En el año 1863, Abraham Lincoln firmó la Proclamación de la Emancipación que liberó a los esclavos en América del Norte, pero con todo y eso cien años después los negros, en los Estados Unidos, seguían siendo víctimas de la segregación.
En 1963, Martin Luther King expresó, en un discurso que dio junto al monumento a Lincoln, su visión para los Estados Unidos. "Ha llegado el momento de abrir las puertas de la oportunidad a todos los hijos de Dios", dijo. "Ahora es el momento indicado para elevar a nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial a la roca sólida de la hennandad.
"Hoy os digo, mis amigos, que a pesar de las dificultades y de las frustraciones del momento yo sigo teniendo un sueño. . . sueño que un día en las montañas rojizas de Georgía, los hijos de los que antes fueron esclavos y los hijos de los que antes fueron hijos de los dueños de esos esclavos podrán sentarse juntos a la mesa de la hermandad. Sueño que un día hasta el estado de Mississippi, un estado desierto en el cual ahoga el calor de la injusticia y de la opresión, se transformará y será un oasis de libertad y justicia.
Yo sueño que un día mis cuatro hijos pequeños vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por su manera de ser. Yo sueño ... en aquel día en el cual todos los hijos de Dios, blancos y negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, unirán sus manos y cantarán las palabras del antiguo espiritual: '¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios todopoderoso, somos libres por fin!"
Let the Trumpet Sound: The Life of Martin Luther King, Jr (Que Suene la Trompeta: La Vida de Martin Luther King), Stephens B. Oates (New York:Harper & Row, 1982).
Sea cual fuere la opinión que puedan tener los críticos de King y su carácter personal, así como su conducta, nadie puede negar que tuvo una visión y que ejerció deliberadamente una influencia especial con el propósito de llevar al país en que vivía hacia la meta que supliese con estabilidad las auténticas necesidades de la nación. Logró expresar esa visión de una manera más clara y conmovedora que la mayoría de los dirigentes. Una visión tal y como la que tuvo Martin Luther King hace que un dirigente se destaque.
El liderazgo comienza cuando surge una visión. Dice en Proverbios 29:18: que, sin visión, el pueblo perece. El verdadero significado de estas palabras es "sin una visión, el pueblo deja a un lado toda moderación". Cuando un grupo se encuentra bajo la dirección de una persona que no tiene visión, el resultado es la confusión, el desorden, una licencia desmedida y, lo que es peor aun, la anarquía.
El principio de la visión es la clave para comprender el liderazgo. Con una visión bien calculada, a la cual la persona se ha entregado por completo, dicha persona ha dado el primer paso hacia el liderazgo. Sin un compromiso a la visión, la persona no puede convertirse en un dirigente, sino que será una imitación pretendiendo ser lo que le gustaría ser en realidad.
COMPRENDER LO QUE ES UNA VISION
Una visión es una imagen muy clara de lo que el dirigente espera que haga o sea su grupo. Una visión puede ser de salud donde hay enfermedad, como sucedió con el doctor Albert Schweitzer en el Africa; de conocimiento donde existe la ignorancia, cosa que motivó a Gilbert Tennent a fundar lo que es actualmente la Universidad de Princeton; de libertad donde hay opresión o de amor donde existe el odio. De esa imagen nítida, entonces, el dirigente planea de qué modo esa visión puede hacerse realidad.
En el año 1929, cuando John Sung regresó a su China nativa después de haber recibido su doctorado en fflosofia de la Universi-' dad Ohio State, su padre, que era maestro y predicador, le dijo: "Muy bien, John, ahora con tu educación, puedes obtener un importante puesto como maestro y dar una educación a tus seis hermanos." Los hijos chinos obedecen siempre las órdenes directas de sus padres. Fue, por lo tanto, extraño que John dijese a su padre que no podía ocupar el cargo de maestro porque Dios le había llamado a evangelizar la China y el sureste de Asia. John tenía una visión del pueblo chino convirtiéndose en seguidores de Jesucristo y sentía que no disponía más que de quince años para cumplir con esa misión.
Durante los próximos quince años, John Sung llevó a cabo el trabajo de una docena de hombres. Y de hecho, falleció al final de esos quince años, en 1944. John Sung fue un hombre entregado por completo al cumplimiento de su visión. Eso explica su trabajo infatigable por llevarla a cabo. El Asia y el Pacífico Sur son diferentes en nuestros días gracias al ministerio que llevó a cabo John Sung. Todo ello comenzó con una visión convertida en una misión y realizada por unas metas bien definidas.
Mahatma Gandhi tuvo una visión de una India libre e independiente en un momento en que el país estaba siendo gobernado por los británicos. Henry Ford tuvo una visión de cada familia americana siendo dueña de su propio coche en un momento en que la mayoría de las personas se sentían asustadas por la nueva invención. Williairn Wilberforce tuvo una visión de la abolición de la esclavitud precisamente en un tiempo durante el cual los esclavos eran un comercio muy lucrativo para los británicos.
Daniel K. Ludwig tuvo una visión de una región, en el corazón de las selvas del Brasil, que habría de convertirse en independiente gracias a su propia industria, en un tiempo en que no existía allí la industria, ni la electricidad, y no había ciudades de ninguna clase en cientos de kilómetros a la redonda. Mahatma Gandhi, Henry Ford, Willíam Wilberforce y Daniel Ludwig se entregaron de Heno a la imagen clara que tuvieron, viendo por adelantado lo que llegaría a ser o a hacer su grupo como resultado de la especial influencia que cada uno de ellos ejercería.
La visión del dirigente es diferente de la del científico que trabaja a solas. El éxito solitario del científico beneficia a otros, pero no requiere la participación directa de otras personas. Sin embargo, el dirigente trabaja por medio de otras personas.
No basta con tener una visión, es preciso que exista una entrega y el deseo de poner por obra esa visión. Eso es lo que se Dama una misión. Al mismo tiempo es necesario que se sigan unos pasos determinados para hacer posible la realización de la misión. Esos pasos se llaman metas.
Las metas diseñan el programa para llevar a cabo la misión y de ese modo es posible cumplir con la visión. Un dirigente tendrá una visión y una misión, pero muchas metas.
Dios me bendijo dándome la visión para mi vida, que es la evangelización del mundo, cuando yo no tenía más que diez años. Vi con toda claridad a gente que vivía en libertad y en paz, bajo el señorío de Jesucristo, cuando esa gente había vivido con anterioridad esclava de su pecado y de su odio. Me entregué de Heno al deseo de llevar a cabo esa visión y tenía una misión que cumplir.
El poder llevar a cabo esa misión de por vida requería un programa compuesto de muchas metas, incluyendo el poder encontrar y mantener unos edificios en Singapur en los cuales pudiésemos tener el Instituto Haggai (metas físicas), leer tres libros por semana a fin de estar al corriente de las diversas culturas del mundo (metas mentales), entablar amistad con personas que pudiesen compartir una visión y mi visión (metas sociales), y conseguir los medios económicos para llevar adelante la obra del Señor por medio del Instituto (metas financieras).