Cuando me preparo para desempeñar mis funciones como consultor financiero, examino docenas de artículos de periódicos, revistas y boletines, buscando las últimas informaciones sobre economía, tasas de intereses y mercado financiero. Mientras hago eso, una pregunta domina mi mente: ¿Eso es algo que mis lectores deberían conocer?
Leyendo lo que los especialistas están diciendo sobre economía, intereses y mercado, tomo conciencia que generalmente ellos están solamente haciendo suposiciones y siempre usted puede encontrar fuertes opiniones de ambos lados de cualquier argumento.
Revisando como la bolsa, bonos y mercados extranjeros se comportaron durante el mes pasado, también reconozco que este comportamiento mercantil es erróneo a corto plazo, teniendo así poco peso en las decisiones financieras que se toman.
A lo largo de mis años como consultor financiero, he aprendido que el abordaje más sensato es establecer prioridades financieras que honren a Dios y los principios que El enseña en la Biblia. Por esta razón, estoy convencido que las cosas mas importantes para conocer sobre como usar nuestras finanzas están, antes que nada, enraizadas en la Palabra de Dios. Por ejemplo:
Vale la pena saber que debemos buscar primeramente en la Sabiduría de Dios – no en la sabiduría convencional – los principios que irán nortear nuestra decisión. Los principios que Dios nos dio son prácticos y relevantes personalmente. "Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia... “(II Timoteo 3.16).
Vale la pena saber que la deuda tiene un potencial esclavizante, y que debemos evitarla lo máximo que podamos. "El rico se enseñoreará de los pobre, y el que toma prestado, siervo es del que presta." (Proverbios 22.7).
Vale la pena saber que mantener el equilibrio apropiado entre el gasto actual y el ahorro a largo plazo es señal de sensatez. "Tesoro codiciable y aceite hay en la casa del sabio; pero el hombre insensato todo lo disipa.” (Proverbios 21.20).
Vale la pena saber que debemos invertir con consistencia, a partir de una estrategia cuidadosamente pensada, y no impulsivamente basados en casos esporádicos. “Los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia, pero todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.” (Proverbios 21.5).
Vale la pena saber que debemos confiar en la diversificación – al contrario de preocuparnos con los ciclos del mercado– como medio de control de los riesgos y proteger nuestro capital. "Reparte a siete, y aún a ocho: porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.” (Eclesiastes 11.2).
Vale la pena saber que debemos estar alertas contra la ganancia, gastando nuestras energías en una inútil tentativa de obtener las mayores ganancias. "No trabajes por ser rico; pon coto a tu prudencia." (Proverbios 23:4).
Cuando continuamente “renovamos nuestra mente” sobre la orientación de estos principios, somos capaces de aplicarlos en las decisiones financieras que enfrentamos diariamente. Podemos confiar que, cualquiera que sean los sacrificios a corto plazo, estamos gastando, ahorrando e invirtiendo sabiamente. Esto nos libera para dejar los resultados a los cuidados de Dios, sabiendo que "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (I Timoteo 6.6).
--------------------------------------------------------------------------------
Austin Pryor es el autor de la publicación mensual "Sound Mind Investing" (Mente Sana Inversiones), un boletín de planeamiento financiero, bien como de un libro con el mismo título, escritos a partir de la perspectiva bíblica. Es posible ver sus consejos financieros a través del web site www.soundmindinvesting.com - Traducción de Alicia Gonzales Lemos.