LAS PRUEBAS - HACEDORES DE LA PALABRA
Menciona casi todo el tema de que luego trata el libro. (Libro de Santiago)
“Los esparcidos”. Los judíos dispersos, cuyo centro era Jerusalén. Se dirige a los judíos cristianos (2:1).
Soportando las Pruebas (2-3). El v. 2 trata de la prueba que Acrisola; el v. 12, del aliciente al pecado. Mediante las pruebas, Dios perfecciona a los herederos de la eternidad. Son “preciosos” (1 Pedro 1:7).
La paciencia (3-4) es la capacidad para poder aguardar las cosas que anhelamos. La prueba obra paciencia; la paciencia perfección (5:7-11).
La sabiduría (5), para confrontar las demandas de la vida como debe hacerlo el cristiano (3:13-18; Proverbios 3,4). Esta epístola es el Libro de Proverbios de cristiano.
La oración (5-8). La epístola comienza y termina con la oración (4:2-3; 5:13-18). Se dice que Santiago pasaba tanto tiempo de rodillas, que se hicieron duras y callosas como las de un camello.
La fe (6-8). La confianza en Dios que permanece inmóvil en medio de las tempestades de la vida, condición necesaria de la fe que prevalece (2:14-26).
La vanidad de las riquezas (9-11). Nuestra preocupación principal debe ser nuestro estado no aquí, sino en la eternidad (2:1-1; 4:1-10, 13-17; 5:1-6)
La tentación (12-16). Aquí la palabra significa el halago al pecado. No viene de Dios. Dios puede defendernos de ella, y ayudarnos a vencerla. Jesús mandó que oráramos para evitarla (26:41).
El pecado (14-15) tiene su origen en la concupiscencia, o sea deseos de la carne. Nacido en la concupiscencia, el pecado engendra muerte.
El nacimiento del cristianismo (17-18). Así como el pecado engendra la muerte, Dios por medio de Su Palabra engendra al cristianismo. También Pedro habla de la palabra como simiente vital que engendra al nuevo ser (1 Pedro 1:23).
La lengua (19-20). Vigila tu lengua. Domina tu genio. Sé buen oidor (1:26; 3:1-18; 4:11-12; 5:12).
Hacedores de la palabra (21-25). Acaba de hablarse de la palabra como instrumento del nacimiento del alma (18) y de su salvación (21). Aquí es espejo (23), que demuestra a nosotros mismos, y el camino hacia la perfección definitiva (2:1426; Mateo 7:24-27).
La religión pura (26-27). Una lengua no domada en quien profesa la religión es una cosa vil. Una vida de caridad, libre del excesivo apego a las casas terrenales, es el adorno de la religión.
LA PARCIALIDAD. LA FE Y LAS OBRAS
El favoritismo, 1-13. Debe haber existido en la Iglesia de Judea elementos bastante mundanos, para evocar palabras como estas. La “ley real” (8) es la “Regla de oro”, que ellos practicaban solamente dentro de los límites de su propio circulo social. La “ley de libertad” (12) es la ley de Cristo en la cual hay perdón y liberación del pecado. La ley de Moisés ley de servidumbre, no tenía tal provisión.
La fe y las obras (14-26). La doctrina de Pablo, de la justificación por la fe y la de Santiago de justificación por las obras, se complementan; no se contradicen. Ninguno de los dos combatía la enseñanza del otro.
Eran devotos amigos colaboradores. Santiago aprobaba plenamente la obra de Pablo (Hechos 15:13-29; 21:17-26). Pablo predicaba la fe como base de la justificación delante de Dios, pero insistía en que la fe debía producir una vida correcta.
Santiago escribía a aquellos que ya habían aceptado la doctrina de la justificación de la fe, que abusaban generalmente y crasamente de ella, para decirles que una fe tal no era fe alguna.
LA LENGUA
El poder de la lengua (1-12). A juzgar por el tono general de este capítulo, sospechamos que había muchos individuos presumidos, petulantes, mundanos y de genio irrefrenable que aspiraban a hacerse dirigentes y maestros de la Iglesia de Judea.
