Entender quién debe captar la visión
Tanto el dirigente como sus seguidores deben captar la visión.
El liderazgo comienza con una visión por parte del líder, pero a fin de que los seguidores confíen en la dirección del líder, también ellos deben comprender la visión. Por lo tanto, la mayor responsabilidad del líder es comunicar de manera efectiva su visión al grupo.
Debe exponer con toda claridad la definición y las dimensiones de la visión a sus seguidores.
La comprensión que tenga el dirigente de la visión empieza con una idea clara no solamente de su propia visión, sino de su potencial bajo la dirección de Dios. Debe saber que Dios le creó para ser alguien, y entonces debe cumplir la visión que Dios le ha dado
- El apóstol Pablo dijo:
"No que lo haya alcanzado ya, rú que ya sea
Perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús" (Fil. 3:12). Pablo era plenamente consciente de sus imperfecciones; pero, a pesar de ello, seguía adelante para llevar a cabo su misión, porque sabía que "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4:13).
Peter Daniels de Adelaide, Australia, ayuda a las personas a realizarse plenamente bajo la dirección de Dios. El mismo ha demostrado el potencial que posee toda persona. Cuando se convirtió en seguidor de Jesucristo, a la edad de veintiséis años, no sabía ni leer ni escribir. Era un hombre profano, estaba en la bancarrota y era beligerante. Había ido de un hogar destrozado a otro. Dios le salvó y Peter captó una visión de sus posibilidades y sigue creciendo con una consistencia inquebrantable.
En la actualidad Peter Daniels es un hombre rico, culto, de influencia y es uno de los más destacados oradores de Australia. Ha dedicado su riqueza a la expansión del reino de Dios.
Ha utilizado su influencia en su servicio, por medio de cuatro juntas internacionales. Peter Daniels hace cuatro preguntas a aquellas personas que desean encontrar el significado a sus vidas:
¿Qué edad es la que usted ha establecido como meta para alcanzar su pleno potencial de modo que Dios pueda llevar su vida al máximo?
Dígame en cincuenta páginas o más cuál es su pleno potencial en todos los aspectos de su vida. (Daniels requiere por 10 menos cincuenta páginas. De lo contrario, cualquiera podría escribir unas cuantas palabras, dice Daniels, que resultaban "frívolas". El obligar a las personas a escribir por lo menos cincuenta páginas les lleva a considerar la sinceridad de su empresa.)
Aceptando su potencial como de un ciento por ciento, ¿cuál es el porcentaje que calcula usted haber alcanzado actualmente?
Aceptando la diferencia que existe entre los dos tantos, ¿qué plan ha tramado usted para salvar la diferencia y cuándo llevará a cabo ese plan?
El responder a estas cuatro preguntas nada más podría llevar casi todo un día, pero cuando la persona contesta totalmente y con sinceridad, emerge una imagen clara de la situación. Las cuatro preguntas que hace Peter Daniels tienen el propósito de desarrollar lo que yo llamo "la insatisfacción ínspiradora".. Estas preguntas sirven para sacar a la luz la diferencia entre dónde podría estar usted, si estuviese viviendo con todo su potencial, y dónde se encuentra en la actualidad y lo que debe usted hacer a fin de alcanzar su pleno potencial. Sin que exista la insatisfacción aspiradora, la persona haría las paces con el estatu quo, no viendo necesidad de un cambio, no captando la visión de un crecimiento y, por ello, no podría dar un paso en fe. La insatisfacción inspiradora es un paso esencial para captar la visión.
La insatisfacción inspiradora es diferente de esa otra insatisfacción malhumorada, meditabundo y cínica que nos obliga a encerrarnos en nuestro propio caparazón o, por otro lado, criticar de manera agresiva las supuestas razones que causan su insatisfacción. La insatisfacción inspiradora es la que lleva a la persona a conseguir grandes cosas. La insatisfacción desalentada paraliza la acción, corroe el espíritu y destroza la vida.
Echemos un vistazo de nuevo al caso de Nehemías. La insatisfacción inspirada precedió a su visión y a su liderazgo. La muralla de Jerusalén estaba rota, las puertas se habían quemado y los viajeros hablaban acerca de la aflicción y del reproche del pueblo de Dios.
Nehemías se sentó y se echó a llorar, hizo ayuno y oró. Confesó sus propios pecados y el pecado de su pueblo. Repasó las promesas que Dios había hecho y pidió al rey que le permitiese ausentarse y le concediese cartas de referencia, en preparación para su regreso a Jerusalén con el propósito de edificar de nuevo la muralla.
