La palabra “Eclesiastés” significa “el predicador”. Puede haberse llamado así por el hecho de que Salomón, después de su triste experiencia de apostasía, enseñó públicamente sus experiencias y las lecciones aprendidas de éstas.
Tema. En Proverbios aprendemos acerca de esa sabiduría que tiene su origen en Dios. En Eclesiastés leeremos acerca de aquella sabiduría natural que, apartada de Dios, procura encontrar la verdad y felicidad.
Ambos libros fueron escritos por Salomón; el primero, durante la primera parte de su reinado, cuando anduvo con Dios; el segundo, durante la última parte de su reinado cuando el pecado lo había separado de su Hacedor.
En los Proverbios se oye de sus labios una nota de gozo y contentamiento cuando medita en las bendiciones de la sabiduría divina; en Eclesiastés escuchamos una nota de tristeza, desaliento y perplejidad al ver el fracaso de la sabiduría natural para resolver los problemas humanos y obtener la felicidad perfecta.
Después de su alejamiento de Dios (1 Reyes 11:1-8), Salomón aún retuvo riquezas y sabiduría. Teniendo éstas, comienza su investigación de la verdad y la felicidad aparte de Dios. El resultado de esa investigación se expresa en la repetida frase, “todo es vanidad”. (Aquí vanidad significa “vacuidad, indignidad, sin ningún valor”.)
Salomón aprendió la siguiente verdad que resume el tema de su libro: Sin la bendición de Dios, la sabiduría, la posición y las riquezas no satisfacen, antes por el contrario, traen fatiga y decepción.
Autor. Salomón (Véanse 1:1,16; 12:9).
Bosquejo del libro de ECLESIASTES
- I. La vanidad del placer y sabiduría humanas (1 y 2)
- II. La felicidad terrenal. Sus obstáculos y medios de progreso (3 — 5)
- III. La verdadera sabiduría práctica (6:1 — 8:15)
- IV. La relación de la verdadera sabiduría a la vida del hombre (8:16 — 10:20)
- V. Conclusión (11:1 — 12:14)