Un alto directivo de una empresa, caminaba por el patio de estacionamiento junto con el Jefe de Producción. Al dirigirse a su auto, el Jefe de Producción vio a su alrededor y exclamó: “Creo que hay falta de principios en la empresa. ¡Mira cuanta basura y latas en el estacionamiento!”.
El directivo respondió: “Tony, acabas de confirmar mi buen juicio al promoverte a una posición de liderazgo”. “Gracias Tomás, pero... ¿por qué?”, preguntó Tony.
“Cualquier otro hubiera culpado al área de mantenimiento; pero en vez de eso, captaste el mensaje que indica la basura. El problema no es del área de mantenimiento, el problema es la actitud de los que tiraron la basura que hay en el lugar”.
La creencia popular dice que quien usa una bata blanca probablemente es un médico; y si usara uniforme azul, bien podría ser un oficial de seguridad. También es cierto que para ser líder se debe tener aspecto de líder; sin embargo, es mucho más probable desarrollarse como líder, si se piensa y actúa como tal.
A un hombre que trabajaba en una organización de servicio voluntario, alguien en alguna ocasión le comentó: “Tu siempre actúas como si fueras el presidente de la organización”. La respuesta de este hombre fue: “Todos deberíamos actuar como si fuéramos el presidente”.
Cuando la gente entiende la importancia de pensar como líder y actúa como tal, los resultados son extraordinarios. Esto fue lo que sucedió con Nehemías, uno de los líderes más notables de la Escritura.
Nehemías ocupaba una posición importante en el imperio persa, y esto debió haber sido a causa de su actitud como líder.
Pero Nehemías no tan solo tenía la actitud, también tenía capacidades. Era un gran orador, un motivador, de gran organización y con gran capacidad para resolver problemas; pero sobre todo, era un hombre de oración y de gran confianza en Dios.
Por más de 100 años las murallas de Jerusalén habían estado destruidas; y durante más de un siglos, decenas de miles de personas las vieron en esa situación; sin embargo, ninguno tuvo la actitud de líder que permitiera llevar a cabo la reconstrucción de estas.
Cuando Hanani su hermano le informó a Nehemías del estado de las murallas, aunque él estaba a más de mil kilómetros de Jerusalén, pudo ver en su mente el problema; pero también, vio la solución; a pesar de que nunca había estado en esta ciudad.
Es claro que Nehemías era un líder inspirador; y sus métodos fueron espectaculares en la vida de su nación. Esto lo logró con una gran motivación hacia la gente, un aspecto importante en el trabajo de cualquier líder; y con ello, reforzó la fe del pueblo de Israel; logrando que su enfoque cambiara, pasando de un estado de conformismo y pasividad, a un espíritu de total determinación.
Por más de 100 años la gente había visto la reconstrucción de las murallas como un trabajo imposible, pero cuando Nehemías tomó la tarea en sus manos, lo imposible lo convirtió en algo fácilmente posible, debido a su coraje y decisión; características de todo líder, y que él logró reproducir en el pueblo.
Pero algo importantísimo fue, que él recurrió siempre al apoyo de Dios. En su libro encontramos frases como: “... concede ahora buen éxito a tu siervo..” (1:11); “…el Dios de los cielos, El nos prosperará”. (2:20); “... Nuestro Dios peleará por nosotros”. (4:20); “...Porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (8:10); y muchas más.
La prueba para cualquier líder no es solo mover a la gente; por encima de eso, está el logro del objetivo. Lo que miles y miles de personas del pueblo de Israel no pudieron hacer en casi 120 años, Nehemías lo hizo ¡en tan solo 52 días!.
A diferencia de mucha gente que no sabe a donde va, el líder efectivo tiene una visión; pero además, tienen la determinación para llevarla a cabo, y esto es lo que lo hace capaz de mover grandes grupos de gente, así como todos los recursos necesarios de forma exitosa.
Nehemías tuvo tres características básicas. Pensaba como líder, actuaba como líder y había desarrollado las capacidades que un líder efectivo requiere. Un cristiano que no trabaja en el desarrollo de su vida interior, sería como el individuo que está en estado coma, para el cual, la vida pasa desapercibida; o viéndolo desde otra perspectiva, es como si estuviera arrestado por sí mismo, en su propia vida.
Pregúntate: Cómo líder, ¿sabes claramente donde estarás en los próximos dos, tres o cinco años?. Si no lo sabes, es tiempo de que empieces a hacer algo, para que tu liderazgo sea productivo para la obra del Señor.