Durante tres noches Nehemías estuvo andando alrededor de las ruinas de Jerusalén, observando en silencio. Un estudio de la obra de reconstrucción de Nehemías provee la biografía ideal de un dirigente con una visión que ve la necesidad, se entrega de lleno a su misión y la lleva a cabo, avanzando de modo que pueda alcanzar su máximo rendimiento.
El dirigente debe comprender lo que significa su potencial, viendo con claridad la visión que tiene para su grupo. Entonces los seguidores deben captar la visión que Dios le ha dado a su líder en lo que se refiere a algún proyecto grandioso. Nehemías no reconstruyó la muralla de Jerusalén él solo, sino que otros también lograron captar esa visión.
En una visión que le había sido dada por Dios, el apóstol Pedro se enteró de que el evangelio era tanto para los gentiles como para los judíos. Bajo el liderazgo del Espíritu Santo, tuvo que "comunicar" esa visión a sus colegas.
Dwight L. Moody tuvo una visión de edificar un Instituto Bíblico que enseñase a laicos para que fuesen efectivos en la evangelización. Era un concepto totalmente nuevo. Dios le dio a Moody, el evangelista que antes había sido hombre de negocios, la visión. Entonces él tuvo que encender la llama de manera que otros pudiesen captar la visión y entregarse de lleno a la misión.
Dios le dio al doctor Han Kyung Chik una visión de una iglesia en Seúl, Corea, al final de la Segunda Guerra Mundial. Al principio solamente otras veintisiete personas, todas ellas refugiadas, compartieron su visión. Actualmente, la iglesia tiene 60.000 miembros, habiendo sido edificada no por una sola persona, sino por muchos seguidores que captaron la visión que tuvo el doctor Han.
Una visión genera la dirección, el orden y la devoción. Es algo que vence la falta de propósito, el caos y el desenfreno. El liderazgo capta la voluntad de Dios, mostrándola con claridad al grupo y entonces le motiva para que actúe conforme a su voluntad. La más grande visión del dirigente es la que participa de la voluntad de Dios para la evangelización mundial y explica al grupo cómo se la puede llevar a cabo.
Comprender qué hacer con la visión
Ahora puede usted comprender lo que es una visión, de dónde procede y por qué la visión es importante para el dirigente y, además, quién debe captar la visión. ¿Qué se hace con una visión? La respuesta evidente es: la persona debe entregarse de lleno y actuar conforme a la visión (esa entrega se llama una misión) y luego diseñar un programa de metas para realizar la misión y de ese modo, llevar a cabo la visión.
Ese compromiso incluye una determinación a vencer las dificultades y eliminar los obstáculos.
Un líder deshonra a Dios cuando profesa una visión y cuando surgen las dificultades y los enemigos atacan, se queja: "Puede que Dios no quiera esto o de lo contrario, no nos enfrentaríamos con tantas dificultades." Por el contrario el dirigente se entrega de lleno a su visión.
La importancia de ese compromiso que ha contraído se ve de modo más dramático cuando la visión parece menos lógica. En 1929, Wffl H. Houghton, pastor del Tabernáculo Bautista de Atlanta, Georgia, con un total de 4.000 miembros, estaba visitando Europa con su esposa y su suegra.
A medio camino del itinerario planeado, Houghton sintió la obligación de volver a los Estados Unidos de inmediato. No sabía por qué, pero lo que sí sabía era que Dios le estaba dirigiendo para que regresase.
Dejó que su esposa y su suegra concluyesen el viaje, mientras tomaba un barco rápido a Nueva York. Llegó el miércoles a tiempo para asistir al servicio de oración, en el templo de la Iglesia Bautista Calvario, que se encuentra justo enfrente del famoso Carnegie Hall, mundialmente conocido.
El pastor, John Roach Straton, acababa de ponerse muy enfermo, y le pidieron a Houghton que ocupase el púlpito temporalmente.
Regresó a la Iglesia Bautista Calvario en enero de 1930, predicando en una ciudad que con frecuencia había recibido el nombre del "cementerio de los predicadores". Straton falleció en octubre de 1930 Y Houghton aceptó la invitación de pastorear la iglesia y fue uno de los pocos predicadores que tuvo éxito en la ciudad de Nueva York.