Años atrás fui sondado para ser el editor administrativo de una revista altamente calificada y que ya había publicado mis artículos. Me sentí elogiado por la posibilidad de asumir un papel de liderazgo dentro de la editora, pero cuando evalué la situación, fue claro que, sobre varios aspectos, podría no ser la mejor posición para mí.
Respetuosamente rehusé el cargo. Analizando en retrospectiva, aquella fue una decisión sabia, porque un año después, la revista dejó de circular por falta de capital.
Existen otras ocasiones en que las oportunidades necesitan ser consideradas sobre el prisma de nuestra limitación de tiempo y recursos personales. No que la oportunidad sea errada o mala; ella simplemente puede requerir mas energía de lo que podemos disponer, o impedirnos actuar con relación a otras oportunidades mas adecuadas.
El inspirado escritor, Oswald Chambers, en su libro. “My Utmost for His Highest”, escribe “El mayor enemigo de una vida de fe en Dios no es el pecado, sino las decisiones que no son suficientemente buenas. Lo bueno es enemigo de lo mejor”
Si esta afirmación fuera correcta, ¿como podríamos distinguir las buenas oportunidades que surgen en nuestro camino, de las que son las mejores? Porque alguna cosa es buena para una persona, teniendo por base sus intereses, habilidades y dones, ¿debería ser lo mejor para otra?
Por ejemplo, asumir una función de liderazgo en una organización voluntaria, puede ser lo ideal para un individuo, mientras que el mismo papel puede causar grande frustración en otro con igual habilidad, mas cuyo interés está enfocado en otra cosa.
Al abordar cualquier área de incertidumbre en la vida, incluyendo oportunidades atrayentes, es indispensable aplicar cuidadoso discernimiento. Consideremos lo que el libro de Proverbios, en la Biblia, dice sobre el discernimiento:
. Piense cuidadosamente en las oportunidades antes de actuar. Cuando una nueva situación parece atrayente, especialmente con relación a aquella con la cual estamos involucrados en ese momento, es muy fácil responder impulsivamente, sin pensar en todas las posibles ramificaciones.
El mejor momento para corregir una mala decisión es antes de tomarla. “La ciencia del prudente está en entender su camino; Mas la indiscreción de los necios es engaño”. “El simple todo lo cree; Mas el avisado mira bien sus pasos.” (Proverbios 14:15)
. Considere las oportunidades racionalmente, no dejando su ego interferir. “¡Usted seria la persona perfecta para este trabajo!” ¿Alguien ya le dijo esto? Es un elogio oír tales cosas, pero nadie lo conoce, mejor que usted mismo.
A veces las personas ofrecen este tipo de estímulo a fin de persuadir, sabiendo que el trabajo necesita ser realizado y usted parece ser el único disponible para hacerlo. No se deje influenciar por palabras que inflen su ego. “El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.” (Proverbios 15:14).
. La mejor oportunidad es aquella en que la gente ya está involucrada. Muchos de nosotros apreciamos la variedad, y en cualquier trabajo habrá momentos en que él nos parecerá rutinario. En estas ocasiones podemos comenzar a pensar en hacer algo nuevo, diferente.
Pero, si no es cuidadosamente evaluada, un cambio drástico puede ser desastroso. “En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.” (Proverbios 17:24).
Cuando la oportunidad llama, usted debe abrir la puerta. Pero esto no significa ¡que usted necesita invitarlo a entrar!