Para desarrollarse en el liderazgo se requiere de actitud; pero... ¿Qué es una actitud, y por qué es importante?.
Alguna vez hemos escuchado historias como esta. Los padres son convocados a la escuela para hablar acerca de su hijo. ¿El asunto?: Tommy, alumno de quinto grado, ha decaído en las calificaciones y está causando serios problemas entre sus compañeros.
Las pruebas psicométricas demuestran que es intelectualmente capaz, sin embargo fracasa de manera miserable. El maestro opina que tiene: una mala actitud.
Los padres se reúnen para tratar el caso de un miembro de la familia. En la discusión se oye constantemente la frase: Tiene una actitud “terrible”.
Difícilmente pasa un día sin que la palabra actitud entre en una conversación. Se la menciona como motivo de queja o de cumplido. Y en muchas empresas puede significar la diferencia entre la promoción o una remoción. Algunas veces la sentimos, otras la vemos, aunque a veces es difícil explicarla.
La actitud es un sentimiento interior expresado en la conducta. Es por eso que a la actitud se le puede ver aún cuando el individuo esté sin decir una sola palabra. ¿No hemos visto en alguna ocasión la cara hundida del tipo que siempre es “agrio”, la mandíbula tensa del permanente malhumorado, o la displicencia del empleado que vive con una falta total de compromiso hacia su trabajo?.
LA DECISION ESTA EN TI
Somos los amos o las víctimas de nuestras actitudes. Es un asunto de decisión personal. Lo que ahora somos, es el resultado de las decisiones tomadas ayer. En consecuencia, mañana seremos lo que decidamos ahora. Cambiar significa, decidir cambiar; pero para ello se requiere evaluar las actitudes actuales.
Ninguna decisión determinará más en el éxito del individuo, que el deseo de cambiar. Cuando todo lo demás falla, sólo el deseo de cambio puede mantenerle en su sitio, y este es posible si realmente se desea.
Así que una vez que se ha tomado la decisión de cambiar de actitud, hay que estar listo para permitir que las oportunidades que te rodean, hagan de tu decisión un éxito, porque es cierto que en muchas ocasiones no podemos conseguir que el viento sople hacia donde queremos, pero podemos ajustar nuestras velas de tal manera, que estas nos lleven a donde queremos ir. Este ajuste es el proceso de cambio.
Entonces, no importa que no podamos controlar todas las circunstancias, y que no siempre se pueden tomar decisiones correctas que produzcan resultados correctos. Pero en estos casos, con una buena actitud, siempre se puede aprender de las equivocaciones.
Porque un líder triunfador es lo suficientemente grande como para reconocer sus equivocaciones, lo suficientemente inteligente para sacar provecho de ellas y lo suficientemente fuerte para corregirlas.
Un hombre contaba de un muchacho que había perdido su mano a la altura de la muñeca. Cuando le preguntó sobre su impedimento, el muchacho dijo: “¡No tengo ningún impedimento!. únicamente no tengo la mano derecha”.
La gran tragedia de muchos individuos no es lo que han perdido, sino lo que han dejado de hacer, aún cuando tienen todo, y eso es lo que cuenta.