Se parece más a un corredor de maratón, que a uno de distancias cortas; tiene en su mente toda nuestras vidas, no solamente el mañana.
Tenga en cuenta que Dios nunca llega tarde. No trate de apurarlo. “El que creyere, no se apresure”, dice la Biblia en Isaías 28.16. Los temas urgentes por lo general no son urgentes. Casi siempre nos acompaña la presión cuando no estamos sincronizados con el paso de Dios.
Proverbios 16.9 dice: “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos”. Proverbios 16.3 nos dice: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados”.
Los cobardes nunca empiezan y los tibios se mueren en el camino. Dios es la esperanza del original y la excusa de Ia copia. ¿Qué es Dios para usted, su esperanza o su excusa?
Adopte el paso de Dios; su secreto es la paciencia. Nunca se pierde el tiempo si está esperando en el Señor. El camino al éxito es cuesta arriba, así que no espere batir algún record de velocidad. Todos los grandes logros necesitan tiempo. La alegría es una dirección, no un destino.
Abraham Lincoln, durante las horas más oscuras de la Guerra Civil y respondiendo a la pregunta de que si tenía la certeza de que Dios estaba de su lado, dijo: “No lo sé. No he pensado en eso. Pero estoy ansioso de saber si estamos del lado de Dios" “La fortaleza de un hombre consiste en descubrir el camino de Dios y seguirlo”, dijo Henry Ward Beecher.
Caminar al paso de Dios nos ayuda a establecernos sobre el fundamento apropiado. No hay nada permanente a menos que esté edificado sobre la voluntad y la Palabra de Dios. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127.1). “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y Él aprueba su camino” (Salmo 37.23).
Nunca se quede donde Dios no le ha enviado.
Un cristiano con buen paso es como una vela, debe permanecer fría y ardiendo al mismo tiempo. (Pero si quema la vela por los dos extremos, usted no es tan brillante como piensa.)
Cada gran hombre aprendió primero cómo obedecer, a quién obedecer y cuándo obedecer. Un famoso poema anónimo dice así: ‘Si el lugar lo elijo, o el lugar lo evito, mi alma no queda satisfecha; pero cuando la voluntad de Dios dirige mi camino, da el mismo gozo ir o quedarse”.