¿Qué acontecimientos inesperados afectarán nuestras carreras, familias u organizaciones?
¿Cómo se comportará la economía? ¿Nuestra empresa conservará su parte del mercado, o serán necesarios ajustes importantes para mantenerla en el mismo ritmo que la competencia?
Así nos involucramos en planeamientos, el sabio proceso de observar las situaciones y datos actuales y proyectar como serán afectados por acontecimientos futuros. Entonces, hacemos reuniones importantes, analizamos y preparamos presupuestos, establecemos plazos y tratamos de visualizar los cambios necesarios para llegar a nuestros objetivos. Sin embargo, no conseguimos planear una cosa: ¡lo inesperado, lo imprevisto, lo incomprensible!
Años atrás, siendo un joven periodista, yo era director asistente de un periódico diario. Era sábado, un día “tranquilo” y metodicamente había hecho el borrador de la primera página para la edición de aquel día, pero no había hecho la previsión para las noticias de una grande tragedia que acababa de suceder, menos de una hora antes del periodico ir para la imprenta.
Aquel acontecimiento catastrófico no podía ser ignorado, aunque eso significase remendar drásticamente el “layout” de la primera página. Como “novato”, mi primer impulso fue entrar en pánico: ¿“Cómo puedo volver a hacer estas páginas en tan poco tiempo?, Renegué conmigo mismo.
De repente, llegó la ayuda. El editor jefe entró en la sala para ver como iban las cosas. Viendo mi perplejidad, levantó las mangas y me mostró como hacer los cambios rápidamente, para incorporar noticias de última hora. Mientras trabajaba, el hizo una pausa, me miró y me dio este consejo: “Tenga siempre un plan B”
Desde entonces ese consejo me ha ayudado incontables veces. Descubrí que el libro de Proverbios también guarda una riqueza en sabiduría, sobre como planear con eficiencia. Un poco de ella, como verá a seguir, dice con respecto a “tener siempre un plan B”
Reconozca los límites de su control. Podemos aprender con el pasado y cuidadosamente observar el presente, sin embargo, el futuro permanece incierto. Podemos hacer conjeturas inteligentes y preparativos para lo que puede ocurrir, pero el único que sabe lo que va a suceder es Dios. “De Jehová son los pasos del hombre: ¿cómo pues entenderá el hombre su camino? (Proverbios 20:24). “El caballo se apareja para el día de la batalla: mas de Jehová es el salvar” (Proverbios 21:31).
No actúe sin informaciones suficientes. Al planear, investigamos para que nuestras decisiones sean seguras y tengan buena sustentación. Pero generalmente no llevamos a Dios en consideración: ¿cuáles serían los planes de Dios? Así, nuestro planeamiento es incompleto sin oración y el deseo de estar en linea con las intenciones del Todo Poderoso. “Todas las cosas ha hecho Jehová por sí mismo, y aun al impío para el día malo.” (Proverbios 16:4) “Los ojos de Jehová miran por la ciencia; mas él trastorna las cosas de los prevaricadores” (Proverbios 22:12).
Cuidado con sus suposiciones. Frecuentemente planeamos con semanas, meses, y hasta con años de antecedencia, suponiendo que nada relevante sucederá que pueda interrumpir nuestros planes. Pero interrupciones significativas suceden, huracanes, terremotos, cambios económicos, súbitas pérdidas de los principales clientes, crisis internacionales, partida de una persona clave en el equipo de trabajo. El sabio que planea no tiene tanta seguridad con lo que puede tener cambios radicales. “No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.” (Proverbios 27:1).
Robert J. Tamasy es vice-presidente de comunicaciones de Leaders Legacy, corporação filantropica con sede en Atlanta, Geórgia, U.S. A. Veterano, con mas de 30 años de trabajo en periodismo profesional, es co-autor y editor de nueve libros. Recientemente publicó, en colaboración con David A. Stoddard, el libro "The Heart of Mentoring: 10 Proven Principles for Developing People to Their Fullest Potential" (La Escencia de Mentorear: 10 Princípios Provados Para el Desarrollo Personal en Todo su Potencial").Traducción de Alicia Gonzales Lemos.