El Salmo uno es un poema que establece un contraste entre el camino del justo y el camino del impío. Describe las bendiciones que vienen al seguir el camino de la justicia y la ley de Dios, y advierte sobre las consecuencias de apartarse de ella.
Este salmo sirve como una invitación a la reflexión sobre nuestras elecciones y prioridades en la vida, y nos anima a buscar la voluntad de Dios en todo lo que hacemos.
Oremos:
Dios misericordioso y justo,
Te damos gracias por el Salmo 1, que nos guía y nos instruye en tu camino de justicia y verdad. En este Salmo, vemos la bendición que viene al meditar en tu ley día y noche, como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo y cuya hoja no se marchita. Señor, ayúdanos a ser como ese árbol, arraigados firmemente en tu Palabra y nutridos por tu Espíritu Santo.
Permite, oh Dios, que nuestras vidas reflejen tu bondad y tu justicia en todo lo que hacemos. Que nuestras acciones y nuestras decisiones estén en línea con tus mandamientos, para que podamos experimentar la plenitud de tu bendición y tu favor.
Ayúdanos a apartarnos del consejo de los impíos y a no seguir el camino de los pecadores, sino a deleitarnos en tu ley y meditar en ella día y noche.
Señor, en un mundo lleno de distracciones y tentaciones, danos la fuerza y la sabiduría para mantenernos fieles a ti. Que podamos encontrar gozo y satisfacción en tu presencia, y que nuestra vida sea un testimonio vivo de tu amor y tu gracia para aquellos que nos rodean.
Que nuestro caminar sea firme y constante, guiado por tu Espíritu Santo, para que podamos glorificarte en todo lo que hacemos.
Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo amado, Jesucristo, Amén.
