Los medios de comunicación, son: La Televisión en todas sus manifestaciones, La Radio, El Periódico, La Internet, Las carteleras y Billboards, Los Libros, Los impresos y todo aquel espacio visual o auditivo que comunique algún mensaje y que se pueda controlar.
Los medios existen desde que el mundo es mundo, y han evolucionado hasta tenerlos en la palma de la mano.
Los medios son la herramienta más eficaz de comunicación. En segundos puede un mensaje llegar a millones en todo el mundo. El poder de los medios se magnifica de tal forma, que su influencia hace que países completos queden en bancarrota, caigan presidentes, nos demos cuenta de guerras y atrocidades, o bien; nos enternezcamos con aquel famoso beso que le dio la Madre Teresa de Calcuta a un huérfano de Etiopia.
Se preguntará si los cristianos hacemos uso correcto de los medios de comunicación para cumplir el mandato de Jesús de: “Id, y haced discípulos a todas las naciones…” La respuesta es: “Si, en parte”. ¿Por qué? Porque usamos una herramienta poderosísima, que sirve para atacar al mundo completo con el mensaje de Dios; y solo la usamos, para rascarle la espalda.
¿Por qué la gente común no ve ni escucha los medios cristianos?
Una pregunta que se hacen cientos de personas que se dedican a los medios de comunicación electrónicos y escritos. La respuesta no es sencilla, ya que hay muchos parámetros que medir en este escabroso asunto.
Hace unos 10 años me invitaron a formar parte de las negociaciones del establecimiento de un “canal cristiano”. Este se transmitiría por DirecTV, la cadena de televisión por satélite más grande del mundo. La negociación era simple: “Necesitamos tener un medio totalmente cristiano para la difusión de la Palabra 24 horas los 365 días del año y que no hubiera censura por parte de ningún externo a la iglesia”.
Las negociaciones no prosperaron, debido a que los interesados en pagar los derechos de transmisión, querían ser protagónicos. ¿Por qué deberíamos darles espacio a otros para este medio que nos está costando? Suena lógico, pero no es el propósito de un canal de TV.
En un viaje que hice, coincidí en el avión con el vise-presidente de la citada compañía de satélite para México; ambos viajábamos a la misma ciudad y debíamos trasbordar en la Ciudad de México a otro avión. En la escala, de poco más de 2 horas, pudimos tomarnos un café y platicar informalmente del tema.
“Tu gente – me dijo el ejecutivo de forma amable – no entiende que un canal de TV es una señal que llega indistintamente a cualquiera que tenga el sistema de recepción.” Le dije: En concreto, ¿a que te refieres? “Si, observé en la reunión de Monterrey, a un grupo de ancianos, bien intencionados, tratando de ocupar sus últimos alientos de vanagloria en esta vida, pensando que serían más populares y famosos por salir en TV.
¿Qué no es más rentable para ustedes adquirir tiempos indistintos en diversos canales, si su propósito es verdaderamente difundir el mensaje de Dios?” El ejecutivo, no tenía ningún interés de raspar los huesos, solo se cuestionaba sobre una sub-cultura que no entendía; a su comentario agregó otra ingenua pregunta: “¿En verdad tienen experiencia para llenar 24 horas de aire con información entretenida e interesante, si grandes cadenas como Univision, BBC, Televisa, Fox, ESPN, Discovery Chanel entre otras, con mucho esfuerzo pueden soportar el 60% de su programación en el aire, repitiendo sus mejores programas durante el 40% del tiempo restante?”
Sus preguntas me dejaron helado… era obvio que el hombre no entendía porque queríamos despilfarrar grandes cantidades de dinero sin un sustento de rentabilidad ni económico ni productivo; es decir: Que no da dinero ni cumple el objetivo de comunicar el evangelio.
No quise desaprovechar la oportunidad de tener frente a mí, a semejantes zapatos llenos de conocimiento y experiencia en medios, así que me armé de valor y le hice una tímida preguntita: ¿Qué harías tú?
Así que; le paso al costo, la respuesta del hombre satélite de televisión:
1. Establecería cual es mi función: ¿Quiero comunicar a los que ya son cristianos o a los que no?
2. Si es la primera, ¿Cuáles son los temas que necesita mi gente y como pienso atraerlos para que me prefieran a mi, en ves de las telenovelas, películas, deportes, barra de comedia, documentales y musicales de otros canales?
3. Si es la segunda, ¿Qué hace interesante su tema, para que yo, prefiriera escuchar a un hombre o mujer de otra religión, en ves de mi partido de fútbol favorito?
4. ¿Qué hace rentable al canal además de los donativos que pudiera recibir? y ¿Por qué debería pagarles publicidad?
Si un ejecutivo que piensa en negocios, metalizado y frío, tiene esa percepción tan clara de lo que debe de ser un canal de TV cristiano, ¿Por qué nosotros que ostentamos la guía de Dios en nuestras vidas no se nos ocurre semejante razonamiento?
Bueno, es porque esos parámetros son “lógicos y objetivos” y nosotros, los cristianos, pensamos de forma “emotiva y subjetiva”. Y si me pregunta ¿Por qué no permanecen los programas de cristianos en los Medios? Le responderé que además de ser emotivos y subjetivos, le agregamos a la lista “idealistas, indisciplinados y soberbios”.