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Para los amantes de la lectura bíblica, José es una de esas personas que despierta una profunda y gran admiración. Su historia no es un relato más. De los cincuenta capítulos que posee el libro de Génesis, la vida de José abarca once, una quinta parte del libro está concentrada en el relato de su vida.
¿Quién era José? Él fue uno de los patriarcas de Israel, hijo undécimo de Jacob y su primero con Raquel, mujer a la que él amaba entrañablemente. Vivió asta los diecisiete años dedicado a pastorear las ovejas de su padre José trabajaba, compartía tiempo con su familia, comía, de vez en cuando reñía con sus hermanos, ya que era el preferido de su padre al ser el hijo de su amada Raquel, y habiéndole nacido en su vejez.
Hasta aquí podemos pensar que José era un hombre semejante a los demás, sin embargo:
JOSE ERA UN HOMBRE DIFERENTE…ERA UN HOMBRE CON SUEÑOS
Algunas personas lo llamaban <
En su juventud, cuando era adolescente, Dios lo visitó y le entregó un sueño: Dios lo levantaría a un nivel de autoridad y reconocimiento por sobre los hombres y aun por encima de sus propios hermanos, motivo por el cual ellos comenzaron a enojarse y envidiarle. La situación la se hizo tan tensa que sus propios hermanos primero desearon matarlo, pero luego decidieron perdonarle la vida y venderlo como esclavo a unos mercaderes madianitas.
Cuando lo hacen, le arrancan a José una túnica que su padre le había regalado y la manchan con sangre, para mentirle a Jacob diciéndole que un animal le había dado muerte.
Allí comienza para José una serie de situaciones muy difíciles que él debe de enfrentar y superar.
Dios le entregó un gran sueño, pero el mismo no se cumplió inmediatamente, José aprendió a esperar. En ese lapso de tiempo su vida fue sacudida con golpes muy duros; pero a pesar de su difícil realidad, se sobrepuso a su desgracia.
JOSE SUPERO LA ADVERSIDAD CREYENDO EN LOS SUEÑOS DE DIOS
No se permitió dudar de la promesa de Dios ni tampoco dejó que su corazón abrigara sentimientos de rencor y odio frente a la injusticia a la cual fue sometido. Usted puede leer en la Biblia cada uno de los detalles de las situaciones a las que fue expuesto, pero déjeme señalarle que de ser el alegre soñador y el mimado de su padre pasó a ser el olvidado por todos, un desconocido y desarraigado. Degradaron no solo sus sueños, sino su dignidad, pasó a ser un esclavo.
Pero a José, la visión y el sueño de Dios le otorgaron la energía y la fuerza suficiente para sobreponerse a los problemas y circunstancias adversas. La fuerza de la visión es la que permite llegar a la meta a pesar de los problemas que se interpongan en el camino.
La visión abre camino donde no lo hay.
¿Ha tenido el impacto y la explosión de adrenalina que se desata en el cuerpo cuando se es impactado por un sueño? Si no lo ha experimentado, no sabe lo que se pierde, y permítame recordarle una vez más: Dios soñó con usted. No es uno más entre tantos otros, no es un duplicado ni un clon, es creación de Dios, es su original, y Dios tiene un propósito mucho más alto para su vida, El quiere llevarlo a un lugar más alto.
Henry Thoreau lo expresó de la siguiente forma: << Los hombres han nacido para triunfar, no para fracasar>> ¿Por qué vivir aplastado por los problemas cuando Dios lo creó para ponerlo por encima de ellos? ¡Vamos, levante sus ojos de las circunstancias y fíjelos en el sueño!
TODO PUEDE CAMBIAR, PERO EL SUEÑO QUE DIOS TUVO CON USTED, NUNCA DEJA DE SER
¿Fue visitado por grandes sueños? ¿Qué sucedió con ellos? ¿Están latentes, creciendo y desarrollándose? ¿O están bien olvidados y enterrados?
Si un día tuvo un sueño y hoy ya no lo posee, seguramente lo que sucedió es que su sueño murió ahogado en la gran cantidad de problemas que se presentaron.
José tuvo un sueño y se apropió de él, creyó firmemente en el sueño de Dios, no renunció ni lo entregó en medio de la adversidad. A pesar de lo duro de su realidad se atrevió a conservar su visión y supo esperar pacientemente el momento de su cumplimiento. La experiencia que José tuvo con sus sueños fue tan fuerte que a pesar de todos los cambios operados a su alrededor, los sueños permanecieron intactos en su interior.
En cada prueba el sueño se tornaba más real en su corazón. Debemos saber que todo puede modificarse pero lo que Dios le prometió nunca cambiará. ¡Adelante, no importa cuánto tiempo trascurrió desde el día que Dios le dio su sueño, todavía puede alcanzarlo!
DIOS NUNCA ABANDONA A SUS SOÑADORES
Desde el día que José tuvo su sueño hasta verlo hecho realidad no solo pasaron muchos años, sino que también se sucedieron numerosos acontecimientos.
El sueño despertó la envidia de sus hermanos y estos resolvieron venderlo como esclavo. Fue sirviente en la casa de Potifar, gobernador de Egipto. Allí la esposa de Potifar se enamoró de él y comenzó a seducirlo. Viendo que José no respondió a su pedido lo acuso de abuso frente a su esposo. Inmediatamente fue arrojado a la cárcel.
Acto seguido, la Biblia destaca una verdad fundamental: Dios estaba con José. La justicia parecía haberlo abandonado, su familia incluyendo también a su padre que nunca lo buscó, pero Dios nunca lo dejó. << ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de comparecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti>> (Isaías 49:15). Es que Dios nunca abandona a sus soñadores.
Luego de esto la vida de José dio un vuelco, mientras estaba en la cárcel interpretó dos sueños, ya que poseía el don de interpretación de sueños. Este antecedente le valió para luego descifrar un sueño de Faraón. En gratitud, y por la sabiduría demostrada en la explicación del sueño, José fue sacado de la cárcel para ser convertido en el gobernador de Egipto. ¡Qué increíble!
Esta historia es apasionante, pero pensemos por un momento, ¿Dónde comenzó todo? <
Algunas personas piensan que el que sueña se está buscando dificultades, pero en realidad es el que deja de soñar el que está en graves problemas.
La vida sin sueño a veces parece ser más segura y cómoda. La vida del soñador parece estar envuelta en dificultades, en tempestades que hay que atravesar, sin embargo, la vida es algo más que sentarse a observar cómo van pasando los años sin ningún desafío por delante, algo que nos invite a jugarnos el todo por el todo.
Si se atreve a soñar puede ser que esto implique el comienzo de algunas agitaciones y probablemente deba enfrentar algunos riesgos, pero si no lo hace tenga la seguridad de que podrá el sabor, el condimento de la existencia. La vida no marcha por no correr riesgos, sino por lanzarse a la aventura de conquistar su propio destino. Dios lo creó con un propósito.