¿Qué es Prosperidad?
Curso favorable de las cosas; buena suerte o éxito feliz en las empresas o en los acontecimientos.
¿Qué dice la Biblia sobre Prosperidad?
Versículos Bíblicos sobre Prosperidad
Varón próspero, Génesis 39.2.
Provisión y bendición de Dios, Deuteronomio 8.7-20.
Fortunas restauradas, Deuteronomio 30.1-3.
Impíos prósperos, Job 21.7.
No más prosperidad, Job 24.24.
Recompensa por obedecer, Job 36.11.
Mayor prosperidad, Job 42.12.
Necias evaluaciones, Salmo 30.6-7.
Valles se cubren de grano, Salmo 65.13.
Prisioneros encuentran prosperidad, Salmo 68.6.
Manos prósperas, Salmo 90.17.
Robo a pobres, Proverbios 22.16.
Idólatras prósperos, Isaías 2.7-8.
Tierra que fluye leche y miel, Jeremías 11.5.
Prosperidad de los impíos, Jeremías 12.1-3.
Prosperidad nacional, Ezequiel 16.13-14.
Árbol de prosperidad, Ezequiel 17.22-24.
Prosperidad rural, Ezequiel 36.11.
Prosperidad ligada a la conducta, Daniel 4.27; Oseas 13.15.
Frágil prosperidad, Oseas 13.15.
Prosperidad perdida y devuelta, Joel 3.1.
Ofrenda según prosperidad personal, 1 Corintios 16.2.
Prosperidad espiritual, 2 Pedro 1.2.
Salud, riqueza y vitalidad espiritual, 3 Juan 2-4.
Más info sobre Prosperidad
Cierta persona relata lo siguiente: El señor X me conoció porque yo iba al templo de la iglesia a la cual él pertenecía, y en una ocasión le pedí un consejo, y me lo dio. Después transcurrieron algunos años sin que tuviera yo la oportunidad de verlo.
Un día ese señor vino a mi casa: nos dimos los saludos de costumbre, y después me preguntó si podría hablarme en lo privado, y le dije que sí. Entramos en un cuarto donde nadie pudiera interrumpirnos. Cuando ya estábamos a solas me dijo: “He sabido que usted está expuesto a un gran peligro.”
Le dije que yo no lo sabía. En seguida agregó: “Así lo pensaba yo; que no lo sabía usted: por esta razón he venido a verlo. Me dicen que usted se está enriqueciendo... ¡Cuidado! ¡Está usted en el camino por el cual el diablo algunas veces conduce a millares de personas a la ruina espiritual y las aleja de Dios para siempre!”
Siguió hablándome sobre este asunto con tanta solemnidad y sinceridad que me impresionó profundamente. Cuando mi buen visitante y consejero se despidió de mí, me quedé pensando en lo que habíamos conversado y decidí que haría yo lo posible para que el aumento de mis riquezas no me alejara de Dios, sino más bien para que éstas me acercaran a él y para que con ellas ayudara yo a extender su reino en la tierra. —Anónimo.
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