Cuando mi cuñado Jim tenía 18 años le dieron el diagnóstico de que estaba con un tumor maligno en el cerebro, y que le quedaba apenas pocos meses de vida.
Pero Dios tenía otros planes. Siguiendo el tratamiento, Jim tuvo una vida plena por 22 años más. En el verano pasado, el tumor volvió inesperadamente y luego que supo que el tratamiento médico no iba a salvarlo. Nuevamente dijeron que le restaba pocos meses de vida. En esa vez acertaron.
En el servicio religioso en su memoria, el ministro religioso dijo que hablaría sobre como establecer una relación con Dios, porque era lo que Jim deseaba. Enseguida, fue dada a los presentes la oportunidad de hablar sobre Jim. Uno por uno, todos compartieron breves historias sobre él. Como si fueran colores surgiendo en una pintura, un retrato comenzó a surgir.
Había historias sobre viajes misioneros que Jim hizo, algunas que yo habría evitado, como hablar sobre Dios con personas en la playa durante las vacaciones escolares y durante el Mardi Gras (una especie de carnaval) en Nueva Orleáns. Había recuerdos sobre la interrupción de viajes terrestres para esperar que Jim terminase de hablar sobre Dios con extraños, de los cuales se tornó amigo.
Algunas semanas antes de fallecer, Jim rompió en lágrimas por causa de tres amigos por quien él oraba y que iban a entregar sus vidas a Jesús. Un comentario simple, más profundo, resumió todo: “Jim era un hermano para cualquier persona que necesitase de uno, y un amigo para cualquiera que desease uno.”
Cuando le dijeron a Jim que le quedaban pocos meses de vida, él no hizo ningún ajuste significativo en su estilo de vida. Si le restasen apenas dos meses de vida, ¿usted los pasaría de la misma manera en que vive ahora? ¿La próxima semana sería igual a la anterior, si tuviese apenas un puñado de semanas para vivir?
La vida cotidiana de Jim estaba sintonizada en la frecuencia de prioridades que definían su vida, por eso, había poco para mudar. Su conducta exterior a lo largo de la vida reflejaba sus valores interiores. Inclusive al recordar su pasado, los recuerdos que Jim dejó continúan apuntando para su futuro.
Esto me llevó a preguntar: “¿Qué prioridades y valores definen mi vida?”. Frecuentemente mi respuesta se basa en mis intenciones, en vez de mis acciones, aquello que mis valores deberían ser. Las acciones son el verdadero indicador. Que bueno que todos podemos remodelar las características que definen nuestras vidas si es que estamos dispuestos a hacerlo.
Yo amo la historia de Alfred Nóbel relatada por Randy Alcorn, en su libro “The Treasure Principle” (El Principio Valioso): “Nóbel dejó caer el periódico y colocó la cabeza entre las manos. Era 1888. Nóbel era un químico sueco que hizo fortuna al inventar y produciendo dinamita. Su hermano Ludwing había muerto en Francia y al dolor de Alfred se sumaba consternación.
¡El obituario que acababa de leer en un periódico francés no era de su hermano, sino de él propio! Un editor había confundido a los dos hermanos. El titular decía: “El Mercader de la muerte falleció.” El obituario de Alfred Nóbel describía a un hombre que se convirtió en rico ayudando a las personas a matarse unas a otras.
Abalado por esa descripción, Nóbel decidió usar su riqueza para mudar su legado. Cuando murió ocho años más tarde, dejó más de US$ 9 millones en fondos para premiar a las personas cuyo trabajo beneficiase a la humanidad. Esa recompensa fue conocida como ‘Premio Nóbel”.
Alfred Nóbel tuvo una rara oportunidad: mirar para la evaluación final de su vida y tener la oportunidad de mudarla. Antes que su vida terminase, Nóbel se aseguró que había invertido su riqueza en algo de valor duradero.
Cada uno de nosotros escoge, a propósito o pasivamente, como invertir su tiempo en recursos. El sabio invierte su vida cuidadosamente, usando la moneda corriente de esta vida para alcanzar riquezas que durarán para siempre. Como escribió el poeta: “Apenas una vida, que en breve habrá pasado: apenas lo que fue hecho para Cristo permanecerá.”
--------------------------------------------------------------------------------
Texto de autoria de Mark Biller, editor ejecutivo del boletin de planeamiento financiero y Web-site "Sound Mind Investing". Para conocer más a respecto, accee el sitio www.soundmindinvesting.com. Traducción de Alicia Gonzales Lemos.
--------------------------------------------------------------------------------
© MANÁ DEL LUNES es una edición semanal de CBMC INTERNATIONAL, una organización evangélica sin objetivos de ganancia, ni filiación denominacional, fundada en 1930, con el propósito de presentar Jesucristo como Señor y Salvador en la comunidad de negocios e profesional.