo siempre al diablo y acercándose más a Dios (4.7,8).
CONTENIDO:
I. Saludo, 1.1.
II. La auténtica religión, 1.2-27: Las pruebas pueden llevar al fortalecimiento de la fe; las tentaciones surgen del orgullo del hombre y no de Dios, que es generoso en buenas dádivas. La religión autentica es aquella que se manifiesta en un hablar sobrio y puro, en acciones positivas de bondad, y en una preocupación activa por los desvalidos y los huérfanos.
III. La auténtica fe, 2.1-3.12: El amor genuino es imparcial, y la parcialidad es pecado. La auténtica fe se demuestra en obras, sin las cuales es estéril y muerta. Una lengua descontrolada no es compatible con quien profesa ser cristiano.
IV. La auténtica sabiduría, 3.13-5.8: La verdadera sabiduría es aquella que proviene de Dios; es pacífica, mansa, llena de misericordia y de buenos frutos.
La amistad con el mundo no es confiable con la amistad de Dios. No juzguéis a vuestro hermano. Confiad en Dios y no en las riquezas materiales que son temporales. Sed pacientes. No juréis livianamente. Orad por vosotros mismos y los unos por los otros.
V. Conclusión, 5.19,20.
Biblia Caribe. Miami Florida: Editorial Caribe, 1980.
SANTIAGO
Santiago : hubo tres personas de este nombre: el hijo de Zebedeo; el hijo de Alfeo; y el hermano del Señor. Generalmente se tiene al último de los tres como escritor de esta carta. En el saludo no se llama a sí mismo hermano de Jesús, sino solamente su “esclavo”; quizás que aun siendo tan piadoso como era, creía demasiado su propia debilidad para uno que fuera consanguíneo de Cristo.
Se reconocía como hombre preeminente santo según las normas de la Ley. Sus compatriotas le llamaban “el Justo”. Se cree que era casado (1Cor.9:5). Muy pronto fue reconocido como “obispo de Jerusalén”.
Era muy influyente tanto entre los judíos como en la Iglesia. Pedro se dirigió a él cuando fue liberado de la cárcel (Hechos 12:17).
Pablo siguió su consejo (Hechos 21:18). Era judío muy estricto, pero fue autor de la tolerante carta a los cristianos gentiles (Hechos 15:13-23). Aprobó de la obra de Pablo entre los gentiles pero él mismo se ocupaba principalmente de los judíos. La obra de su vida fue ganar a los judíos, “y facilitar su transición al cristianismo”.
Su martirio: (según Josefo, y Hegsipo, un judío cristiano de 160d. C., cuyo relato acepta Eusebio). Aprovechándose del intervalo entre la muerte de Festo y llegada del nuevo gobernador romano, Anano el sumo sacerdote y los escribas y fariseos se reunieron en el Sanedrín y ordenaron a Santiago “el hermano de Jesús llamado el Cristo”, que proclamara desde las galerías del Templo que Jesús no era el Mesías, y que refrenara al pueblo, que abrazaba al cristianismo en grandes números.
En lugar de obedecerles, Santiago clamó que Jesús era el Hijo de Dios y Juez del mundo. Sus airados enemigos lo arrojaron a tierra y le apedrearon, hasta que un batanero compasivo terminó sus sufrimientos con un leño, mientras él de rodillas, oraba, “Padre perdónales por que no saben lo que hacen.” Poco después comenzó el fatal sitio de Jerusalén. Los judíos sintieron que si él hubiera vivido, podría haber evitado la destrucción de la ciudad, la cual creían un juicio contra ellos por su asesinato.
Fecha de la epístola. Generalmente se cree que haya sido cerca del fin de su vida en el 60d. C., después de haber pastoreado durante 30 años a la Iglesia de Jerusalén. Algunos la creen de fecha más temprana.
Bosquejo de la epístola. Es un libro de dichos sueltos acerca de gran número de temas sin relación aparente. Algunos temas recurren una y otra vez, en medio de otros diferentes. La tentación. La paciencia. El pecado. La fe. Las buenas obras. La parcialidad. Pecados de la lengua. Las contiendas. La mundanalidad. La presunción.
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