“Ofender” en el v. 2, significa no solamente palabras de ira y enojo, sino de también doctrinas falsas y necias. La lengua es la principal expresión de nuestra personalidad, y generalmente provoca una reacción inmediata de una u otra clase, de parte de los demás. “Inflamada del infierno”(6); “lleno de veneno mortal” (8): son palabras fuertes, pero ¡cuan ciertas!
Las palabras ruines han deshecho hogares, han dividido Iglesias y han precipitado a millones en la desesperación y la ruina.
Sin embargo, hay muchísimas personas muy religiosas que no parecen hacer el menor intento de dominar su lengua.
Este capítulo nos recuerda algunas expresiones del libro de Proverbios: ”El que guarda su boca guarda su alma”; “Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio “; La boca del necio es quebrantamiento para sí”; La muerte y la vida están en poder de la lengua” (Proverbios 13:3; 17:28; 18:7,21).
La sabiduría (13-18). Este pasaje parece ser dirigido contra algunos maestros locuaces los cuales, ambiciosos de que se les considerara como brillantes acerca de alguna doctrina favorita suya y con poco o ningún aprecio de la persona de Cristo, producían tan solamente celos y divisiones.
Santiago llama a tal sabiduría “diabólica”, y la contrasta con la sabiduría “celestial” en palabras de sorprendente belleza.
LA MUNDANALIDAD
El origen de las guerras (1-2). La codicia; el deseo de tener aquello que es de otros. Esta ha sido la causa de la mayoría de las guerras que han asolado la tierra.
La oración no contestada (2-3). Las promesas de Dios, de que contestará la oración, son abundantes, pero no para los codiciosos amadores del mundo (5:13-18).
El animo doble (4-10). Una ampliación del dicho de Jesús de que no se puede servir a Dios y a Mamón (Mateo 6:24), parecida a la admonición de Juan acerca del amor al mundo (1 Juan 2:15-17).
Tales pasajes nos sugieren la necesidad del constante auto-examen, pues ya que tiene que vivir en el mundo, siendo necesarias cosas mundanas para nuestro mantenimiento diario, demanda gran vigilancia al mantener nuestros afectos por encima de la línea divisoria.
La lengua (11-12) nuevamente. Esta vez, lo completamente absurdo de un pecador se elija juez de otro.
La autosuficiencia (1-17). “Si el Señor quiere” (15). Una de las doctrinas más sorprendentes de la Escritura es esta de que el Dios de todo el vasto universo tiene un plan definido para cada uno de los suyos (Hechos 18:21; Romanos 1:10; 15:32; 1 Corintios 4:19; 1 Pedro 3:17).
LOS RICOS. LA PACIENCIA. LA ORACIÓN.
Los ricos (1-6). Entre los ricos se hallan a veces algunas almas cristianas verdaderamente preciosas; pero en general el cuadro de Santiago es aún exacto.
La paciencia (7-11). Hasta la venida del Señor, cuando toda injusticia se redimirá, y los cristianos fieles recibirán el pleno fruto de sus labores y padecimientos.
Los juramentos (12). Otra vez la lengua. Sin embargo, ¡cuantos profesados cristianos profanan el nombre de Dios en su conversación común!
El canto (13). Cante el cristiano por cuanto es feliz. El canto aumentará su propia felicidad y la de otros.
La oración (13-18). El cerrar y abrir Elías los cielos fue un milagro grande y extraordinario (1 Reyes 18). Sin embargo. Se le cita como incentivo a la oración nuestra. El ungir con aceite (14) era un remedio medicinal reconocido (Lucas 10:34; Isaias1: 6). Debía reforzarse con la oración y no usarse para fines mágicos.
Ganar una alma para Cristo (19-20) agrada inmensamente a Cristo, quien por ello pasa por alto muchas de nuestras debilidades. (1 Pedro 1:8).
Halley, Henry. Compendio Manual de la Biblia. USA: Editorial C.B.P., 1983.
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