
RECUPERANDO LA ESPERANZA PERDIDA
No podemos inspirar esperanza en otras personas si no la tenemos nosotros mismos. Por ello, debemos recuperarla para, luego, hacerla brillar en los demás:
1. No podemos negar el dolor que vivimos, pero tampoco podemos dejarnos dominar por él. Debemos tomar el tiempo necesario para llorar, pero no podemos dejarnos consumir por el dolor que sentimos. Hay tiempo para llorar, pero también tiempo para levantarse, tiempo para pensar y tiempo para actuar. Es la esperanza la que nos conduce a la serenidad y la perseverancia necesarias para remontar la adversidad.
2. En lugar de pensar en el sufrimiento que estamos atravesando, pensemos en las cosas constructivas para encontrar una salida a la situación que enfrentamos. El dolor no tiene que convertirse en el centro de nuestro pensamiento, tenemos que encontrar los pensamientos correctos que nos permitan disuadir el sentimiento de aflicción y encontrar ideas que nos conduzcan a la salida de lo que estamos viviendo.
Tenemos que ser capaces de analizar las diferentes alternativas que tenemos para levantarnos de nuevo. Recuerde que el dolor que se experimenta en los momentos difíciles forma el carácter y desarrolla la creatividad.
3. No podemos gastar tiempo hablando a todos sobre los dolores que estamos enfrentando y comportarnos como víctimas. No inspiremos lástima porque no resuelve lo que estamos viviendo. Mejor busquemos consejo para enriquecer nuestro criterio, alguien que nos escuche y con quien llorar, alguien confiable y capaz de hacernos ver opciones. Busquemos levantar el ánimo y elevar el nivel de esperanza.
4. Hay cosas que nadie puede hacer por nosotros en medio de la adversidad: es nuestra responsabilidad levantarnos nuevamente. Por esta razón, no podemos responsabilizar a nadie por lo que estamos experimentando.
5. La vida nos ha demostrado que siempre, detrás de la noche oscura, sale el sol radiante y, aunque haya nubes, ahí está el sol, presto para alumbrarnos y calentarnos. Luego de la tormenta, viene la calma. Y es precisamente la esperanza la que nos hace soñar despiertos en un mejor amanecer.
6. Los seres humanos solemos ver más lo malo que lo bueno, pero la esperanza produce dicha, alegría y nos hace ver que el fracaso y la adversidad son menos que los momentos de gloria que experimentamos al levantarnos de nuevo.
7. La esperanza se fundamenta en la confianza plena en Dios y la desesperanza, en la ignorancia que distorsiona la realidad.
8. Si con nuestra actitud ayudamos a las personas a tener esperanza, habremos cumplido nuestra misión en la tierra.